Frankenstein y los zombis
A diferencia de Merkel y otros pol¨ªticos europeos de centro-derecha, PP (y Cs) pagan el precio de haber entregado su alma a las encuestas del d¨ªa
De aqu¨ª a los confines de la galaxia no hay lugar con m¨¢s necesidad de pacto pol¨ªtico que Espa?a. Somos la democracia m¨¢s golpeada por el virus y la recesi¨®n. Y la gran pregunta es por qu¨¦ los partidos se pelean cuando m¨¢s imprescindible es que se pongan de acuerdo.
La respuesta convencional es el electoralismo. Los pol¨ªticos, rodeados de un sanedr¨ªn de expertos en mercadotecnia y brujos que desentra?an las tripas de las encuestas, piensan que la confrontaci¨®n da votos. Los m¨¢s sesudos a?aden un virtuoso corolario a ese argumento: si los partidos de gobierno de toda la vida (PSOE y PP) ...
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De aqu¨ª a los confines de la galaxia no hay lugar con m¨¢s necesidad de pacto pol¨ªtico que Espa?a. Somos la democracia m¨¢s golpeada por el virus y la recesi¨®n. Y la gran pregunta es por qu¨¦ los partidos se pelean cuando m¨¢s imprescindible es que se pongan de acuerdo.
La respuesta convencional es el electoralismo. Los pol¨ªticos, rodeados de un sanedr¨ªn de expertos en mercadotecnia y brujos que desentra?an las tripas de las encuestas, piensan que la confrontaci¨®n da votos. Los m¨¢s sesudos a?aden un virtuoso corolario a ese argumento: si los partidos de gobierno de toda la vida (PSOE y PP) pactamos, la oposici¨®n quedar¨¢ en manos de los extremistas. Mirad lo que ha pasado en Francia. Quien se sienta en el banquillo del El¨ªseo es Marine Le Pen. Dinamitemos los puentes entre el centroizquierda y el centroderecha para poder cubrir as¨ª nuestras retaguardias ante el empuje de los radicalismos. Pero ?y si no es verdad?
?Y si entre todos hemos exagerado el peligro de los populismos? Empezando por los polit¨®logos, que tendemos a sobrevalorar los fen¨®menos pol¨ªticos como el meteor¨®logo los atmosf¨¦ricos. Nos fascinan los huracanes pol¨ªticos. Pero, si miramos con calma el mapa de isobaras, vemos que los extremismos, tanto los que vienen de un lado como del otro, llegan a Europa debilitados. Los populismos de izquierdas, impulsados por los vientos bolivarianos latinoamericanos, se han licuado al contacto con el poder. Syriza, Unidas Podemos y las izquierdas nacionalistas perif¨¦ricas se han convertido en formaciones virtualmente socialdem¨®cratas.
Tambi¨¦n tem¨ªamos que, durante la pandemia, los europeos se dejaran seducir por la extrema derecha. Pero los radicales est¨¢n perdiendo apoyos en Italia, Austria, Alemania o Escandinavia. En momentos de zozobra, los europeos buscan refugio en los partidos viejos, no los nuevos.
La excepci¨®n es Vox, que crece en las encuestas y acapara protagonismo con la moci¨®n de censura. Y la raz¨®n no es Abascal, sino Casado. A diferencia de Merkel y otros pol¨ªticos europeos de centroderecha, que recogen ahora los frutos de la inc¨®moda decisi¨®n de acercarse a la izquierda e ignorar a la ultraderecha, el PP (como Ciudadanos) paga el precio de haber entregado su alma a las encuestas del d¨ªa. Y est¨¢n desorientados. Quiz¨¢s el Gobierno es Frankenstein, pero los partidos de la oposici¨®n son zombis. @VictorLapuente