Bolivia: no nos entienden
Los que en realidad no han sabido leer el pa¨ªs son los sectores conservadores que aseguraban durante meses que el 70% de los votantes no quer¨ªa el retorno del MAS
Durante la crisis poselectoral del a?o pasado en Bolivia la senadora electa Silvia Salame, miembro del partido de Carlos Mesa, Comunidad Ciudadana (CC), el 8 de noviembre declar¨®, ante los pedidos de renuncia de Evo Morales, que ¡°no se puede pedir derrocar al presidente" y que ¡°ese tipo de soluciones est¨¢n al margen de la ley¡±. Salame es, adem¨¢s, exmagistrada del Tribunal Constitucional. El 10 de noviembre la c¨²pula militar ¡°sugiri¨®¡± a Morales su renuncia. Sobre este hecho, incluso la excanciller del Gobierno de Mauricio Macri, Susana Malcorra, declar¨®: ¡°En Bolivia hubo un golpe de Estado, no ...
Durante la crisis poselectoral del a?o pasado en Bolivia la senadora electa Silvia Salame, miembro del partido de Carlos Mesa, Comunidad Ciudadana (CC), el 8 de noviembre declar¨®, ante los pedidos de renuncia de Evo Morales, que ¡°no se puede pedir derrocar al presidente" y que ¡°ese tipo de soluciones est¨¢n al margen de la ley¡±. Salame es, adem¨¢s, exmagistrada del Tribunal Constitucional. El 10 de noviembre la c¨²pula militar ¡°sugiri¨®¡± a Morales su renuncia. Sobre este hecho, incluso la excanciller del Gobierno de Mauricio Macri, Susana Malcorra, declar¨®: ¡°En Bolivia hubo un golpe de Estado, no es una cuesti¨®n debatible¡±.
Sin embargo, Carlos Mesa, el l¨ªder c¨ªvico Luis Fernando Camacho y el secretario general de la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, construyeron el relato de que ¡°no hubo golpe, hubo fraude¡±. Procuraron obviar la intervenci¨®n de los militares - aunque Camacho reconoci¨® p¨²blicamente que hab¨ªan pagado a algunos soldados y polic¨ªas ¡°patri¨®ticos¡±- y pusieron el acento en el supuesto fraude en las elecciones de octubre. En ellas el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo poco m¨¢s del 10% de ventaja respecto a CC (el 47,08% de los votos frente al 36,51%). Esta diferencia daba por ganador en primera vuelta a Evo Morales. Para sostener la acusaci¨®n de fraude fue fundamental el ¡°informe¡± de la OEA: unas pocas p¨¢ginas inconsistentes compartidas en un tuit en la madrugada del 10 de noviembre y en lugar de hacerlo, como se hab¨ªa establecido en acuerdo con el Estado, durante la siguiente semana y, por supuesto, no de madrugada.
La consolidaci¨®n del golpe vino acompa?ada de la receta cl¨¢sica: violaci¨®n de los derechos humanos. Durante esos d¨ªas periodistas y organismos de derechos humanos, sobre todo extranjeros, procuraron contar y denunciar lo que ocurr¨ªa. Entonces los sectores conservadores encontraron su consigna: ¡°No nos entienden¡±. Sosten¨ªan que argentinos, mexicanos, espa?oles, etc¨¦tera, no sab¨ªan lo que hab¨ªa sufrido el pa¨ªs durante los ¡°14 a?os de dictadura de Morales¡±. No pocos de los pol¨ªticos que dec¨ªan esto hab¨ªan tenido una relaci¨®n cordial cuando no estrecha con el MAS en distintos a?os. Pasaron las semanas y los meses y la lista de los que no les entend¨ªan crec¨ªa: la Comisi¨®n Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH); la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet; Jos¨¦ Miguel Vivanco, de Human Rights Watch; el Relator de la ONU sobre independencia de magistrados y abogados; The Washington Post; el relator para la libertad de expresi¨®n de la OEA; el senador dem¨®crata y excandidato vicepresidencial de Hillary Clinton Tim Kaine; el ex secretario general de la OEA Jos¨¦ Miguel Insulza, etc.
La lista sigui¨® creciendo hasta que el domingo pasado se abrieron las urnas y fue entonces cuando se vio que los que en realidad no entienden el pa¨ªs son los sectores conservadores que aseguraban durante meses que el 70% de los bolivianos no quer¨ªa el retorno del MAS al poder. El principal candidato de la derecha, nuevamente, Carlos Mesa dedic¨® la mayor parte de su campa?a a dar garant¨ªas de su antimasismo repitiendo que ¨¦l hab¨ªa denunciado ¡°el fraude monumental, gigantesco¡±. Ya es raro que, habiendo pasado un a?o, y como jefe de un partido con delegados en las mesas de votaci¨®n, no haya ni precisado el dato de ese ¡°monumental fraude¡± ni ense?ado las miles de actas fraudulentas que lo prueben.
El MAS, con el binomio de Luis Arce y David Choquehuanca, obtuvo el 55% de los votos y Carlos Mesa y Gustavo Pedraza poco menos del 30%. Podemos decir entonces, con datos y con actas, que la que s¨ª es monumental y gigantesca es la diferencia entre Arce y Mesa. ?Qui¨¦n no entiende a qui¨¦n? Gui¨¢ndonos por los resultados parece que son los opositores al MAS los que tienen una profunda dificultad de entender el pa¨ªs si esto quiere decir representar las aspiraciones de la mayor¨ªa de los bolivianos y no limitarse a un sector, a una regi¨®n o a un momento pol¨ªticamente mal le¨ªdo. Ahora mismo hay una competencia en la distribuci¨®n de las culpas en la derecha nacional. Fall¨® la estrategia de Mesa, conservadora, que no se acerc¨® a sectores populares; o fue culpa de la gesti¨®n gubernamental de Jeanine ??ez que mostr¨® a los bolivianos que el pasado fue mejor; o que Camacho haya mantenido su candidatura, ampliamente respaldada en Santa Cruz, pero d¨¦bil en el resto del pa¨ªs.
Luego de este a?o, la necesidad de recuperar un orden estable que permita poder avanzar y proyectar un futuro razonable para el pa¨ªs es m¨¢s urgente. Arce y Choquehuanca han logrado representar esa esperanza. Arce, en su condici¨®n de exministro de Econom¨ªa, recuerda los a?os de mayor crecimiento y redistribuci¨®n, de oportunidades, adem¨¢s de que en la campa?a se mostr¨® como alguien cercano, lo mismo con casco entre mineros que en una feria comercial popular. Choquehuanca, excanciller y hombre con gran reconocimiento entre los ind¨ªgenas, fue quien expres¨® las reflexiones cr¨ªticas sobre lo hecho estos ¨²ltimos a?os. No hay que llamarse a enga?o: la contundente victoria del MAS no quiere decir simplemente retomar el proceso de cambio. Hay cosas que no se hicieron bien, hay sectores y colectivos que fueron sinti¨¦ndose al margen de las decisiones y sus consecuencias. Es un nuevo momento dentro de un proceso, hay nuevas demandas, nuevas preguntas que no pueden ser respondidas con las mismas f¨®rmulas por mucho que ¨¦stas hayan dado resultado en el pasado. El reto es enorme, este a?o ha dejado exhausto al pa¨ªs. Pero la gran mayor¨ªa ha confiado nuevamente en el MAS. Seguro que gran parte de la gente que no vot¨® por Arce este domingo espera un Gobierno para todos, porque sabe que de la derecha poco bueno queda esperar, al menos por un tiempo, hasta que se entiendan y entiendan mejor al pa¨ªs que aspiran gobernar.
Manuel Canelas es exministro de Comunicaci¨®n de Bolivia