N¨²cleo correcto, flancos dudosos
El proyecto de presupuesto acierta en el car¨¢cter expansivo y social
El Gobierno espa?ol aprob¨® ayer, m¨¢s tarde de lo que hubiese sido deseable, su proyecto de Presupuestos para 2021. El enfoque general del plan es correcto: por su car¨¢cter expansivo, como recomiendan los organismos econ¨®micos internacionales, con el fin de doblegar la recesi¨®n y recuperar el nivel del PIB previo a la pandemia; y por sus rasgos de protecci¨®n social en un tiempo de enorme sufrimiento. El incremento del gasto en partidas como Sanidad, Educaci¨®n, lucha contra el paro o la pobreza infantil tienen una s¨®lida justificaci¨®n, as¨ª como el respaldo a diferentes sectores de la econom¨ªa du...
El Gobierno espa?ol aprob¨® ayer, m¨¢s tarde de lo que hubiese sido deseable, su proyecto de Presupuestos para 2021. El enfoque general del plan es correcto: por su car¨¢cter expansivo, como recomiendan los organismos econ¨®micos internacionales, con el fin de doblegar la recesi¨®n y recuperar el nivel del PIB previo a la pandemia; y por sus rasgos de protecci¨®n social en un tiempo de enorme sufrimiento. El incremento del gasto en partidas como Sanidad, Educaci¨®n, lucha contra el paro o la pobreza infantil tienen una s¨®lida justificaci¨®n, as¨ª como el respaldo a diferentes sectores de la econom¨ªa duramente golpeados.
Pero el plan, del que hoy se presentar¨¢n todos los detalles, tambi¨¦n provoca dudas. Una de relieve es el c¨¢lculo probablemente demasiado optimista de los ingresos con los que cuenta el Ejecutivo. Estos se proyectan sobre un crecimiento del PIB que no parece tener debidamente en cuenta el grave deterioro del panorama vinculado a la crecida de la pandemia. Si antes del recrudecimiento de la segunda ola la estimaci¨®n gubernamental bordeaba lo dif¨ªcil, con el nuevo escenario roza lo improbable. El desfase puede conducir a un d¨¦ficit mayor de lo previsto, y deber¨ªa aconsejar prudencia a la hora de fijar partidas de gasto no solo contrac¨ªclicas, sino recurrentes y persistentes. En este sentido, hay un cap¨ªtulo de gasto que es cuando menos cuestionable: el aumento de un 0,9% de las retribuciones concedido al conjunto de los alrededor de tres millones de funcionarios, una medida que se calcula costar¨¢ aproximadamente 1.500 millones. Dada la muy d¨¦bil inflaci¨®n, la subida derivar¨¢ con toda probabilidad en un mayor poder adquisitivo. Es indudable que partes del sector p¨²blico, con el personal sanitario en primera fila, son merecedores de un mayor reconocimiento. Es menos evidente que todos los funcionarios, que gozan de una estabilidad de empleo y sueldo que la mayor¨ªa no tiene, deban ganar poder adquisitivo ahora.
Por el lado de los ingresos, es positivo que se haya renunciado a subidas de impuestos de peso. Los aumentos que s¨ª propone el Ejecutivo carecen de car¨¢cter recaudatorio rese?able y exhiben un significado m¨¢s bien iconogr¨¢fico. Patrimonio depende sustancialmente de las autonom¨ªas; el aumento a las sociedades cotizadas de inversi¨®n inmobiliaria es dudoso que acabe teniendo un efecto positivo notable; el alza en los segmentos m¨¢s altos de IRPF golpea a pocas personas, no cosechar¨¢ mucho y apenas afectar¨¢ a las grandes fortunas. Ello no excluye que, cuando llegue la recuperaci¨®n, resulte oportuno que Espa?a acometa una reforma razonada y moderada de su sistema fiscal que le permita acercarse en recaudaci¨®n a la media europea.
Entre otros asuntos, cabe reclamar que el control de alquileres anunciado junto con los presupuestos sea abordado con m¨¢xima ponderaci¨®n por los da?os colaterales que puede acarrear. En este y otros aspectos, es deseable que la negociaci¨®n con otros partidos mejore los aspectos menos acertados del plan. Pero es perentorio que ello ocurra en tiempos razonables. Espa?a necesita un cuadro presupuestario adecuado a su nueva situaci¨®n para aprovechar al m¨¢ximo los fondos de la UE.