La ciencia no se negocia, la pol¨ªtica s¨ª
Sea cual sea la naturaleza de la propuesta de proponer un estado de alarma de seis meses, deben extremarse los controles y los procedimientos de rendici¨®n de cuentas
Cuenta el profesor Pedro Arrojo que hace unos a?os, en el Consejo de la Cuenca del Ebro, debatiendo el Plan Hidrol¨®gico de Cuenca, a uno de los asistentes se le ocurri¨® someter a votaci¨®n la existencia del cambio clim¨¢tico. Ni cortos ni perezosos, responsables pol¨ªticos de distintas administraciones, agricultores, representantes de empresas hidroel¨¦ctricas y alg¨²n que otro ecologista asombrado, alzaron sus manos para decidir si exist¨ªa el calentamiento global. Hoy este episodio dar¨ªa para una vi?eta de El Roto, pero quiz¨¢ no estemos muy lejos de reproducir el esperpento.
La propuesta de...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Cuenta el profesor Pedro Arrojo que hace unos a?os, en el Consejo de la Cuenca del Ebro, debatiendo el Plan Hidrol¨®gico de Cuenca, a uno de los asistentes se le ocurri¨® someter a votaci¨®n la existencia del cambio clim¨¢tico. Ni cortos ni perezosos, responsables pol¨ªticos de distintas administraciones, agricultores, representantes de empresas hidroel¨¦ctricas y alg¨²n que otro ecologista asombrado, alzaron sus manos para decidir si exist¨ªa el calentamiento global. Hoy este episodio dar¨ªa para una vi?eta de El Roto, pero quiz¨¢ no estemos muy lejos de reproducir el esperpento.
La propuesta del Gobierno de extender el estado de alarma durante un periodo de seis meses no termina de aclarar la naturaleza de la iniciativa, elemento clave para poder valorarla. Si se trata de una decisi¨®n basada en la evidencia cient¨ªfica, la mera idea de negociar y regatear plazos recuerda mucho a esa votaci¨®n sobre la existencia o no del cambio clim¨¢tico. Ahora bien, siendo esa la raz¨®n de ser de la medida, deber¨ªan facilitarse los datos, testimonios y afirmaciones de las personas expertas que lo atestiguan. No vale con decir que se basa en la opini¨®n de los t¨¦cnicos, sino en fundamentarla, acreditarla y comunicarla como tal. Y siempre quedar¨¢ la duda de por qu¨¦ seis meses, y no hasta alcanzar determinados indicadores objetivos que muestren que se ha doblegado la curva de contagios.
Sin embargo, si la decisi¨®n de aprobar para seis meses ¡ªy no para cuatro o para ocho¡ª el estado de alarma viene motivada por la necesidad de evitarse el calvario de las aprobaciones quincenales que se vivi¨® entre mayo y junio, entonces, siendo leg¨ªtima la aspiraci¨®n, como es, tendr¨¢ que estar sometida a la oportuna negociaci¨®n con los grupos parlamentarios. La naturaleza del argumento en que se basa la propuesta es clave para saber si debe negociarse o al contrario, no admite negociaci¨®n alguna.
En cualquier caso, sea cual sea la naturaleza de la propuesta, dada la excepcionalidad de la situaci¨®n, y precisamente por tal excepcionalidad, deben extremarse los controles y los procedimientos de rendici¨®n de cuentas. No basta con la comparecencia del ministro de Sanidad, Salvador Illa, cada quince d¨ªas, que puede abrir nuevamente una senda de peri¨®dicas pol¨¦micas est¨¦riles, sino que se han de incrementar los mecanismos que permitan un control efectivo por parte de las c¨¢maras. Tal como reclaman organismos internacionales y expertos preocupados por la calidad democr¨¢tica, el estado de alarma requiere extremar una supervisi¨®n espec¨ªfica en lo referente a su justificaci¨®n, ejecuci¨®n, resultados, etc¨¦tera.
Quiz¨¢ sea el momento de avanzar en la famosa gobernanza ¡ªlo de ¡°cogobernanza¡± no deja de ser una reiteraci¨®n¡ª, para que, adem¨¢s de con las comunidades aut¨®nomas, se establezcan mecanismos y espacios para compartir informaci¨®n, dar seguimiento y contrastar posiciones con todos los grupos parlamentarios, m¨¢s all¨¢ del m¨¢s limitado trabajo que se pueda hacer en las comisiones. Qui¨¦n sabe si unos simples maitines de portavoces parlamentarios los lunes para empezar la semana no nos hubieran ahorrado m¨¢s de un disgusto. Ahora, adem¨¢s, ser¨ªan una buena ocasi¨®n para testar el en¨¦simo giro al centro de Pablo Casado.