Limpiar la cloaca
En democracia, es imperativo esclarecer las operaciones ileg¨ªtimas del Estado
Las llamadas cloacas del Estado son lugares oscuros, enemigos de la transparencia y donde se gestan operaciones que la ley no permite. En ocasiones, esos trabajos sirven para luchar contra el crimen organizado; otras veces, el objetivo es derrotar con malas artes al adversario pol¨ªtico de quien manda en cada momento, fabricar pruebas falsas contra alguien que incomoda al poder o tratar de hacer desaparecer evidencias que tambi¨¦n le incomodan. Este tipo de actividades son excrecencias que han afectado a muchas democracias. M¨²ltiples pruebas, indicios y evidencias afloradas en los ¨²ltimos a?os a...
Las llamadas cloacas del Estado son lugares oscuros, enemigos de la transparencia y donde se gestan operaciones que la ley no permite. En ocasiones, esos trabajos sirven para luchar contra el crimen organizado; otras veces, el objetivo es derrotar con malas artes al adversario pol¨ªtico de quien manda en cada momento, fabricar pruebas falsas contra alguien que incomoda al poder o tratar de hacer desaparecer evidencias que tambi¨¦n le incomodan. Este tipo de actividades son excrecencias que han afectado a muchas democracias. M¨²ltiples pruebas, indicios y evidencias afloradas en los ¨²ltimos a?os apuntan a que en Espa?a esa degeneraci¨®n ha acumulado un tama?o muy inquietante, y no puede descartarse que la dimensi¨®n real sea mayor de la que se percibe ahora. Ante semejante situaci¨®n, resulta esencial que instituciones y sociedad civil act¨²en con decisi¨®n y precisi¨®n para extirpar ese mal localizado en las tinieblas del Estado de derecho y con gran potencial para erosionar la fe de la ciudadan¨ªa en la democracia.
Durante los ¨²ltimos a?os, los oscuros y probablemente ilegales manejos del comisario Jos¨¦ Manuel Villarejo, grabados por ¨¦l mismo para blindarse en el futuro o para extorsionar a otros, han permitido conocer algunos detalles del funcionamiento de esos sectores descarrilados del Estado. Los elementos disponibles apuntan, entre otras cosas, a una c¨²pula policial que en su momento estuvo dispuesta a espiar al extesorero del Partido Popular para robarle documentos supuestamente peligrosos para la supervivencia del Gobierno sin que el juez que investigaba el caso lo hubiera autorizado o conocido, algo inaceptable. La sumisi¨®n de la actividad policial a intereses pol¨ªticos ileg¨ªtimos es una amenaza existencial para un sistema democr¨¢tico. En paralelo, mientras han ido aflorando los detalles de esta clase de actuaciones policiales, uno de los dos fiscales encargados de desarticular esta trama corrupta y corrosiva ha sido apartado por confluencias de intereses dif¨ªciles de conjugar.
El caso Kitchen, que mantiene imputado al exministro del Interior Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz por el espionaje ilegal al extesorero del Partido Popular, es solo un ejemplo del turbio funcionamiento del Ministerio del Interior en los ¨²ltimos a?os. Bajo el mandato del Partido Popular se han producido en ese departamento tan sensible numerosas operaciones supuestamente ilegales. Esas acciones policiales, que producen honda inquietud, se han conocido en Espa?a gracias al funcionamiento de la Administraci¨®n de Justicia. En un juzgado de la Audiencia Nacional se investigan decenas de piezas vinculadas a la actividad policial y empresarial de Villarejo, que han arrojado la luz sobre estas cloacas del Estado. Eso es lo que cabe esperar en una democracia. Reconforta que as¨ª sea. La acci¨®n debe seguir adelante con la m¨¢xima intensidad en todos los frentes.
Otro ¨¢mbito para avanzar en la lucha contra pr¨¢cticas tan inquietantes es, naturalmente, el parlamentario. En los pr¨®ximos d¨ªas, se va a constituir una comisi¨®n de investigaci¨®n para investigar el caso Kitchen, que se aprob¨® con una amplia mayor¨ªa ¡ªcon el s¨ª de Ciudadanos y la abstenci¨®n de Vox¡ª. Es otra oportunidad para arrojar luz sobre los hechos y restablecer la confianza de la ciudadan¨ªa en las instituciones. La eficaz actuaci¨®n de los contrapoderes es la esencia misma de la democracia.