Ahora le toca a Boris
Descabalgado de su montura populista el principal s¨¢trapa anglosaj¨®n, le toca ahora el turno a su c¨®mplice menor, el primer ministro brit¨¢nico
Descabalgado de su montura populista el principal s¨¢trapa anglosaj¨®n, le toca ahora el turno a su c¨®mplice menor, Boris Johnson. Aunque su esterilizaci¨®n pol¨ªtica seguir¨¢ modo y tempo distintos, pues su mandato apenas carece de un pr¨®ximo horizonte electoral.
La elecci¨®n presidencial norteamericana ha revelado las debilidades que aquejan a las fortalezas nacional-populistas.
As¨ª, el apoyo de los trabajadores de las zonas en declive industrial resulta ef¨ªmero si los resultados de las agresivas pol¨ªticas proteccionistas, antichinas o antieuropeas, no cosechan ¡ªno pueden¡ª ¨¦xitos. Lo...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Descabalgado de su montura populista el principal s¨¢trapa anglosaj¨®n, le toca ahora el turno a su c¨®mplice menor, Boris Johnson. Aunque su esterilizaci¨®n pol¨ªtica seguir¨¢ modo y tempo distintos, pues su mandato apenas carece de un pr¨®ximo horizonte electoral.
La elecci¨®n presidencial norteamericana ha revelado las debilidades que aquejan a las fortalezas nacional-populistas.
As¨ª, el apoyo de los trabajadores de las zonas en declive industrial resulta ef¨ªmero si los resultados de las agresivas pol¨ªticas proteccionistas, antichinas o antieuropeas, no cosechan ¡ªno pueden¡ª ¨¦xitos. Lo que ha valido para el cintur¨®n del ¨®xido de EE UU valdr¨¢ para el norte de Inglaterra, con el a?adido de otras tensiones territoriales, en Escocia o Irlanda del Norte.
As¨ª, el enfrentamiento contra instituciones y pa¨ªses amigos (sean M¨¦xico y Canad¨¢, y/o la UE), genera r¨¦ditos de corto plazo, (por la maldad de que el ¨¢rbitro o el vecino es el enemigo), pero su car¨¢cter divisivo y ag¨®nico acaba saturando a la clientela.
As¨ª, la mezcla de autarqu¨ªa arancelaria, nacionalismo extremo (America first o recuperemos la soberan¨ªa) y unilateralismo rampante (contra la OMC, OMS, o la OCDE si prefigura una tasa Google; o contra la supranacional Uni¨®n Europea) se revelan recetas de un pasado casi siempre menos pr¨®spero.
A estas tendencias de fondo que Boris deber¨ªa leer bien, se le a?aden nefastas coincidencias con su padrino Donald Trump, como el desd¨¦n seminegacionista a la pandemia del coronavirus.
Pero sobre todo, el pr¨®ximo mandato de Joe Biden destruye la infantil ficci¨®n de una f¨¢cil alianza comercial con EE UU ¡ªbasada en la declinante y et¨¦rea special relationship con la excolonia¡ª, sobre la que el l¨ªder tory construy¨® su enso?aci¨®n de una alternativa viable a la pertenencia brit¨¢nica, durante cuatro decenios, al mercado interior europeo.
El exjefe de Biden, Barack Obama, ya advirti¨® en 2016 que si ultimaba su secesi¨®n de la UE, el Reino (a¨²n) Unido deber¨ªa ponerse ¡°a la cola¡± de quienes pretenden negociar un tratado comercial con Washington. Y el propio Biden ha rechazado que Londres rompa su compromiso del Acuerdo de Retirada mediante la nueva Ley de Mercado Interior que atenta contra la europe¨ªsima Rep¨²blica de Irlanda. Atenci¨®n. Biden es cat¨®lico, como John Kennedy. Y como ¨¦l, de ascendencia familiar irlandesa.
Por tanto, un pron¨®stico: Johnson consumar¨¢ el Brexit buscando, al fin, firmar un tratado comercial correcto con la Uni¨®n.