Una tasa Google en la UE
Los Veintisiete deben alcanzar un acuerdo para corregir la inadecuada contribuci¨®n fiscal de las plataformas digitales
Varios socios de la Uni¨®n Europea, entre ellos Espa?a, han establecido (o lo har¨¢n a principios de 2021) nuevas figuras impositivas dise?adas para gravar la actividad de las grandes plataformas digitales. Esas empresas, la mayor¨ªa estadounidenses, salen indemnes fiscalmente de su lucrativa presencia en unos mercados europeos que, en algunos casos, incluso llegan a monopolizar. El empe?o de las haciendas nacionales en poner fin a ese injusto agujero fiscal es encomiable, pero claramente insuficiente, como muestra la decisi¨®n de Francia de retrasar el impuesto por temor a represalias comerciale...
Varios socios de la Uni¨®n Europea, entre ellos Espa?a, han establecido (o lo har¨¢n a principios de 2021) nuevas figuras impositivas dise?adas para gravar la actividad de las grandes plataformas digitales. Esas empresas, la mayor¨ªa estadounidenses, salen indemnes fiscalmente de su lucrativa presencia en unos mercados europeos que, en algunos casos, incluso llegan a monopolizar. El empe?o de las haciendas nacionales en poner fin a ese injusto agujero fiscal es encomiable, pero claramente insuficiente, como muestra la decisi¨®n de Francia de retrasar el impuesto por temor a represalias comerciales de EE UU o la escasa recaudaci¨®n prevista por Espa?a para una tasa que, se supone, grava facturaciones y beneficios multimillonarios.
Bruselas ha planteado como alternativa la posibilidad de pactar una tasa digital a nivel global, en el marco de la reforma de la fiscalidad de las empresas que est¨¢ llevando a cabo la OCDE. Pero tambi¨¦n ese terreno se encuentra minado, por las dificultades para consensuar la reforma en un foro tan amplio y diverso. El bloqueo de Washington ha frenado este a?o la propuesta. Y aunque la victoria de Joe Biden podr¨ªa facilitar la negociaci¨®n, no parece realista un acuerdo entre tantos pa¨ªses.
La UE no puede seguir escud¨¢ndose en la falta de acuerdo internacional para retrasar el establecimiento de un sistema impositivo que garantice la aportaci¨®n equitativa de todas las empresas, incluidas las que ahora operan desde un limbo digital que les permite librarse impunemente de su responsabilidad fiscal. Hoy, el almuerzo despachado desde el restaurante del barrio de una capital europea a una vivienda se factura casi siempre en Pa¨ªses Bajos o Luxemburgo. Los ingresos de publicidad de Google o Facebook en Espa?a se trasvasan a Irlanda. Y, aprovechando los agujeros legales, los beneficios se derivan con imposici¨®n casi cero hacia para¨ªsos fiscales.
Algunos Estados miembros de la UE se resisten a acabar con la impunidad fiscal de las plataformas digitales. Entre los renuentes est¨¢n los que cultivan dentro de la Uni¨®n una baja imposici¨®n rayana en el dumping fiscal, como Irlanda o Luxemburgo. Pero tambi¨¦n los que dicen temer el impacto en la innovaci¨®n digital como Suecia.
Este pulso mantiene bloqueada de manera inaceptable la llamada tasa Google europea, un gravamen del 3% a los operadores digitales que tengan una facturaci¨®n mundial de m¨¢s de 750 millones de euros y unos ingresos en el mercado comunitario superiores a los 50 millones de euros. La tasa ha vuelto a la mesa de negociaci¨®n con motivo del lanzamiento del Fondo Europeo de Recuperaci¨®n contra la pandemia. La UE debe alcanzar un acuerdo en ese sentido, por una cuesti¨®n de equidad, y por su renovada necesidad en un contexto de escalada de la deuda p¨²blica y de pronunciada ca¨ªda de la recaudaci¨®n.