Sin tiempo que perder
Los dem¨®cratas aprovechar¨¢n los apuros de Cuba y Venezuela, causados por sus improductivos modelos y el endurecimiento punitivo de Trump, para ofrecer ¨¢rnica a cambio de transformaciones constatables
Aunque se ahorrar¨¢n la consulta al psiquiatra para desentra?ar los impulsos de la anomal¨ªa presidencial saliente, Venezuela y Cuba atemperan el entusiasmo con la victoria de Joe Biden porque la revisi¨®n de las sanciones impuestas por la Administraci¨®n republicana no ser¨¢ gratis, ni autom¨¢tico el regreso de la isla a la normalizaci¨®n diplom¨¢tica con EE UU. Los dem¨®cratas aprovechar¨¢n los apuros de las dos naciones, causadas por sus improductivos modelos y el endurecimiento punitivo de Donald Trump, para ofrecer ¨¢rnica a cambio de transformaciones constatables, sin la reiteraci¨®n del juego de la...
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Aunque se ahorrar¨¢n la consulta al psiquiatra para desentra?ar los impulsos de la anomal¨ªa presidencial saliente, Venezuela y Cuba atemperan el entusiasmo con la victoria de Joe Biden porque la revisi¨®n de las sanciones impuestas por la Administraci¨®n republicana no ser¨¢ gratis, ni autom¨¢tico el regreso de la isla a la normalizaci¨®n diplom¨¢tica con EE UU. Los dem¨®cratas aprovechar¨¢n los apuros de las dos naciones, causadas por sus improductivos modelos y el endurecimiento punitivo de Donald Trump, para ofrecer ¨¢rnica a cambio de transformaciones constatables, sin la reiteraci¨®n del juego de las simulaciones. La aversi¨®n estadounidense a los dos reg¨ªmenes es bipartidista.
Hace ocho a?os, Ricardo Alarc¨®n, entonces presidente del Parlamento cubano, fue franco cuando me confes¨® su idea de la democracia representativa: una ficci¨®n, porque usted es libre el d¨ªa que vota, y a partir de ah¨ª el representante act¨²a en su nombre y desaparece la libertad. No era el momento de debatir con el exmiembro del bur¨® pol¨ªtico del Partido sobre Rousseau y Locke, las nuevas formas de pensamiento respecto al liberalismo cl¨¢sico, ni sobre las trampas del poder popular y la democracia participativa.
La derrota del abominable hombre de las mentiras introduce la oportunidad de negociar acuerdos sin gratuidades ni soluciones militares, proponiendo a Cuba su acceso a las ayudas de las instituciones financieras del sistema de Naciones Unidas si archiva la utop¨ªa marxista y el colectivismo, abandonado por Deng Xiaoping, en 1978, y por Mija¨ªl Gorbachov, en 1991. A la mayor de la Antillas cabe exig¨ªrsele una multiplicaci¨®n de las libertades econ¨®micas y ciudadanas; al chavismo, elecciones presidenciales anticipadas cre¨ªbles, y a la oposici¨®n, la unidad que la condujo al triunfo en las parlamentarias de 2015.
Salvo que la jefatura bolivariana pretenda sobrevivir comprometiendo deuda y soberan¨ªa con China, Rusia, Ir¨¢n y Turqu¨ªa, tendr¨¢ que asumir la divisi¨®n de poderes y la pulcritud institucional. Las negociaciones concebidas para ganar tiempo caducaron porque tienen prisa. Cuba, que aventaja a Venezuela en materia gris y estructuraci¨®n social, necesita divisas e inversiones para evitar los padecimientos de los a?os noventa, y Caracas, la excarcelaci¨®n de los ingresos petroleros.
Cuba y Venezuela recuperan aliento y expectativas, pero el per¨ªodo de reflexi¨®n endilgado por Trump debiera llevarles al convencimiento de que los dem¨®cratas aprovechar¨¢n el castigo republicano para negociar su progresiva atenuaci¨®n, am¨¦n de que siempre afrontar¨¢n la hostilidad de los poderes f¨¢cticos, en el Pent¨¢gono, el Tesoro, las agencias de espionaje y la alcurnia neoliberal, con vida propia al margen del Ejecutivo y el Congreso.
La conciliaci¨®n con Estados Unidos ata?e tambi¨¦n al Grupo de Lima y a la Uni¨®n Europea, excepto que Venezuela y Cuba prefieran seguir escud¨¢ndose en la ¨¦pica antimperialista para justificar la hiperinflaci¨®n del ajo, arriesg¨¢ndose a que Trump regrese en 2024 y complete la demolici¨®n.