Brines, Cervantes
Alegr¨ªa del Cervantes a Francisco Brines. Con ¨¦l, dos an¨¦cdotas. La propia: estaba en el hall de mi trabajo cuando lo vi como despistado. Fui hacia ¨¦l. Sorprendido de que lo reconociera, me dijo ad¨®nde iba. Lo acompa?¨¦. Me dio las gracias. La ajena, me la contaron, cierta o no. En Oliva, su pueblo, cometi¨® una infracci¨®n de tr¨¢fico. Un polic¨ªa detuvo su auto. Al pedirle la documentaci¨®n, se dio cuenta de que el infractor ten¨ªa el mismo nombre que la calle en la que se encontraba. Lo dej¨® ir.
Jos¨¦ A. Mart¨ªnez. Madrid
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Alegr¨ªa del Cervantes a Francisco Brines. Con ¨¦l, dos an¨¦cdotas. La propia: estaba en el hall de mi trabajo cuando lo vi como despistado. Fui hacia ¨¦l. Sorprendido de que lo reconociera, me dijo ad¨®nde iba. Lo acompa?¨¦. Me dio las gracias. La ajena, me la contaron, cierta o no. En Oliva, su pueblo, cometi¨® una infracci¨®n de tr¨¢fico. Un polic¨ªa detuvo su auto. Al pedirle la documentaci¨®n, se dio cuenta de que el infractor ten¨ªa el mismo nombre que la calle en la que se encontraba. Lo dej¨® ir.
Jos¨¦ A. Mart¨ªnez. Madrid