Anomal¨ªa
Es un disparate, y un disparate genuinamente espa?ol, que el Estado tenga que sufragar a los centros concertados
Son argumentos tan endebles que pueden esgrimirse para sustentar posiciones antag¨®nicas a las de quienes los invocan. Cuando los diputados de la derecha aporrean los esca?os para reclamar libertad, como una clase de adolescentes revoltosos, est¨¢n reivindicando un derecho que nunca ha estado sujeto a discusi¨®n. Por supuesto que los padres tienen derecho a elegir el colegio de sus hijos. Tambi¨¦n tienen el derecho, y la obligaci¨®n, de pagarlo de su bolsillo si deciden matricularlos en un centro privado. Es discutible que los hijos sean propiedad de sus padres, pero el Estado no se la disputa de n...
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Son argumentos tan endebles que pueden esgrimirse para sustentar posiciones antag¨®nicas a las de quienes los invocan. Cuando los diputados de la derecha aporrean los esca?os para reclamar libertad, como una clase de adolescentes revoltosos, est¨¢n reivindicando un derecho que nunca ha estado sujeto a discusi¨®n. Por supuesto que los padres tienen derecho a elegir el colegio de sus hijos. Tambi¨¦n tienen el derecho, y la obligaci¨®n, de pagarlo de su bolsillo si deciden matricularlos en un centro privado. Es discutible que los hijos sean propiedad de sus padres, pero el Estado no se la disputa de ninguna manera. Quienes piensan que sus hijos son s¨®lo suyos, con m¨¢s raz¨®n deber¨ªan asumir los costes derivados de su educaci¨®n cuando rechazan el modelo de escuela p¨²blica de coeducaci¨®n, universal y gratuita. No deber¨ªa escandalizar a nadie, puesto que es el mismo patr¨®n que se aplica a la sanidad o a las pensiones, donde no se discute que lo privado se paga. Es un disparate, y un disparate genuinamente espa?ol, que el Estado tenga que sufragar a los centros concertados, que a su vez cobran una cuota a los padres, pese a que sus conciertos establecen que la educaci¨®n es gratuita. Llama la atenci¨®n que en un pa¨ªs donde se mira tanto a Europa para todo, desde el precio de las mascarillas hasta los tribunales de la UE, no se mire jam¨¢s a los modelos educativos de pa¨ªses como Alemania o Francia, donde los colegios privados son una extravagancia reservada a ciertos, ni siquiera todos, elitistas plut¨®cratas. La Lomloe, v¨ªctima desde su nacimiento de una feroz campa?a de intoxicaci¨®n informativa, pretende poner fin a una anomal¨ªa originada, como casi todas, en 40 a?os de dictadura franquista. Merecer¨ªa una suerte mejor.