Desescalada lenta
La pandemia baja en Espa?a, pero no debe precipitarse el fin de las restricciones
Los datos de evoluci¨®n de la pandemia en Espa?a son alentadores. Las restricciones impuestas a la movilidad y a las interacciones sociales est¨¢n dando frutos. Se han reducido los nuevos contagios y la tasa de reproducci¨®n del virus ha retrocedido. Aunque estas referencias no se traducen todav¨ªa en una ca¨ªda significativa de las hospitalizaciones y los ingresos en las UCI, es de prever que en las pr¨®ximas semanas estos indicadores mejoren sustancialmente. Las cifras invitan, pues, a un optimismo responsable, lo que quiere decir que podemos avanzar en la reapertura de las actividades, pero mid...
Los datos de evoluci¨®n de la pandemia en Espa?a son alentadores. Las restricciones impuestas a la movilidad y a las interacciones sociales est¨¢n dando frutos. Se han reducido los nuevos contagios y la tasa de reproducci¨®n del virus ha retrocedido. Aunque estas referencias no se traducen todav¨ªa en una ca¨ªda significativa de las hospitalizaciones y los ingresos en las UCI, es de prever que en las pr¨®ximas semanas estos indicadores mejoren sustancialmente. Las cifras invitan, pues, a un optimismo responsable, lo que quiere decir que podemos avanzar en la reapertura de las actividades, pero midiendo muy bien los pasos a dar en la desescalada de esta segunda ola para no repetir los errores de precipitaci¨®n que se cometieron en la primera.
Es comprensible la angustia y el cansancio de quienes ven peligrar sus negocios y esperan ansiosamente poder volver a la plena normalidad. Pero si ahora se comete el error de querer salvar a toda costa la campa?a de Navidad, como en junio se quiso salvar la temporada tur¨ªstica, corremos el riesgo de que el virus rebrote con fuerza y nos aboque a una tercera ola. Las consecuencias podr¨ªan ser a¨²n m¨¢s graves, pues coger¨ªa a la econom¨ªa mucho m¨¢s debilitada por las dos anteriores. Que eso no ocurra depende en gran medida de que las autoridades sanitarias sean capaces de mantener una desescalada pausada y de que la ciudadan¨ªa tome conciencia de la importancia de no bajar la guardia.
El riesgo es todav¨ªa muy alto. Cuatro comunidades aut¨®nomas, adem¨¢s de Ceuta y Melilla, siguen con m¨¢s de 500 casos por 100.000 habitantes en los ¨²ltimos 14 d¨ªas y otras cuatro tienen m¨¢s de 450. Hay que recordar que, seg¨²n el sem¨¢foro de umbrales del Ministerio de Sanidad, tener una tasa superior a 250 casos es uno de los elementos que determinan el riesgo extremo, y solo Baleares y Canarias est¨¢n por debajo de esa cifra. Cerca de ese umbral se hallan la Comunidad Valenciana, Galicia y Madrid ¡ªque protagoniza una notable mejor¨ªa en sus datos, situ¨¢ndose como segunda mejor regi¨®n peninsular tras haber sido la peor hace poco¡ª. La OMS estima que solo por debajo de 50 casos por 100.000 habitantes puede considerarse controlada la situaci¨®n.
Salvar vidas sigue siendo, por tanto, la prioridad. La mejor manera de proteger la econom¨ªa es evitar una tercera ola y ello depende de que se mantengan durante un tiempo ciertas restricciones a la interacci¨®n social, pero tambi¨¦n de la actitud de la ciudadan¨ªa. Se acercan fechas que siempre han sido muy proclives al contacto estrecho con otras personas. Este a?o no podr¨¢ ser como los anteriores. Aunque las restricciones a los encuentros familiares son especialmente penosas en estas fechas, deben mantenerse.
Otra raz¨®n para mantener la alerta es que los sistemas sanitarios est¨¢n sometidos todav¨ªa a una enorme presi¨®n, particularmente la atenci¨®n primaria, que, adem¨¢s de asumir el control de los nuevos contagios y el seguimiento de los contactos, ha tenido que acometer la campa?a de vacunaci¨®n de la gripe. Est¨¢ previsto que sea, adem¨¢s, la encargada de aplicar el plan de vacunaci¨®n contra la covid. Un aumento en las cifras de contagios pondr¨ªa en riesgo su capacidad para afrontar una nueva ola y al mismo tiempo las necesidades vinculadas a una vacunaci¨®n masiva. Hay motivos, pues, para ser optimistas, pero m¨¢s a¨²n para ser prudentes.