¡®Islas jaula¡¯
La resistencia a derivar a la Pen¨ªnsula a los inmigrantes llegados a Canarias complica la crisis
El muelle de Arguinegu¨ªn en la isla de Gran Canaria es ya el s¨ªmbolo de la ¨²ltima crisis de recepci¨®n vivida en las fronteras externas de la Uni¨®n Europea. Los n¨²meros explican una parte: en lo que va de a?o, las islas Canarias han registrado la llegada irregular de m¨¢s de 18.300 personas, m¨¢s de la mitad en los ¨²ltimos dos meses. Tambi¨¦n tiene que ver con la falta de previsi¨®n de las Administraciones y la descoordinaci¨®n y falta de acuerdo patente dentro del Gobierno espa?ol, especialmente entre el Ministerio del Interior y el de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones.
Pero hay una ...
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El muelle de Arguinegu¨ªn en la isla de Gran Canaria es ya el s¨ªmbolo de la ¨²ltima crisis de recepci¨®n vivida en las fronteras externas de la Uni¨®n Europea. Los n¨²meros explican una parte: en lo que va de a?o, las islas Canarias han registrado la llegada irregular de m¨¢s de 18.300 personas, m¨¢s de la mitad en los ¨²ltimos dos meses. Tambi¨¦n tiene que ver con la falta de previsi¨®n de las Administraciones y la descoordinaci¨®n y falta de acuerdo patente dentro del Gobierno espa?ol, especialmente entre el Ministerio del Interior y el de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones.
Pero hay una raz¨®n m¨¢s fundamental si cabe para explicar esta crisis de recepci¨®n: la resistencia a derivar a los reci¨¦n llegados hacia la Pen¨ªnsula. Se estima que solo se han transferido un 10% de los que han llegado este a?o a las islas Canarias, a pesar de que muchos de los recursos de acogida de la Pen¨ªnsula est¨¢n libres. Esa es una diferencia fundamental respecto a la crisis de los cayucos de 2006, cuando las derivaciones (con m¨¢s o menos retraso) s¨ª fueron la norma. Otra diferencia es que ahora todos tenemos en mente los campos de refugiados de las islas griegas. En alusi¨®n a ello, la diputada de Coalici¨®n Canaria Ana Oramas recordaba en el Congreso de los Diputados que las islas no son ¡°una jaula¡±.
Lo cierto es, sin embargo, que el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska insiste en retener ah¨ª a los inmigrantes. Aunque los motivos para emigrar est¨¢n m¨¢s en origen que en destino, argumenta que las derivaciones a la Pen¨ªnsula podr¨ªan tener un efecto llamada sobre los que todav¨ªa est¨¢n por salir. Tambi¨¦n recuerda reiteradamente que la negativa a las derivaciones no es solo suya, sino que forma parte de una pol¨ªtica europea. Aunque no ha habido declaraciones oficiales al respecto, es cierto que el recientemente presentado Pacto Europeo de Migraci¨®n y Asilo propone lo mismo: crear espacios cerrados en frontera para determinar de forma r¨¢pida qui¨¦nes pueden ser sujetos de procesos de protecci¨®n internacional y qui¨¦nes, no si¨¦ndolo, ser¨¢n inmediatamente retornados.
Aqu¨ª est¨¢, de hecho, la gran falacia detr¨¢s de estas pol¨ªticas de contenci¨®n. Aunque la Comisi¨®n Europea y sus Estados miembros llevan tiempo insistiendo en el retorno como pieza clave de su pol¨ªtica migratoria, los datos muestran que no funciona. Tal como recordaba la propia Comisi¨®n Europea, solo un tercio de los que reciben una orden de expulsi¨®n son finalmente retornados. Estos bajos porcentajes tienen que ver, entre otras cosas, con que los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito (incluso cuando existe un acuerdo) no siempre colaboran. Y ahora tienen dos motivos m¨¢s para no hacerlo. Primero, las restricciones a la movilidad impuestas por el contexto de pandemia. Y segundo, tal como hemos visto en Senegal, una poblaci¨®n cada vez m¨¢s indignada que empieza a culpar a las autoridades por su silencio y responsabilidad.
Estas pol¨ªticas de contenci¨®n tienden, adem¨¢s, a crear agujeros negros de derechos fundamentales. A menudo, falla la asistencia jur¨ªdica y el derecho a la protecci¨®n de refugiados y menores. Fallan tambi¨¦n las condiciones de acogida. Basta recordar la situaci¨®n de hacinamiento, insalubridad e inseguridad en algunos de los centros de ¡°acogida¡± en frontera. Cuando las deportaciones se hacen de forma expr¨¦s, suele fallar tambi¨¦n la indispensable intervenci¨®n de los servicios de tutela jur¨ªdica. No es cuesti¨®n de gustos. Se trata de cumplir escrupulosamente la legalidad, pues la alternativa, en un Estado democr¨¢tico, est¨¢ fuera de discusi¨®n.
Finalmente, las pol¨ªticas de contenci¨®n no solo afectan a los inmigrantes, sino tambi¨¦n al conjunto de la poblaci¨®n. La miseria de los que (mal)viven dentro de los campos acaba afectando tambi¨¦n a las vidas de los que viven fuera. Con la sensaci¨®n que el Gobierno y la UE les han dejado solos, estos ¨²ltimos tienden a culpar a los inmigrantes de todos sus males. Es una guerra entre pobres y olvidados. Es un conflicto sin fin, puesto que la soluci¨®n no est¨¢ en manos ni de unos ni de otros. Aunque se d¨¦ en los m¨¢rgenes geogr¨¢ficos, aqu¨ª no hay pol¨ªticas de contenci¨®n que valgan, pues sus efectos (en forma de votos hacia la extrema derecha) llegan tarde o temprano al centro.
Lesbos, Samos, Ceuta y Melilla y, ahora tambi¨¦n, las islas Canarias tienen en com¨²n ser espacios de contenci¨®n en las fronteras externas de la Uni¨®n Europea. M¨¢s all¨¢ de retener a los inmigrantes, en estas islas jaula se cruzan muchas de las crisis que afectan actualmente a Europa: la crisis demogr¨¢fica de una Europa vac¨ªa o vaciada que expulsa a sus j¨®venes; la crisis econ¨®mica de aquellas zonas afectadas por la desindustrializaci¨®n o los procesos de globalizaci¨®n y, a menudo, excesivamente dependientes del monocultivo del turismo; la crisis pol¨ªtica de unos ciudadanos que se sienten desatendidos por sus representantes pol¨ªticos, y finalmente, la crisis migratoria, que siendo la menos grave es al mismo tiempo la m¨¢s visible, con lo que el inmigrante suele convertirse en cabeza de turco de todo lo dem¨¢s. Sin duda, son demasiadas crisis para tan poco espacio.
Blanca Garc¨¦s Mascare?as es investigadora s¨¦nior, CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs).