El esp¨ªritu de la Constituci¨®n
La disposici¨®n al di¨¢logo de entonces es la clave para otra etapa de progreso
A lo largo de los 42 a?os transcurridos desde el refer¨¦ndum que ratific¨® la Constituci¨®n Espa?ola, nuestra Ley Fundamental ha funcionado como el marco de juego pol¨ªtico, el elemento vertebrador de la democracia, y como un eficaz instrumento para ofrecer la mejor protecci¨®n a los ciudadanos, garantizar sus libertades y regular el reparto de poder dentro del sistema democr¨¢tico. Reivindicar hoy el esp¨ªritu de la Constituci¨®n equivale a valorar y rememorar ese espacio de encuentro y disposici¨®n al di¨¢logo que la hizo posible a pesar de las disensiones y la diversidad de puntos de vista. La luz de...
A lo largo de los 42 a?os transcurridos desde el refer¨¦ndum que ratific¨® la Constituci¨®n Espa?ola, nuestra Ley Fundamental ha funcionado como el marco de juego pol¨ªtico, el elemento vertebrador de la democracia, y como un eficaz instrumento para ofrecer la mejor protecci¨®n a los ciudadanos, garantizar sus libertades y regular el reparto de poder dentro del sistema democr¨¢tico. Reivindicar hoy el esp¨ªritu de la Constituci¨®n equivale a valorar y rememorar ese espacio de encuentro y disposici¨®n al di¨¢logo que la hizo posible a pesar de las disensiones y la diversidad de puntos de vista. La luz de ese esp¨ªritu brilla extraordinariamente en un momento como el actual, en el que la pr¨¢ctica pol¨ªtica parece reducirse a la demonizaci¨®n del adversario y los actores construyen su identidad sobre la base de oponentes entendidos como enemigos.
Es una realidad indiscutible que, despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas, la polarizaci¨®n pol¨ªtica y la confrontaci¨®n partidista han provocado un notable retroceso en la capacidad para generar consensos. Por ello se hace necesario recordar el clima previo al a?o 1978 en el que ese horizonte constitucional no solo aspiraba a crear un marco de convivencia, sino a fijar el per¨ªmetro en el que construir un espacio com¨²n delimitado por la geometr¨ªa institucional de un Estado de derecho. En el conflictivo clima actual, la Constituci¨®n es cada vez m¨¢s necesaria. Tambi¨¦n lo es su reforma, pero precisamente la divisi¨®n pol¨ªtica desaconseja buscar su imprescindible mejora con car¨¢cter inmediato. Sin embargo, no hay que sucumbir a las voluntades inmovilistas. La experiencia democr¨¢tica de los ¨²ltimos a?os ha mostrado los peligros de petrificarla.
La Constituci¨®n no est¨¢ grabada en m¨¢rmol; prever su modificaci¨®n significa reivindicarla como instrumento vivo, como algo que puede y debe desarrollarse, entre otras cosas para que todos ¡ªespecialmente las nuevas generaciones¡ª se sientan concernidos y la hagan suya. Aunque una reforma global no sea ahora practicable, s¨ª pueden auspiciarse algunas concretas y parciales, por la v¨ªa de la modificaci¨®n simple, de car¨¢cter parlamentario (que ya se ha utilizado en el pasado), sobre asuntos espec¨ªficos, que preparen el camino para una posterior reforma integral. Esas mejoras pueden atender los cambios sociales y pol¨ªticos producidos durante los ¨²ltimos a?os. Las nuevas realidades afectan al ¨¢rea de los derechos fundamentales, que habr¨ªan de ampliarse, especialmente el relativo al medio ambiente; pero tambi¨¦n el de la vivienda, que aun no pudi¨¦ndose materializar en un derecho absoluto, s¨ª podr¨ªa informar al legislador para dotarlo de mayores garant¨ªas.
Tambi¨¦n merecen una puesta al d¨ªa aquellas partes afectadas por la integraci¨®n europea y la globalizaci¨®n, pues nos conectan con nuevos horizontes digitales y tecnol¨®gicos a los que debemos atender. Del mismo modo, la pandemia ha vuelto a poner a prueba el T¨ªtulo VIII, sobre la organizaci¨®n territorial, evidenciando claras insuficiencias en la colaboraci¨®n entre niveles de gobierno y en la imprescindible solidaridad interterritorial. Su redacci¨®n responde a un proyecto, el Estado de las Autonom¨ªas, que hoy est¨¢ desarrollado y asentado, pero que requiere de una actualizaci¨®n. Un ejemplo es la reforma del Senado para convertirlo en verdadera C¨¢mara territorial. Y es necesario tambi¨¦n un refuerzo institucional que precisa todo el ¨¢rea del poder judicial, especialmente en aquellos aspectos que contribuyan a cimentar su independencia.
El elenco de temas que implican esas reformas sectoriales podr¨ªa pavimentar el camino hacia propuestas de mayor calado. Para ello, y tambi¨¦n para la mejora de la gesti¨®n pol¨ªtica ordinaria, es imprescindible regresar a la disposici¨®n al pacto y a la construcci¨®n que hizo posible la extraordinaria haza?a pol¨ªtica que representa la Constituci¨®n espa?ola de 1978. Hoy, 42 a?os despu¨¦s, su esp¨ªritu, m¨¢s incluso que su letra, es la estrella polar que marca el camino hacia otra etapa de admirable progreso como la que ha disfrutado Espa?a desde su aprobaci¨®n.