Poniendo el contador
Lo que queda claro con la negociaci¨®n presupuestaria es que el Gobierno se ata al bloque de la investidura y queda enterrada, al menos de momento, la transversalidad
Cambio de ritmo. Con la segura aprobaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado (y a la espera de las catalanas) ponemos fin al largo ciclo electoral inaugurado en 2014. La legislatura podr¨¢ aguantar. Aunque nos hemos acostumbrado a los fren¨¦ticos tempos de la pol¨ªtica mediatizada, los partidos tienen ahora la oportunidad de reposicionarse. Despu¨¦s de todo, si la pandemia y sus estragos no han sido suficiente para ver virajes de calado en sus estrategias, quiz¨¢ el no tener a la vista un horizonte electoral pueda ayudarles.
De un lado, el Gobierno de coalici¨®n tiene todos los incentiv...
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Cambio de ritmo. Con la segura aprobaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado (y a la espera de las catalanas) ponemos fin al largo ciclo electoral inaugurado en 2014. La legislatura podr¨¢ aguantar. Aunque nos hemos acostumbrado a los fren¨¦ticos tempos de la pol¨ªtica mediatizada, los partidos tienen ahora la oportunidad de reposicionarse. Despu¨¦s de todo, si la pandemia y sus estragos no han sido suficiente para ver virajes de calado en sus estrategias, quiz¨¢ el no tener a la vista un horizonte electoral pueda ayudarles.
De un lado, el Gobierno de coalici¨®n tiene todos los incentivos para durar. Su fortuna depende en gran medida de que la severidad de la crisis y sus cicatrices no se lo lleve por delante. Por eso la vocaci¨®n de resistencia: a medida que avance la legislatura la econom¨ªa podr¨¢ remontar algo y, aferrado a las inversiones europeas como un clavo ardiendo, el Gobierno podr¨ªa ir a las urnas en mejores condiciones. Ahora bien, habr¨¢ que ver si tener un horizonte de medio plazo minimiza sus roces internos. Que en los gobiernos de coalici¨®n los socios marquen agenda y se distancien es lo propio del periodo electoral; estar toda la legislatura as¨ª corre riesgo de erosionar a ambos. Despu¨¦s de todo, si algo nos ense?¨® el 10-N es que perfectamente pueden perder votos y esca?os los dos partidos del Ejecutivo.
Del otro lado, la oposici¨®n tambi¨¦n puede manejar un calendario de medio plazo. Esto interpela muy especialmente al Partido Popular, la alternativa de gobierno. Sabiendo que la contienda electoral no ser¨¢ inminente, los de Casado tienen la oportunidad para apostar por temas en los que puedan diferenciarse de Vox (como su perfil gestor) e intentar morder en el electorado de Ciudadanos. Adem¨¢s, tambi¨¦n tienen margen para jugar la baraja de partido de Estado llegando a acuerdos puntuales con el Gobierno que, en cuestiones de m¨ªnimos, puedan incomodar a sus aliados parlamentarios. Por su parte, sin elecciones a la vista, Ciudadanos tambi¨¦n dispone de un plazo suficiente para ver si su estrategia de oposici¨®n constructiva le da resultados.
En cualquier caso, lo que queda claro con la negociaci¨®n presupuestaria es que el Gobierno se ata al bloque de la investidura y queda enterrada, al menos de momento, la transversalidad. Este hecho es lo m¨¢s relevante de cuanto se ha discutido en la tramitaci¨®n de las cuentas p¨²blicas; no es s¨®lo que haya legislatura, es que la coalici¨®n ya tiene los socios parlamentarios que necesitaba para sacar adelante sus propuestas en el Congreso. Ya no hay excusas ni urgencias t¨¢cticas; toca contrastar la agenda del Gobierno para ver si, en este contexto de emergencia sanitaria y social, marca la diferencia amortiguando el golpe y sanando las cicatrices.