La Alianza del t¨¦ con leche
Una corriente de libertad une a j¨®venes del sureste asi¨¢tico en la defensa de los derechos civiles frente a las maneras autoritarias de los reg¨ªmenes tailand¨¦s y del Partido Comunista Chino
Una corriente de libertad recorre las calles y redes sociales del sureste asi¨¢tico. Es la llamada Alianza del t¨¦ con leche. Un movimiento transnacional digital que toma el nombre de la bebida idiosincr¨¢tica y une a j¨®venes de Tailandia, Hong Kong y Taiw¨¢n en la defensa de los derechos civiles frente a las maneras autoritarias de los reg¨ªmenes tailand¨¦s y del Partido Comunista Chino. El fen¨®meno se adentra en una de las grandes inc¨®gnitas del debate pol¨ªtico global: ?son los derechos humanos asimilables a los valores asi¨¢ticos? ?Triunfar¨¢n en Asia Oriental o por el contrario prevalecer¨¢n...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Una corriente de libertad recorre las calles y redes sociales del sureste asi¨¢tico. Es la llamada Alianza del t¨¦ con leche. Un movimiento transnacional digital que toma el nombre de la bebida idiosincr¨¢tica y une a j¨®venes de Tailandia, Hong Kong y Taiw¨¢n en la defensa de los derechos civiles frente a las maneras autoritarias de los reg¨ªmenes tailand¨¦s y del Partido Comunista Chino. El fen¨®meno se adentra en una de las grandes inc¨®gnitas del debate pol¨ªtico global: ?son los derechos humanos asimilables a los valores asi¨¢ticos? ?Triunfar¨¢n en Asia Oriental o por el contrario prevalecer¨¢n las tradiciones culturales que priorizan la seguridad y los valores colectivos? Y en un marco m¨¢s amplio: ?qu¨¦ futuro tienen la democracia y la autocracia en esta parte del planeta?
Tailandia atraviesa un periodo turbulento en que se est¨¢n incubando las condiciones de una tormenta revolucionaria perfecta: la irrupci¨®n en la vida pol¨ªtica de una nueva generaci¨®n, j¨®venes con formaci¨®n que rechazan la connivencia sexagenaria entre ej¨¦rcito y monarqu¨ªa; un rey desconectado de la realidad social que se ha instalado en Alemania junto a su cohorte de concubinas; unos internautas que, como explica Joel Selway, utilizan las redes sociales como ¡°barricadas de la Revoluci¨®n Francesa en el siglo XXI¡±. Los manifestantes combinan elementos de la cultura popular y consideraciones propias de las revoluciones soberanistas del siglo XIX. Con el leitmotiv ¡°renunciar, rescribir, reformar¡± como gran arma representada en el saludo a tres dedos alzados, tomado a su vez de la trilog¨ªa llevada al cine de Los juegos del hambre, s¨ªmbolo de la revoluci¨®n silenciosa.
Las movilizaciones han generado un efecto de solidaridad con los internautas de Taiw¨¢n y Hong Kong, que se hacen eco de sus reivindicaciones a trav¨¦s de la Alianza del t¨¦ con leche, con potencial de cocci¨®n en otros territorios: se habla de extenderla por Camboya y Laos; los internautas indios se suman, con su variante del t¨¦ especiado, masala chai, en un gesto de simpat¨ªa hacia Taiw¨¢n. Pek¨ªn se preocupa. Sus c¨¢lculos de inter¨¦s no incluyen un entorno capaz de inocular virus emancipadores.
La noticia parece irrelevante si lo comparamos con las grandes cuestiones del momento. El Hong Kong de ayer ya no existe. Las protestas en Tailandia podr¨ªan acabar en una represi¨®n violenta. Pero tampoco hay que desestimar las transformaciones sociales que se desenvuelven lenta, y a menudo, imperceptiblemente: a menudo acarrean cambios profundos de consecuencias mayores; se est¨¢n activando fuerzas que subrayan un apuntalamiento de los principios democr¨¢ticos. El soft power de la UE en materia de libertades y derechos humanos puede ser un instrumento adecuado para mejorar nuestra relaci¨®n con el sudeste asi¨¢tico y a trav¨¦s de ellos promover nuestros intereses en la regi¨®n.
@evabor3