Desesperaci¨®n de la esperanza
En una situaci¨®n cr¨ªtica como la que el mundo vive, la esperanza no viene de la mano ni de la pol¨ªtica, ni de la econom¨ªa. Viene de la mano de la ciencia. Es indudable que del esfuerzo y empe?o callado de los cient¨ªficos, esperemos, vendr¨¢ la erradicaci¨®n de la pandemia. Sin embargo, cuando esta pesadilla haya pasado la ciencia quedar¨¢ relegada en los reconocimientos y, por consiguiente, en dotaci¨®n presupuestaria. Los cient¨ªficos seguir¨¢n mal pagados y los laboratorios ajenos a las multinacionales tendr¨¢n la apariencia de modestas cocinas. Nos olvidaremos y volver¨¢ la desesperaci¨®n de la espe...
En una situaci¨®n cr¨ªtica como la que el mundo vive, la esperanza no viene de la mano ni de la pol¨ªtica, ni de la econom¨ªa. Viene de la mano de la ciencia. Es indudable que del esfuerzo y empe?o callado de los cient¨ªficos, esperemos, vendr¨¢ la erradicaci¨®n de la pandemia. Sin embargo, cuando esta pesadilla haya pasado la ciencia quedar¨¢ relegada en los reconocimientos y, por consiguiente, en dotaci¨®n presupuestaria. Los cient¨ªficos seguir¨¢n mal pagados y los laboratorios ajenos a las multinacionales tendr¨¢n la apariencia de modestas cocinas. Nos olvidaremos y volver¨¢ la desesperaci¨®n de la esperanza.
Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez. Madrid