La destrucci¨®n del mar es otra pandemia
El principal culpable de la destrucci¨®n acelerada de los peces y otras formas de vida en el mar es el exceso de pesca cr¨®nico y sin control practicado por un sector de la actividad econ¨®mica sistem¨¢ticamente criminal
Mientras la covid se presenta como una amenaza a la humanidad, hay otra pandemia que llevamos ignorando demasiado tiempo. Se trata de la destrucci¨®n acelerada de los peces y otras formas de vida en el mar. A menos que se implementen muy pronto medidas radicales, el pescado y el marisco de calidad se convertir¨¢n en art¨ªculos de lujo que solo los ricos podr¨¢n permitirse. Algunas de las especies de peces cuya existencia la mayor¨ªa de nosotros damos por supuesta desaparecer¨¢n por completo.
La amenaza afecta a todo el planeta. Muchas especies se han convertido de corrientes y baratas en esca...
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Mientras la covid se presenta como una amenaza a la humanidad, hay otra pandemia que llevamos ignorando demasiado tiempo. Se trata de la destrucci¨®n acelerada de los peces y otras formas de vida en el mar. A menos que se implementen muy pronto medidas radicales, el pescado y el marisco de calidad se convertir¨¢n en art¨ªculos de lujo que solo los ricos podr¨¢n permitirse. Algunas de las especies de peces cuya existencia la mayor¨ªa de nosotros damos por supuesta desaparecer¨¢n por completo.
La amenaza afecta a todo el planeta. Muchas especies se han convertido de corrientes y baratas en escasas y caras. En la d¨¦cada de los cuarenta, la cocina japonesa consideraba el at¨²n rojo un producto de ¨ªnfima calidad. Hoy en d¨ªa hay tan poco que su precio es astron¨®mico. En el Atl¨¢ntico norte, actualmente tanto el eglefino como el bacalao est¨¢n clasificados como reservas pesqueras colapsadas, y el salm¨®n salvaje del Atl¨¢ntico se encuentra en v¨ªas de desaparici¨®n. Los ejemplos se podr¨ªan multiplicar. Alrededor del 60% de las principales especies est¨¢n en peligro.
La contaminaci¨®n, el calentamiento global, la acidificaci¨®n de los oc¨¦anos, los cientos de millones de toneladas de pl¨¢stico, incluso el aumento del ruido en el mar y el vertido de productos qu¨ªmicos a trav¨¦s de nuestros r¨ªos tienen cada uno su parte de responsabilidad. Pero el principal culpable es el exceso de pesca cr¨®nico y sin control practicado por una industria ¡°crimog¨¦nica¡±, es decir, por un sector de la actividad econ¨®mica sistem¨¢ticamente criminal.
Los libertarios de la derecha pol¨ªtica sostienen como un dogma que el problema es la ausencia de derechos de propiedad, y afirman que la sobreexplotaci¨®n se produce porque el mar es un ¡°espacio com¨²n de libre acceso¡±. Tal afirmaci¨®n es falsa. Desde que, en 1982, se aprob¨® la Convenci¨®n de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM) ¡ªen algunos casos, desde antes¡ª, cada pa¨ªs es propietario de las aguas marinas hasta 200 millas n¨¢uticas de sus costas en calidad de zona econ¨®mica exclusiva. Muchos han privatizado la pesca en ellas, han establecido ¡°capturas totales permisibles¡± (CTP) de diversas especies de alto valor y han fijado ¡°cuotas¡±, a menudo, permitiendo que estas sean ¡°transferibles¡±, es decir, que se vendan a otras empresas pesqueras.
Ni los Gobiernos ni las industrias pesqueras obedecen sus propias normas. En cumplimiento de la Pol¨ªtica Pesquera Com¨²n de la Uni¨®n Europea, los ministros encargados de los asuntos relacionados con la pesca se re¨²nen anualmente para decidir las CTP. En teor¨ªa, siguen las indicaciones de un comit¨¦ cient¨ªfico que vigila las reservas pesqueras. Sin embargo, una y otra vez, los ministros deciden capturas mayores que las recomendadas.
A escala nacional, la mayor¨ªa de las cuotas se suelen asignar a empresas de gran tama?o que utilizan m¨¦todos de pesca que diezman no solo las especies que les interesan, sino tambi¨¦n muchas otras, denominadas inocentemente ¡°captura accesoria¡±. Millones de peces no deseados son arrojados por la borda muertos o moribundos. Las empresas pesqueras industriales y los grandes barcos est¨¢n autorizados a cambiar a ¡°banderas de conveniencia¡± para eludir la normativa del propio pa¨ªs. Las grandes corporaciones tambi¨¦n infringen sistem¨¢ticamente la normativa de las cuotas.
La situaci¨®n se ve a¨²n m¨¢s agravada por el hecho de que los Gobiernos conceden al sector pesquero enormes subvenciones, sobre todo para combustible, que pagamos nosotros, los contribuyentes. Esta pr¨¢ctica ha abaratado mucho la pesca que rebasa los l¨ªmites aceptables, pero tambi¨¦n ha hecho posible la caracter¨ªstica m¨¢s nefasta de la pesca industrial: la captura a larga distancia con superarrastreros. Por tanto, no solo se saquean las aguas del propio pa¨ªs, sino que se vaga por los oc¨¦anos del planeta para saquear tambi¨¦n las de todos los dem¨¢s. Todo el mundo que tiene que ver con la pesca act¨²a como si hubiese perdido la cabeza.
El Instituto de Desarrollo de Ultramar de Reino Unido, en colaboraci¨®n con Global Fishing Watch, ha utilizado sofisticados medios tecnol¨®gicos para revelar que la flota china de larga distancia era cinco veces mayor de lo que se pensaba. Seg¨²n c¨¢lculos de las organizaciones, en 2020 estaba formada por 16.966 barcos. China y Rusia han tomado el relevo como los principales malhechores que practican de manera habitual la pesca excesiva y la pesca ilegal. Pero el saqueo lo empezaron las flotas pesqueras europeas, y todav¨ªa siguen expoliando.
Cualquiera en Espa?a que ame los peces y la belleza de los oc¨¦anos deber¨ªa mirarse en el espejo con verg¨¹enza por la responsabilidad compartida. Por ejemplo, debido al exceso de pesca en el oc¨¦ano ?ndico, en 2017 las autoridades de la zona exigieron que todas las empresas pesqueras redujeran sus capturas. En 2019, Sud¨¢frica se quej¨® a la Comisi¨®n Europea de que la flota espa?ola hab¨ªa aumentado ilegalmente sus capturas de at¨²n claro. La Comisi¨®n determin¨® que los barcos espa?oles hab¨ªan sacado del mar un 30% m¨¢s de lo permitido.
?Qu¨¦ hay que hacer? Los organismos pesqueros regionales han recibido una financiaci¨®n lamentablemente insuficiente. El Banco Mundial y otras instituciones financieras multilaterales deber¨ªan hablar menos y poner m¨¢s dinero. En Europa, el presupuesto total para la pesca representa tan solo el 0,75%, una miseria para financiar las actividades en el mar de sus pa¨ªses miembros. Lo cual equivale a decir que, en realidad, el asunto no nos importa.
En segundo lugar, los Gobiernos y las organizaciones internacionales tienen que realmente obligar a que se cumpla la ley y las normativas, no fingir que lo hacen. Tercero: las autoridades pesqueras tienen que dejar de pensar que la acuicultura, o la piscicultura, van a cubrir las futuras necesidades de pescado. Cuarto: las prolongadas negociaciones internacionales sobre una convenci¨®n para preservar la biodiversidad en el mar deben concluir con rapidez y sin excusas para nuevos retrasos. Quinto: la Uni¨®n Europea deber¨ªa dar ejemplo ¡ªpor fin¡ª eliminando gradualmente y sin demora las subvenciones para combustible a las empresas pesqueras.
Y sexto: tenemos que dar marcha atr¨¢s al modelo neoliberal del ¡°crecimiento azul¡± que presenta los mares como la nueva frontera econ¨®mica de la globalizaci¨®n, haciendo caso omiso de los intereses y la sabidur¨ªa de los ¡°obreros azules¡±, los artesanos del mar.
Los pa¨ªses ricos han establecido acuerdos con los econ¨®micamente d¨¦biles para permitir que sus empresas de pesca a larga distancia pesquen excesivamente, y luego creen ¡°zonas de protecci¨®n marina¡± a fin de compensar la pesca excesiva, en las que a los pescadores a peque?a escala se les proh¨ªbe faenar. A eso se le llama cinismo.
Esto tiene que acabar. Pero no acabar¨¢ a menos que presionemos a nuestros Gobiernos, y a los organismos multilaterales que se supone que tienen que proteger los intereses de los pa¨ªses m¨¢s pobres, para que cambien su forma de actuar. Por el futuro del Planeta Azul, los Gobiernos tienen que tener el coraje pol¨ªtico de apoyar a los pescadores a peque?a escala en vez de a los gigantes industriales responsables de la destrucci¨®n de las poblaciones marinas. No hay tiempo que perder.
Guy Standing es autor de Plunder of the Commons [El saqueo de los bienes comunes] (Londres, Pelican Books).
Traducci¨®n de News Clips.