Tecnosocialismo con caracter¨ªsticas chinas
El sistema autoritario favorece la innovaci¨®n al tiempo que interviene en las grandes empresas
Washington y Bruselas se est¨¢n poniendo firmes con las grandes tecnol¨®gicas como Google, Amazon y Facebook. China lo est¨¢ haciendo tambi¨¦n, aunque no por los mismos motivos. Pek¨ªn ha multado a dos de sus gigantes, Alibaba y Tencent, por violar las leyes antimonopolio. Est¨¢ velando para que no haya exceso de concentraci¨®n en el mercado. Pero, adem¨¢s, est¨¢ retomando el control despu¨¦s de haberles dado mucho margen. Intenta hacer compat...
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Washington y Bruselas se est¨¢n poniendo firmes con las grandes tecnol¨®gicas como Google, Amazon y Facebook. China lo est¨¢ haciendo tambi¨¦n, aunque no por los mismos motivos. Pek¨ªn ha multado a dos de sus gigantes, Alibaba y Tencent, por violar las leyes antimonopolio. Est¨¢ velando para que no haya exceso de concentraci¨®n en el mercado. Pero, adem¨¢s, est¨¢ retomando el control despu¨¦s de haberles dado mucho margen. Intenta hacer compatible el autoritarismo con la innovaci¨®n. Hasta ahora, los chinos se hab¨ªan centrado en la innovaci¨®n incremental: tomar lo que les interesaba del extranjero, darle su toque y fabricarlo m¨¢s barato. Ahora est¨¢n pas¨¢ndose a la innovaci¨®n disruptiva, crear algo que no existe en otros lugares. Y lo hacen asegurando el control del Gobierno. Es el tecnosocialismo con caracter¨ªsticas chinas.
En los a?os ochenta, Deng Xiaoping inici¨® un experimento que dio en llamarse ¡°socialismo con caracter¨ªsticas chinas¡±. Entre otras cosas, se crearon zonas econ¨®micas especiales. Ecosistemas en los que se probaban cosas y, si funcionaban, se aplicaban en el resto del territorio. De ah¨ª surgieron centros de progreso como Shenzhen: era un pueblo de pescadores y hoy mueve m¨¢s startups que Hong Kong. Como en Shenzhen, hay centenares de experimentos en los que el pa¨ªs lleva invirtiendo 40 a?os. Los Gobiernos locales, que compiten entre s¨ª, se rifan estas iniciativas.
En Occidente relacionamos innovaci¨®n con el desaf¨ªo a lo establecido, con garajes y otros clich¨¦s importados de Silicon Valley. China pretende ir m¨¢s all¨¢: deja crecer a la iniciativa privada con unas reglas mucho m¨¢s laxas que en Occidente, por ejemplo, en privacidad o biotecnolog¨ªa, pero cuando un proyecto choca con el Partido, lo frenan, me contaba Claudio Feijoo, el director para Asia de la Polit¨¦cnica de Madrid. Existe un margen enorme para experimentar. Los investigadores tienen m¨¢s fondos que en otras partes del mundo. El ¨²nico l¨ªmite es que no comprometan los intereses nacionales que fija el Gobierno.
Igual que hace la vista gorda con las apuestas o el porno, el r¨¦gimen chino tolera algunas cr¨ªticas y financia la creatividad. Cualquier Gobierno autoritario bien dise?ado crea espitas para que la gente suelte vapor. Quien sabe aprovechar los m¨¢rgenes, ve que el progreso existe. Permite hacerse rico. Solo hay que tener en cuenta el fin ¨²ltimo: en China se hace patria desde la tecnolog¨ªa. Por eso han surgido subcontratas que suministran censores a los portales de Internet con miles de operarios que van acotando los algoritmos para que no ofrezcan resultados pol¨ªticamente incorrectos. Dec¨ªa la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, que un gran tama?o de las tecnol¨®gicas exige una gran responsabilidad. En el caso chino, adem¨¢s, se requiere lealtad. @anafuentesf