Alivio para Assange
Reino Unido rechaza la extradici¨®n a EE UU; la Administraci¨®n de Biden deber¨ªa cambiar el rumbo acusatorio de los fiscales de Trump
La justicia brit¨¢nica ha denegado en primera instancia la extradici¨®n a Estados Unidos de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, al que Washington acusa de varios delitos contra la seguridad del Estado que le podr¨ªan acarrear penas de hasta 175 a?os de c¨¢rcel. Assange lleva ya una d¨¦cada en su rocambolesca peripecia con la justicia, primero la sueca por un presunto delito de violaci¨®n, luego la brit¨¢nica por saltarse las restricciones de su libertad provisional y finalmente la estadounidense por violaci¨®n de la legislaci¨®n sobre espionaje. La magistrada brit¨¢nica ha rechazado la extradici¨®n...
La justicia brit¨¢nica ha denegado en primera instancia la extradici¨®n a Estados Unidos de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, al que Washington acusa de varios delitos contra la seguridad del Estado que le podr¨ªan acarrear penas de hasta 175 a?os de c¨¢rcel. Assange lleva ya una d¨¦cada en su rocambolesca peripecia con la justicia, primero la sueca por un presunto delito de violaci¨®n, luego la brit¨¢nica por saltarse las restricciones de su libertad provisional y finalmente la estadounidense por violaci¨®n de la legislaci¨®n sobre espionaje. La magistrada brit¨¢nica ha rechazado la extradici¨®n alegando el riesgo de suicidio del preso si fuera trasladado a c¨¢rceles de alta seguridad estadounidenses, pero ha descartado los argumentos de la defensa seg¨²n los que el caso tiene car¨¢cter pol¨ªtico y el juicio en EE UU hubiese sido injusto. Tambi¨¦n ha considerado que las acciones que se le reprochan, si se probaran en los t¨¦rminos descritos por la acusaci¨®n, ser¨ªan delictivas bajo los par¨¢metros del derecho brit¨¢nico. Esto es el coraz¨®n del asunto que tendr¨ªa que juzgarse en EE UU; un caso que se mueve en la frontera entre la protecci¨®n de la seguridad nacional y la libertad de expresi¨®n reconocida por la primera enmienda de la Constituci¨®n.
Assange no es exactamente un periodista, a pesar de que se haya asociado en distintas ocasiones con medios profesionales ¡ªincluido EL PA?S¡ª para difundir sus filtraciones. De hecho, es un aventurero con escaso sentido de la responsabilidad, especialmente con praxis de publicaci¨®n temerarias que han puesto en peligro a fuentes que dialogaban con la diplomacia de EE UU en pa¨ªses con reg¨ªmenes autoritarios feroces. Su asociaci¨®n con Putin, sus intervenciones en el conflicto catal¨¢n o su auxilio a la ofensiva contra Hillary Clinton en el pulso electoral con Donald Trump le han procurado justificadas antipat¨ªas. Pero ninguna de estas actividades tiene que ver con las graves imputaciones por las que Washington pide su extradici¨®n, precisamente con Trump de presidente.
Pese a sus pol¨¦micas conductas en varias circunstancias, resulta sumamente inquietante la voluntad de la Fiscal¨ªa de Trump de encuadrar sus filtraciones bajo acusaciones de espionaje y de atentados a la seguridad del Estado. Al contrario, la denuncia de malas pr¨¢cticas militares en Irak sirvi¨® para mejorar al Ej¨¦rcito de EE UU y su difusi¨®n constituye un buen ejemplo del papel de control de los medios sobre los Gobiernos. La resoluci¨®n conocida ayer puede ser recurrida. Las autoridades estadounidenses han anunciado que lo har¨¢n. Independientemente de cu¨¢l sea la decisi¨®n de segunda instancia de los tribunales brit¨¢nicos, ser¨ªa adecuado por parte de la nueva Administraci¨®n de Biden modificar el rumbo acusatorio y alejarlo de una senda que proyecta una espesa sombra sobre la libertad de ejercer el periodismo en EE UU.