Aguando el vino
Diluir la vacuna no parece una buena idea en las personas mayores
La frase del d¨ªa es ¡°puede ser, pero no hay pruebas¡±. Como los evidentes y extendidos problemas de log¨ªstica y distribuci¨®n est¨¢n retrasando las inyecciones, ?no har¨ªamos mejor en poner una dosis en vez de dos y as¨ª duplicar el n¨²mero de personas vacunadas por unidad de tiempo? Puede ser, pero no hay pruebas, responden los expertos. Vale, entonces, ?por qu¨¦ no retrasamos la segunda dosis durante, no s¨¦, tres meses en vez de las tres semanas prescritas? Puede ser, pero no hay pruebas. Vaya, pues ?por qu¨¦ no diluimos la vacuna para disponer de inmediato del doble de dosis? Puede ser, pero no hay...
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La frase del d¨ªa es ¡°puede ser, pero no hay pruebas¡±. Como los evidentes y extendidos problemas de log¨ªstica y distribuci¨®n est¨¢n retrasando las inyecciones, ?no har¨ªamos mejor en poner una dosis en vez de dos y as¨ª duplicar el n¨²mero de personas vacunadas por unidad de tiempo? Puede ser, pero no hay pruebas, responden los expertos. Vale, entonces, ?por qu¨¦ no retrasamos la segunda dosis durante, no s¨¦, tres meses en vez de las tres semanas prescritas? Puede ser, pero no hay pruebas. Vaya, pues ?por qu¨¦ no diluimos la vacuna para disponer de inmediato del doble de dosis? Puede ser, pero no hay pruebas. Y la respuesta de los expertos ser¨¢ eternamente la misma mientras no haya pruebas. Entretanto, lo que emiten los cient¨ªficos son hip¨®tesis instruidas, que naturalmente no concuerdan entre s¨ª.
Los que tienen que tomar la decisi¨®n son los Gobiernos, como siempre, pero incluso ellos siguen atrapados entre su polo sanitario, partidario de buscar ra¨ªces en la mejor ciencia disponible, y un polo econ¨®mico siempre proclive a poner parches y acelerar las cosas. Los dos tienen argumentos solventes por separado, pero obviamente incompatibles si han de servir para ayudar al jefe a tomar unas medidas abarcadoras y sensatas. Y aqu¨ª ya no vale el ¡°puede ser, pero no hay pruebas¡±. Las decisiones hay que tomarlas sobre un filo incierto que no viene garantizado de f¨¢brica ni avalado por un ensayo cl¨ªnico. Eso debe de ser la soledad del l¨ªder, ?no creen?
En el caso de las vacunas actuales, la tensi¨®n entre seguridad y urgencia plantea una paradoja. Los investigadores y la industria se han sometido a una disciplina rigurosa durante el desarrollo de los ensayos cl¨ªnicos, y gracias a eso sabemos que las vacunas funcionan, y con una eficacia inesperada. De ah¨ª la aprobaci¨®n de los productos por las agencias del medicamento de medio mundo y la inmediata puesta en marcha de las campa?as de vacunaci¨®n. Pero hemos pasado de esa severidad biom¨¦dica al reino de la especulaci¨®n con una facilidad pasmosa, como quien ha comprado un vino gran reserva y lo primero que hace al abrirlo es echarle medio litro de agua.
Hay que plantearse con claridad cu¨¢l es el objetivo de la propuesta aguavinos. ?Se trata de vacunar cuanto antes a la poblaci¨®n vulnerable? Se supone que eliminar o retrasar la segunda dosis, o bien diluir a la mitad ambas dosis, acelerar¨ªa ese proceso, lo que siempre suena bien. Pero la poblaci¨®n vulnerable es justo la menos interesada en recibir vino aguado. La reducci¨®n de la primera dosis de la vacuna de Oxford/AstraZeneca mostr¨® indicios de aumentar la inmunizaci¨®n en un ensayo cl¨ªnico, pero todos los participantes eran menores de 55 a?os. Y las personas mayores tienen un sistema inmune envejecido que suele responder peor tras la primera dosis, y por tanto son las que m¨¢s se suelen beneficiar de la segunda.
Si de verdad queremos proteger a las personas vulnerables, disponemos de herramientas de probada eficacia: confinamientos, pruebas diagn¨®sticas y restricci¨®n de visitas. Estas medidas deber¨¢n mantenerse mientras no est¨¦n todos vacunados, aunque eso tarde algo m¨¢s por defectos de distribuci¨®n e incompetencias de gesti¨®n. Diluir la vacuna es una especie de contabilidad creativa aplicada a la salud.