Higienismo del siglo XXI
Es imposible calcular cu¨¢ntas vidas se han salvado gracias a peque?os cambios en la manera en que vivimos nuestro d¨ªa a d¨ªa, pero seguramente han sido much¨ªsimas
Es imposible calcular cu¨¢ntas vidas se han salvado gracias a peque?os cambios en la manera en que vivimos nuestro d¨ªa a d¨ªa, pero seguramente han sido much¨ªsimas. En los siglos pasados, comprender que el contagio del c¨®lera se produc¨ªa a trav¨¦s de aguas contaminadas convirti¨® el acceso a agua razonablemente limpia en una prioridad; as¨ª como asumir que ciertos pat¨®genos conviven en nuestro cuerpo incentiv¨® la higiene personal, particularmente el lavado de manos con jab¨®n.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, los avances de la higiene se centran en facilitar el acceso a estas herramientas a poblacione...
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Es imposible calcular cu¨¢ntas vidas se han salvado gracias a peque?os cambios en la manera en que vivimos nuestro d¨ªa a d¨ªa, pero seguramente han sido much¨ªsimas. En los siglos pasados, comprender que el contagio del c¨®lera se produc¨ªa a trav¨¦s de aguas contaminadas convirti¨® el acceso a agua razonablemente limpia en una prioridad; as¨ª como asumir que ciertos pat¨®genos conviven en nuestro cuerpo incentiv¨® la higiene personal, particularmente el lavado de manos con jab¨®n.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, los avances de la higiene se centran en facilitar el acceso a estas herramientas a poblaciones particularmente vulnerables, antes que en adoptar nuevas pr¨¢cticas. Pero el SARS-CoV-2 ha venido a recordarnos una intuici¨®n b¨¢sica de Florence Nightingale, precursora de la enfermer¨ªa moderna: ¡°Mant¨¦n el aire que respira el paciente tan puro como el del exterior¡±, escrib¨ªa en su tratado fundacional. Para ella, este era el primer mandato de los cuidados hospitalarios. Y, sin embargo, como explica la divulgadora Emily Anthes en su The Great Indoors, la lucha por cortar cadenas de contagio en lugares como hospitales y centros m¨¦dicos desemboc¨® en una separaci¨®n dr¨¢stica de los entornos abiertos y cerrados que facilit¨® la implementaci¨®n de tecnolog¨ªas higi¨¦nicas aplicadas directamente a la eliminaci¨®n de g¨¦rmenes, pero que quiz¨¢s es momento de reconsiderar ahora que podemos.
Gracias a tecnolog¨ªas y habilidades adquiridas a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, ahora es posible recalibrar de manera segura esta relaci¨®n entre el techo y su ausencia: sistemas de ventilaci¨®n complementada con filtrado eficaz, construcciones cotidianas h¨ªbridas, viviendas amplias, espacios de encuentro social al aire libre... todo ello deber¨ªa ayudarnos no solo con este virus, sino con otros que ya est¨¢n o que vendr¨¢n. Igual que deber¨ªa hacerlo un renovado respeto por el espacio personal, empezando por formas de saludo m¨¢s distanciadas. Por no hablar del uso de mascarilla ante el menor s¨ªntoma de infecci¨®n respiratoria. O, simplemente, cuando interactuamos con alguien de salud vulnerable: visitando a un amigo o pariente de edad avanzada, por ejemplo.
Este higienismo del siglo XXI puede construir sobre los avances de aspiraci¨®n igualitaria y comunitaria de la modernidad pasada, con una mayor ratio de aire limpio por cabeza como columna vertebral, nuevo horizonte invisible. @jorgegalindo