Internet: ni contigo ni sin ti
No caigamos en los cantos de sirena de quienes fueron c¨®mplices de la posverdad y, ahora que Trump es un zombi, pretenden dar falsas lecciones de ejemplaridad
Esta semana contemplamos at¨®nitos c¨®mo los gigantes tecnol¨®gicos silenciaban al presidente de Estados Unidos. Vistas sus formas fascistoides, muchos sentimos el impulso de celebrar la decisi¨®n, pero la realidad es que resulta inquietante comprobar el poder de Zuckerberg y sus ac¨®litos. Se refuerza la idea de que el dinero est¨¢ por encima de la democracia y que los gigantes de Internet son los nuevos mediadores. Son, desde luego, malas noticias, pues los mediadores tradi...
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Esta semana contemplamos at¨®nitos c¨®mo los gigantes tecnol¨®gicos silenciaban al presidente de Estados Unidos. Vistas sus formas fascistoides, muchos sentimos el impulso de celebrar la decisi¨®n, pero la realidad es que resulta inquietante comprobar el poder de Zuckerberg y sus ac¨®litos. Se refuerza la idea de que el dinero est¨¢ por encima de la democracia y que los gigantes de Internet son los nuevos mediadores. Son, desde luego, malas noticias, pues los mediadores tradicionales eran el dique de contenci¨®n de los excesos que perturban las democracias. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ ahora? Uno de los riesgos de que Twitter sustituya a los medios de comunicaci¨®n es convertir la esfera p¨²blica en pura estimulaci¨®n emocional, por ejemplo, al alegrarnos, ufanas, de que vuelva la censura. Hemos visto c¨®mo un eg¨®latra destru¨ªa la larga historia democr¨¢tica del Partido Republicano, y c¨®mo la atomizaci¨®n del poder, propiciada por la horizontalidad de las redes y el auge de los hiperliderazgos verticales, provocaba el vaciado de la mediaci¨®n. Pero si esta se debilita, el poder lo toman los caciques, no el pueblo.
La decisi¨®n de silenciar a Trump llega cuando parec¨ªa que la pandemia hab¨ªa abierto una oportunidad para que los viejos mediadores restaurasen su credibilidad. La ciencia y la opini¨®n experta reinaron durante las horas m¨¢s grises de la pandemia, y casi vimos recobrado el vigor de los medios de calidad. Algo parecido sucedi¨® con la concentraci¨®n del poder de los Estados. Los ciudadanos quer¨ªamos informaci¨®n veraz, confi¨¢bamos en la ciencia, y no recurrimos a la ¡°autoorganizaci¨®n¡± de las masas para gestionar los confinamientos o enfrentar el reto log¨ªstico de la vacuna. Ciencia, hechos, Estado e instituciones volv¨ªan como poderes duros frente al populismo. Los antiguos mediadores.
Y la oportunidad sigue ah¨ª. Lo que llamamos posverdad en 2016 nos alert¨® sobre las razones por las que perdimos nuestra credibilidad como fuentes fiables y no contaminadas. La cadena de trasmisi¨®n de arriba hacia abajo fall¨® por nuestra prepotencia al ofrecer diagn¨®sticos equivocados sobre el mundo. Hoy sabemos que la cadena es circular y debe funcionar tambi¨¦n de abajo a arriba, haci¨¦ndose eco de la realidad que vive la ciudadan¨ªa. Los mediadores no son profetas de la verdad ense?ando a las masas, y su papel no es solo ilustrar al ciudadano: tambi¨¦n deben trasladar a las ¨¦lites las ansiedades de la ciudadan¨ªa. Solo as¨ª la jerarqu¨ªa se transforma en c¨ªrculo y se genera un conocimiento emp¨¢tico que posibilita un consenso sobre los hechos y la conciencia de pertenecer a un mundo com¨²n. Ese consenso es nuestro escudo frente a las mentiras y los mitos de los aut¨®cratas, y las instituciones deben preservar el acuerdo. No caigamos, entonces, en los cantos de sirena de quienes fueron c¨®mplices de la posverdad y, ahora que el presidente es un zombi, pretenden dar falsas lecciones de ejemplaridad. @MariamMartinezB