Iglesias debe rectificar
Poner al mismo nivel la huida de Puigdemont con el exilio republicano es inaceptable
La comparaci¨®n que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, estableci¨® entre la situaci¨®n del expresident pr¨®fugo, Carles Puigdemont, con el exilio republicano, es inaceptable. Iglesias debe rectificar. La equivalencia resulta tan desprovista de fundamento que en otras circunstancias no ser¨ªa ni siquiera necesario rebatirla. Pero, desgraciadamente, lo es porque quien la profiere ocupa tan alta magistratura. La afirmaci¨®n no es solo una lamentable tergiversaci¨®n de hechos, sino un cuestionamiento de la democracia espa?ola completamente injustificado. Poner al mismo nivel a...
La comparaci¨®n que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, estableci¨® entre la situaci¨®n del expresident pr¨®fugo, Carles Puigdemont, con el exilio republicano, es inaceptable. Iglesias debe rectificar. La equivalencia resulta tan desprovista de fundamento que en otras circunstancias no ser¨ªa ni siquiera necesario rebatirla. Pero, desgraciadamente, lo es porque quien la profiere ocupa tan alta magistratura. La afirmaci¨®n no es solo una lamentable tergiversaci¨®n de hechos, sino un cuestionamiento de la democracia espa?ola completamente injustificado. Poner al mismo nivel a quien ha huido de la justicia de un Estado de derecho tras quebrantar el orden constitucional y a quienes se vieron obligados a abandonar Espa?a huyendo del terror franquista es falaz, mezquino pol¨ªticamente y da?ino para el prestigio de la democracia. Iglesias no solo desprecia el sufrimiento de la Espa?a leg¨ªtima que fue machacada por el levantamiento militar, sino que provoca un da?o institucional que debe reparar.
Ahora que a nivel global las democracias sufren un progresivo debilitamiento, la vigilancia y pulcritud de las palabras pronunciadas por los representantes pol¨ªticos es imperativa. Espa?a es un Estado de derecho, y por tanto, no existen exiliados pol¨ªticos. Que el vicepresidente sostenga lo contrario da?a el prestigio del Gobierno del que forma parte y del sistema democr¨¢tico que lo avala. Cuando quienes ejercen responsabilidades p¨²blicas promueven teor¨ªas conspiratorias y no manifiestan un apoyo firme hacia las instituciones que representan contribuyen a socavarlas. Iglesias es desleal con ellas al alentar su desprestigio.
La presencia de una formaci¨®n como Podemos dentro del Ejecutivo ha contribuido a promover pol¨ªticas sociales positivas como la subida del salario m¨ªnimo, el ingreso m¨ªnimo vital o los ERTE. Este impulso social, aunque por lo general defendido con medidas desafinadas, es un elemento positivo para la democracia espa?ola. Una de sus representantes en el Gobierno, Yolanda D¨ªaz, ha trabajado con eficacia en una cultura de consenso loable. Pero hay aspectos muy inquietantes en el desempe?o de la formaci¨®n, empezado por el liderazgo tan excesivo que ejerce Iglesias. Agitar el debate de la jefatura del Estado en este momento puede ser leg¨ªtimo, pero es irresponsable; volar intencionadamente los puentes de di¨¢logo en el centro del espectro pol¨ªtico y blindar un esquema de confrontaci¨®n de bloques (uno de los cuales, dependiente de ERC y EH, y el otro, de Vox), tambi¨¦n es negativo para la democracia espa?ola. El juego en el que un partido que forma parte del Gobierno se considera tambi¨¦n miembro de la oposici¨®n debe acabar. Si hay algo que Espa?a necesita es el robustecimiento de las instituciones y la b¨²squeda de consensos, no el denigrarlas desde la demagogia.