Un libro perfecto: o mueres o cambias
Un cuento de Barbara Comyns recre¨® con humor una epidemia en la que, adem¨¢s del da?o estomacal, casi todos se volvieron locos
Hay una novelita, un cuento brillante, que sabe ejecutar la ecuaci¨®n perfecta que muy pocos privilegiados logran combinar: el humor de sonrisa, mucho m¨¢s inteligente que el de la risa, y la capacidad de introducirte a la vez en una situaci¨®n dram¨¢tica que adem¨¢s guarda muchos reflejos de lo que hoy nos est¨¢ pasando. Los que cambiaron y los que murieron, de Barbara Comyns, publicada por Gatopardo Ediciones, nos lleva al verano de 1911 en un pueblecito ingl¨¦s para situarnos en una extra?a epidemia que azota la inarm¨®nica comunidad que lo habita.
Son muchas las distancias de esta hi...
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Hay una novelita, un cuento brillante, que sabe ejecutar la ecuaci¨®n perfecta que muy pocos privilegiados logran combinar: el humor de sonrisa, mucho m¨¢s inteligente que el de la risa, y la capacidad de introducirte a la vez en una situaci¨®n dram¨¢tica que adem¨¢s guarda muchos reflejos de lo que hoy nos est¨¢ pasando. Los que cambiaron y los que murieron, de Barbara Comyns, publicada por Gatopardo Ediciones, nos lleva al verano de 1911 en un pueblecito ingl¨¦s para situarnos en una extra?a epidemia que azota la inarm¨®nica comunidad que lo habita.
Son muchas las distancias de esta historia con lo que hoy nos ocurre, pero son tantas las similitudes que es casi obligatorio caer en la tentaci¨®n de comparar: la novela de Comyns arranca con una extra?a inundaci¨®n que, tras desbordar el r¨ªo, llena las casas de patos vivos y cerdos muertos mientras la familia protagonista lo sobrelleva subida a una barca. Un eco de los desastres que est¨¢n acompa?ando la actual pandemia ¨Cnevadas, lluvias, terremotos- y que las mentes cansadas empezamos a vivir como una maldici¨®n secular.
La familia protagonista parece bien avenida, pero esconde la tiran¨ªa de una inolvidable abuela sorda con trompetilla, la infelicidad de su hijo viudo y calzonazos, tres nietos para com¨¦rselos y dos criadas serviciales. Casi todos est¨¢n deseando salir corriendo de su realidad que, acaso como nuestra sociedad, pareciendo desarrollada, abundante y pudiente, esconde tantas llagas abiertas.
?Y la epidemia en cuesti¨®n? En la imaginaci¨®n de Comyns surgi¨® el contagio de la locura de los habitantes a partir de un pan tan rico como venenoso que el panadero del pueblo, acostumbrado a cerrar los ojos mientras su mujer tira los tejos a quien puede y disfruta del resultado, ha elaborado sin que sepamos si lo hizo por voluntad o porque su propia bilis simb¨®lica contamin¨® su material. Los vecinos empiezan a enfermar, se retuercen, se suicidan, se atacan y lo que parec¨ªa un mal estomacal deviene en pesadilla psiqui¨¢trica.
Tambi¨¦n en nuestra pandemia, 90 a?os despu¨¦s de la que asol¨® literariamente ese pueblo de Warwickshire recreado por Barbara Comyns, el virus que surgi¨® de un murci¨¦lago no solo est¨¢ trastocando los pulmones, la respiraci¨®n, el gusto, el olfato y sembrando de cad¨¢veres nuestro tiempo, sino tambi¨¦n zarandeando nuestra supuesta cordura, si es que la hubo.
En el peque?o universo del cuento de Comyns, los que no mueren cambian, como su propio t¨ªtulo indica y el calzonazos se hace ?periodista!, quien se resist¨ªa a enamorarse lo hace, quien viv¨ªa oprimido se rebela y quien parec¨ªa pac¨ªfico ataca. Enjambre de met¨¢foras que, aunque fueron escritas en 1954, parecen describir un tiempo como el nuestro en el que tantos se hacen v¨¢ndalos, tantos sufren pero tambi¨¦n tantos crecen por dentro. Lo dicho: o mueres o cambias.
Y qu¨¦ grande es la literatura brit¨¢nica.