El p¨¦ndulo en Am¨¦rica Latina: empate entre d¨¦biles
El acceso al poder de las derechas no ha conseguido dar forma a un nuevo clima pol¨ªtico en la regi¨®n m¨¢s all¨¢ del desmontaje de gran parte de las iniciativas de integraci¨®n previas
Hay dos grandes imaginarios en los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina a la hora de pensar su relaci¨®n con el vecindario y con el resto del mundo. Uno es el de la ¡°hermandad latinoamericana¡±, que privilegia la apuesta por la integraci¨®n pol¨ªtica y social antes incluso que la econ¨®mica y elabora diversas ideas alrededor de una identidad latinoamericana compartida. Otro que podemos llamar la ¡°apertura al mundo¡±, que prioriza la relaci¨®n bilateral de los Estados con distintos actores ¨Cde la regi¨®n o de fuera de ella-, las similitudes socioculturales entre vecinos no se niegan pero no son suficientes para hablar de algo parecido a una identidad fuerte compartida y se pone el acento en los acuerdos comerciales antes que los de integraci¨®n pol¨ªtica o social. Hablamos, como es l¨®gico, de tipos ideales; en la realidad ambos conviven con un gran n¨²mero de cruces y matices, que funcionan como horizontes de los diferentes proyectos pol¨ªticos que existen en la regi¨®n.
Durante la primera d¨¦cada y media del siglo, un n¨²mero relevante de pa¨ªses de Am¨¦rica Latina estuvieron gobernados por la izquierda. Existi¨® una relativa convergencia sobre las coordenadas en las que deber¨ªa avanzar el proceso de integraci¨®n regional. Algunos acad¨¦micos, como Jos¨¦ Antonio Sanahuja, han englobado como ¡°regionalismo posliberal¡± a gran parte de las iniciativas puestas en marcha esos a?os: la Uni¨®n de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (Celac), y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Am¨¦rica (ALBA) se cuentan entre las m¨¢s importantes. Estas fueron m¨¢s all¨¢ de la estricta mirada comercial en la relaci¨®n, apostaron por una mayor coordinaci¨®n pol¨ªtica e incluso se avanz¨® en cuestiones centrales como la defensa. Entre los problemas que encontraron se destaca el conflicto entre cesi¨®n de soberan¨ªa y derecho a veto, la fuerte dependencia de determinados liderazgos o de la dependencia del precio de los commodities. Cuando la crisis hundi¨® los datos econ¨®micos, la percepci¨®n de bienestar fue cayendo aceleradamente mientras sub¨ªa el ruido de los casos de corrupci¨®n. La renovaci¨®n de los liderazgos ¡°fuertes¡± de la primera etapa se enfrent¨® a numerosas dificultades, y un renovado inter¨¦s de EE UU por la pol¨ªtica interna de los pa¨ªses de la regi¨®n hicieron el resto: la izquierda fue perdiendo posiciones. Con la victoria en las urnas de Mauricio Macri hubo mucha prisa por poner el epitafio al ciclo progresista e inaugurar uno de signo contrario, como si se tratara de un p¨¦ndulo. Si bien es cierto que la izquierda perdi¨® el gobierno en varios pa¨ªses ¨Cno siempre por la v¨ªa electoral ¨C hoy vemos que el acceso al poder de las derechas no ha conseguido, por diversos motivos, dar forma a un nuevo clima pol¨ªtico en la regi¨®n y en este ¨²ltimo lustro viene imponi¨¦ndose la heterogeneidad y para muchos la ¡°irrelevancia¡± regional.
Lo que s¨ª hizo esta nueva mayor¨ªa conservadora en la regi¨®n fue llevar adelante un desmontaje de gran parte de las iniciativas de integraci¨®n previas. Ni siquiera procuraron, como podr¨ªa haber sucedido, la reorientaci¨®n pol¨ªtica de los mismos. Probablemente porque, como vimos en sus campa?as locales, la caracterizaci¨®n de estos como mero instrumento de ¡°injerencia chavista¡±, adem¨¢s de rendirles frutos electorales, expresaba un profundo convencimiento: no hab¨ªa nada que rescatar, nada que reconducir. Las pocas alternativas planteadas no han tenido resultados rese?ables como sucede con el Foro para el Progreso de Am¨¦rica del Sur (Prosur), la iniciativa promovida por los presidentes Iv¨¢n Duque y Sebasti¨¢n Pi?era hace dos a?os que, como escribi¨® Carlos Ominami, opera entre la integraci¨®n regional y la revancha ideol¨®gica. Desde luego esto se explica, en parte, por el ensimismamiento de Brasil. Estamos, como se?ala Juan Gabriel Tokatlian, ante un ¡°vaciamiento latinoamericano¡±. Este ¨²ltimo tiempo, la regi¨®n no ha sabido o querido responder de manera coordinada a temas tan diferentes e importantes como la pandemia y el da?o econ¨®mico que ella trae, la situaci¨®n de los migrantes venezolanos o la ¨²ltima elecci¨®n del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En este ¨²ltimo caso, rompiendo las reglas no escritas, Donald Trump logr¨® hacer elegir a un estadounidense, ante la impotencia regional.
Las victorias de Luis Arce en Bolivia, a un a?o del golpe de estado contra Evo Morales, y de Andr¨¦s Arauz en Ecuador, a la espera de la segunda vuelta con Guillermo Lasso el 11 de abril, provoc¨® que algunos hablen del retorno del ciclo progresista. Sin embargo, el escenario electoral para la izquierda en otros pa¨ªses -y las propias dificultades de los gobiernos progresistas donde ganan- nos invita antes a la prudencia que al p¨¦ndulo y a dar cuenta de la heterogeneidad actual. Antes que una restauraci¨®n de la hegemon¨ªa progresista de los primeros a?os de este siglo o de un ciclo conservador que solo existi¨® en algunos titulares y think tanks, el escenario m¨¢s probable es el de una temporada de empate entre d¨¦biles. Esto no deber¨ªa suponer el alargamiento del impasse actual sino, al contrario, podr¨ªa ser un incentivo para la cooperaci¨®n. Argentina y M¨¦xico han tomado la iniciativa y, de momento, se ven algunos resultados. La presidencia de M¨¦xico de Celac est¨¢ siendo clave para lograr que este espacio se mantenga con actividad y sin m¨¢s deserciones que Brasil ¨Cun cambio si pensamos en Unasur- y cont¨® con el respaldo claro de Argentina; en relaci¨®n a las vacunas la colaboraci¨®n ha sido intensa, como se lee en el comunicado de la reciente visita del presidente Fern¨¢ndez a M¨¦xico donde se felicitaron por el acuerdo entre la Fundaci¨®n Slim y una empresa argentina y mexicana para la fabricaci¨®n conjunta. Respecto a la situaci¨®n de Venezuela, las posiciones de los cancilleres Ebrard y Sol¨¢ tienen tambi¨¦n coincidencias como criticar el resultado de las sanciones, enfriar la beligerancia del Grupo de Lima y apostar por el di¨¢logo.
Hace poco Ricardo Lagos escrib¨ªa que la regi¨®n no tendr¨ªa que escoger parte en la pugna entre Estados Unidos y China sino apostar a la multipertenencia. Esa visi¨®n tiene una ventaja: tratar de superar el impasse actual sin quedarse en la a?oranza por la ¡°patria grande¡± de los primeros 2000. Y una desventaja: terminar por convalidar cooperaciones puntuales al ritmo de los acuerdos de libre comercio y de la din¨¢mica de la ¡°globalizaci¨®n¡±, como ha venido haciendo el propio Chile, y que la multipertenencia no sea m¨¢s que un atajo para el s¨¢lvese quien pueda.
La respuesta a la pandemia en el mundo ha sido necesariamente heterodoxa. Hemos visto, por ejemplo, a numerosos ministros de econom¨ªa, presidentes y bancos tradicionalmente neoliberales hacer una defensa del gasto y el endeudamiento. Y quiz¨¢s lleg¨® el momento de pensar la integraci¨®n regional tambi¨¦n de manera m¨¢s heterodoxa pero sin disolver los objetivos de que Am¨¦rica Latina tenga un papel relevante en el concierto global.
Manuel Canelas es exministro de Comunicaci¨®n de Bolivia.
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