Europa social, a medias
La cumbre de Oporto ha dado un paso adelante, pero persiste la asimetr¨ªa entre la densidad de las pol¨ªticas econ¨®micas comunes y la delgadez de las sociales
Durante a?os, la Europa social fue el patito feo de todas las Europas. Porque los gobiernos nacionales se resist¨ªan a ceder sus competencias en esta materia a la Uni¨®n. Porque el ¨¦xtasis neoliberal la relegaba a asignatura mar¨ªa, un mero corolario del crecimiento econ¨®mico. Y porque Londres bloqueaba cualquier avance laboral com¨²n.
As¨ª que lo social en la UE sigue siendo en buena parte una amalgama de 27 realidades sociales nacionales. Tampoco es para despreciarlas. El reciente plan de familias de Joe Biden es contundente en cifras: 1,8 billones de d¨®lares (a diez a?os). Pero solo busca acercarse a est¨¢ndares europeos: prev¨¦ la baja (pagada) por maternidad de tres meses; en Espa?a ya son cuatro.
Persiste la asimetr¨ªa entre la densidad de las pol¨ªticas econ¨®micas comunes y la delgadez de las sociales. Justo cuando en 2016 Londres empez¨® a desengancharse, la UE pudo ponerse a corregir esa disfunci¨®n. La cumbre de Gotemburgo solemniz¨® en 2017 el ¡°pilar social¡± de la UE, desarrollado en 20 principios. Y no sin encontronazos, empezaron a gotear las directivas: sobre la situaci¨®n de los trabajadores desplazados (para que gozaran de los beneficios de los pa¨ªses receptores y no de los maleficios de origen), sobre la conveniencia de establecer en todas partes el salario m¨ªnimo (a un nivel ¡°decente¡±)...
La cumbre de Oporto ha dado un paso m¨¢s en esa direcci¨®n. No es de gigante. Es un paso, que es como en tantos ¨¢mbitos de competencia meramente nacional se avanza en este continente: por acumulaci¨®n, lo que al cabo crea una masa susceptible de seguir la ley de la gravedad, y se incorpora a la agenda obligatoria. Ha concretado los principios de Gotemburgo en una serie de indicadores ¡ª17 principales y otros muchos secundarios¡ª, a¨²n sin cuantificarlos, como propon¨ªa con tino Espa?a.
Hay pues un cuadro de mando, por completar. Y tres objetivos cifrados para 2030 (78% de tasa de empleo; 60% de adultos en actividades de formaci¨®n; 15 millones menos de personas en riesgo de exclusi¨®n), al modo de lo que se ha ido haciendo, m¨¢s velozmente, en la agenda clim¨¢tica. La prueba de que lo decidido en Oporto tiene un valor es la resistencia reaccionaria de Hungr¨ªa y Polonia. Nuestros escandinavos deber¨ªan darles un cursillo sobre c¨®mo el mejor crecimiento, m¨¢s rotundo y sostenible, es el que incorpora mayores cotas de igualdad, social, de g¨¦nero y generacional. Que incluso los grandes fines econ¨®micos se alcanzan mejor tambi¨¦n aumentando el bienestar social.
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