La lealtad itinerante de Jaume Gir¨®
La excelencia del nuevo consejero de Econom¨ªa de Catalu?a estriba en controlar el tr¨¢fico de informaci¨®n empresarial... y pol¨ªtica
Contrasta la liviandad del consejero in pectore de Econom¨ªa de la Generalitat, Jaume Gir¨®, con la densidad de antecesores como los profesores Ramon Tr¨ªas Fargas, Antoni Castells o Andreu Mas-Colell, entre otros personajes dignos. El saber de Gir¨® no es la econom¨ªa. Quiz¨¢ algo de empresa, logr¨® una diplomatura. Su excelencia estriba en controlar el tr¨¢fico de informaci¨®n empresarial... y pol¨ªtica.
A Gir¨® se le apo...
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Contrasta la liviandad del consejero in pectore de Econom¨ªa de la Generalitat, Jaume Gir¨®, con la densidad de antecesores como los profesores Ramon Tr¨ªas Fargas, Antoni Castells o Andreu Mas-Colell, entre otros personajes dignos. El saber de Gir¨® no es la econom¨ªa. Quiz¨¢ algo de empresa, logr¨® una diplomatura. Su excelencia estriba en controlar el tr¨¢fico de informaci¨®n empresarial... y pol¨ªtica.
A Gir¨® se le apoda con cari?o el sopetes: o sea, sopitas, por su seductor ceceo en el hablar entrecortado. O tambi¨¦n el Fouch¨¦ comarcal, por aquel glacial ministro franc¨¦s, epicentro de una s¨®rdida red de esp¨ªas, una moral a prueba de principios y una lealtad itinerante: sucesivamente partidario, y sin escr¨²pulos, de la Revoluci¨®n, el Directorio, el Emperador o la Santa Alianza.
Desde las opacas bambalinas del poder, la estatura moral de Gir¨® descuella por su olfato sobre el futuro podio empresarial. Pas¨® raudo de la Catalana de Gas de Pere Duran Farell a otear el dominio de La Caixa de Josep Vilarasau. De ah¨ª se enrol¨® hacia Madrid para ejercer como capit¨¢n ara?a de Antonio Brufau en Repsol, cuando la caja tom¨® el control total de la petrolera. Y compartir con ¨¦l lamentos e inquina por la primogenitura perdida en la sucesi¨®n de la gran entidad de ahorro. Hasta que, certero analista, ote¨® que la primac¨ªa de Isidre (hoy, Isidro) Fain¨¦ no era reversible, y a ¨¦l le regal¨® el secr¨¦taire de su ¨ªntimo rival.
Ya trans como dircom de La Caixa, exhibi¨® su gloriosa excelencia como f¨¦rreo censor de la libertad de prensa. Us¨® con gr¨¢cil y cruel soltura el a?ejo fondo de reptiles, con el grueso de periodistas financieros barceloneses en n¨®mina; manej¨®, eficiente, sus cr¨¦ditos hipotecarios bonificados; dispens¨® subvenciones ilimitadas a las webs indepes (se sabe cu¨¢les); amenaz¨® a redactores si sus titulares no le complac¨ªan, y record¨® sutilmente a los empresarios medi¨¢ticos necesitados cu¨¢ntos pr¨¦stamos les quedaban por amortizar. Cancel¨® programas y exili¨® reporteros. ¡°Nada se publica ma?ana sin que yo lo sepa¡±, se ufanaba.
Tras desafiar al jefe Fain¨¦ mediante escarceos con Bildu y su intento de bloqueo al cambio de sede de la Fundaci¨®n La Caixa ¡ªquiso encabezarla¡ª cuando el refer¨¦ndum del 1-O, busc¨® presidir el Bar?a. Se pleg¨® al glamur brutalista de Joan Laporta, que al cabo le esquin¨®. Y ahora pasear¨¢ su leal estilo de Waterloo en la Generalitat republicana, presto a regar con fondos europeos las fidelidades espurias de la ¨¦lite secesionista, con sed de venganza hacia Fain¨¦ y los God¨®. Si Manolo de la Rocha se deja encandilar.