La hora crucial para Per¨²
Las acusaciones sin pruebas de Fujimori y ciertas insinuaciones de Castillo son una muestra de irresponsabilidad. Deben ambos candidatos entender que lo que est¨¢ en juego es el futuro de Per¨² y que la democracia es un sistema de convivencia que obliga al respeto a las normas. Antes, durante y despu¨¦s de las elecciones
Per¨² se enfrenta a horas cruciales para su democracia. Tras una campa?a extremadamente polarizada, un c¨®mputo ag¨®nico est¨¢ poniendo a prueba las resistencias de su sistema electoral y la propia credibilidad de sus candidatos, la conservadora Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo. En un momento en el que las diferencias de voto se miden por decimales, es necesario que ambos respeten las reglas de juego y eviten toda tentaci¨®n arribista. El camino hacia la victoria solo puede venir por el absoluto apego a las formas democr¨¢ticas. Una senda que anoche se salt¨® Fujimori con una serie de ...
Per¨² se enfrenta a horas cruciales para su democracia. Tras una campa?a extremadamente polarizada, un c¨®mputo ag¨®nico est¨¢ poniendo a prueba las resistencias de su sistema electoral y la propia credibilidad de sus candidatos, la conservadora Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo. En un momento en el que las diferencias de voto se miden por decimales, es necesario que ambos respeten las reglas de juego y eviten toda tentaci¨®n arribista. El camino hacia la victoria solo puede venir por el absoluto apego a las formas democr¨¢ticas. Una senda que anoche se salt¨® Fujimori con una serie de acusaciones cuyos efectos a¨²n est¨¢n por ver.
Sus denuncias de fraude electoral, jaleadas sin pruebas y en un trance cr¨ªtico del escrutinio, hacen presagiar lo peor y, desde luego, act¨²an en contra de quien las ha lanzado. No es Fujimori precisamente una candidata que arrastre un historial intachable y tampoco hay que irse muy lejos para saber a d¨®nde conducen imputaciones y conductas de este tipo. Per¨² se ha visto vapuleado con frecuencia por la irresponsabilidad de sus pol¨ªticos y hace bien poco en Estados Unidos se vieron las consecuencias de jugar con fuego. Las terribles im¨¢genes del asalto al Capitolio han quedado prendidas en la retina del mundo. Ese ataque al coraz¨®n de la democracia fue el fruto de una larga y consistente voluntad del candidato perdedor de boicotear un resultado que le era adverso. Su empe?o se ha vuelto un ejemplo universal de la infamia. Y no debe repetirse.
El proceso electoral peruano, sometido a todas las complicaciones de la pandemia, ha sido aplaudido por los observadores internacionales. Aunque lento y sinuoso en el escrutinio, su credibilidad est¨¢ fuera de dudas a estas alturas. Atacarlo sin una base fundada es incendiar el suelo que se pisa y abrir la espita del caos. Justo lo contrario de lo que necesita la naci¨®n andina.
Per¨² ha sufrido una sucesi¨®n de presidentes fallidos. Siete han sido investigados o condenados por corrupci¨®n en los ¨²ltimos a?os. Su sistema pol¨ªtico arrastra graves carencias y su econom¨ªa zozobra tras haber sido estragada por una pandemia con una de las mayores tasas de mortalidad del planeta. En estas condiciones, salirse del cauce institucional y alentar el fantasma del fraude electoral es una grav¨ªsima muestra de irresponsabilidad.
Deben los candidatos, y esto incluye a Castillo y sus insinuaciones a defender en la calle la ¡°voluntad del pueblo¡±, entender que, m¨¢s all¨¢ de su porvenir pol¨ªtico, lo que est¨¢ en juego es el futuro de Per¨². No se trata de aprovechar la coyuntura a la espera de que el conteo les favorezca, sino de mirar m¨¢s all¨¢ y asumir que la democracia es un sistema de convivencia que obliga al respeto a las normas. Antes, durante y despu¨¦s de las elecciones.
En estos hist¨®ricos d¨ªas, el pa¨ªs entero contiene el aliento a la espera del desenlace. Es un desaf¨ªo del que Per¨², si prevalece la cordura, puede salir fortalecido. Los primeros que est¨¢n obligados a lograrlo son ambos contendientes. Olvidarlo es lanzarse al abismo. No solo ellos, sino a todo el pa¨ªs. Es hora de que, si tanto aspiran a ocupar la presidencia, se muestren dignos de ella. Ese es el ¨²nico camino admisible.