Si hoy es martes, esto es B¨¦lgica
Hemos echado mucho de menos viajar en esta pandemia. Y ahora que podemos volver a viajar, es momento de plantearse c¨®mo hacerlo
Un adivino le advirti¨® de que aquel a?o no deb¨ªa volar, que ve¨ªa un accidente en su destino. As¨ª que Tiziano Terzani encontr¨® la excusa perfecta para hacer su trabajo de otro modo. Como corresponsal en Asia, pas¨® los siguientes meses recorriendo el continente en tren, en autob¨²s, en coche, en barco, incluso andando; en contacto directo con los paisajes y las gentes, con sus esperanzas y sus miedos m¨¢s ¨ªntimos. Guardo como una joya el libro en el que plasm¨® su experiencia, Un adivino me dijo. Terzani redescubre el placer del viajar despacio, de conversar, de penetrar en los lugares por los que ...
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Un adivino le advirti¨® de que aquel a?o no deb¨ªa volar, que ve¨ªa un accidente en su destino. As¨ª que Tiziano Terzani encontr¨® la excusa perfecta para hacer su trabajo de otro modo. Como corresponsal en Asia, pas¨® los siguientes meses recorriendo el continente en tren, en autob¨²s, en coche, en barco, incluso andando; en contacto directo con los paisajes y las gentes, con sus esperanzas y sus miedos m¨¢s ¨ªntimos. Guardo como una joya el libro en el que plasm¨® su experiencia, Un adivino me dijo. Terzani redescubre el placer del viajar despacio, de conversar, de penetrar en los lugares por los que pasa.
Los que tenemos inoculado el virus del viaje, lo hemos echado mucho de menos en esta pandemia. Y ahora que vislumbramos que podemos volver a viajar, es momento de plantearse c¨®mo lo hacemos.
Porque el turismo se ha convertido en una de las grandes encrucijadas de nuestro tiempo y en uno de los campos de batalla de la sostenibilidad. Por una parte, su enorme potencial econ¨®mico y su peso en la econom¨ªa y el desarrollo de muchos pa¨ªses, incluido el nuestro ¡ªm¨¢s de un 10% del PIB global, reducido a la mitad el pasado a?o¡ª; por otra, sus desaf¨ªos: los movimientos anti-turistas, la lucha de ciudades y pueblos por evitar convertirse en meros parques tem¨¢ticos sin alma, la insultante desigualdad, la falta de respeto y de inter¨¦s por las comunidades, su enorme impacto ecol¨®gico.
Se calcula que la industria de la aviaci¨®n generaba (antes del par¨®n coronav¨ªrico) un 2% del total global de emisiones de carbono; la de los cruceros estar¨ªa en cantidades similares.
Igual es hora de terminar con el absurdo de cruzar el Atl¨¢ntico para un fin de semana (lo que genera el mismo nivel de emisiones que un ciudadano medio en la Uni¨®n Europea para calentar su casa todo un a?o) o de revisar el modelo de esos macrohoteles flotantes que vomitan hordas de turistas en un puerto durante apenas unas horas sin que al viajero apenas le roce el lugar. No es nuevo. ?Recuerdan Si hoy es martes, esto es B¨¦lgica? La pel¨ªcula es de 1969, pero el low cost ha disparado el turismo fren¨¦tico en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Los cambios pasan por la ley. La Uni¨®n Europea, por ejemplo, se ha propuesto reducir el CO2 de la aviaci¨®n en un 60% para 2050. Francia pretende prohibir los trayectos en avi¨®n que puedan hacerse en tren en menos de dos horas y media ¡ªuna medida recogida tambi¨¦n en el plan Espa?a 2050¡ª.
Pero tambi¨¦n por las actitudes individuales. Es hora de recuperar la racionalidad. Viajar es, al fin y al cabo, una oportunidad de conocer mejor al ser humano, est¨¦ donde est¨¦, y, de paso, de conocernos mejor a nosotros mismos. Disfruten del verano y cu¨ªdense mucho.