Feliz verano
Le otorgamos al est¨ªo una cualidad m¨ªtica. Nos despedimos hasta la vuelta de vacaciones, como si nos fu¨¦ramos un a?o a las ant¨ªpodas, aunque nos vayamos una semana al piso de los suegros en Pe?¨ªscola
Me chiflan los Juegos Ol¨ªmpicos. Verlos en la tele, tirada dec¨²bito supino en el sof¨¢ atiz¨¢ndome un cubo de alpiste y otro de algo con mucho hielo, digo. No. Lo m¨ªo no es el deporte, ni por activa ni por pasiva. Ni r¨¦cords ni podios me emocionan la mitad que contemplar los curtidos cuerpos ol¨ªmpicos, sus rostros de ¨¦xtasis y agon¨ªa en la victoria y la derrota, sus a?os de determinaci¨®n impresos en el ce?o al lanzar la jab...
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Me chiflan los Juegos Ol¨ªmpicos. Verlos en la tele, tirada dec¨²bito supino en el sof¨¢ atiz¨¢ndome un cubo de alpiste y otro de algo con mucho hielo, digo. No. Lo m¨ªo no es el deporte, ni por activa ni por pasiva. Ni r¨¦cords ni podios me emocionan la mitad que contemplar los curtidos cuerpos ol¨ªmpicos, sus rostros de ¨¦xtasis y agon¨ªa en la victoria y la derrota, sus a?os de determinaci¨®n impresos en el ce?o al lanzar la jabalina. Y m¨¢s a¨²n que todo eso, lo que me hipnotiza de los Juegos es esa sensaci¨®n de eterno verano de la vida que siempre me suscitan, aunque una haya doblado la esquina hace ya tiempo. Creo no ser la ¨²nica.
Le otorgamos al est¨ªo una cualidad m¨ªtica. Feliz verano, nos deseamos estos d¨ªas al despedirnos hasta la vuelta de vacaciones, como si nos fu¨¦ramos un a?o a las ant¨ªpodas, aunque nos vayamos una semana al piso de los suegros en Pe?¨ªscola. Y la cosa es que no mentimos: en cierto modo nos vamos a las ant¨ªpodas de nosotros mismos. Si adem¨¢s resulta que vamos varios al mismo sitio, o a 100 kil¨®metros a la redonda, incluso quedamos en vernos y, en efecto, nos vemos: nosotros, que no quedamos nunca viviendo en el mismo barrio. Y eso es porque en verano somos nosotros y somos otros. Nosotros como querr¨ªamos ser si pudi¨¦ramos: sin agobios, sin prisas, sin la garra de la ansiedad estruj¨¢ndonos las tripas. Luego vendr¨¢n los chascos, claro. Los no era para tanto, lo que quiera que sea frente a lo que podr¨ªa haber sido. Pero, por ahora, qued¨¦monos con la bendita emoci¨®n de las v¨ªsperas. Con el anhelo del que nos alimentamos el resto del a?o. Con estas ganas locas de vivir la vida que nos embargan viendo chorrear ¨¢cido l¨¢ctico a los atletas y a la diosa Simone Biles descender a nuestra humana altura al reconocer que ni ella puede con la suya. Ya volveremos en septiembre m¨¢s morenos, m¨¢s gordos, m¨¢s viejos. No adelantemos acontecimientos. Feliz verano.