Pedro edifica la ley de vivienda
Todo Gobierno se enfrenta a esta disyuntiva si un mercado falla: ?lo suprimo o lo arreglo para que funcione? Se?or, gu¨ªa al presidente para que saque adelante una ley prudente
¡°T¨² eres Pedro, y sobre esta piedra edificar¨¦ la primera ley de vivienda de la democracia, y el poder infernal de los fondos buitre no la derrotar¨¢¡± (Evangelio ap¨®crifo)
El de la vivienda es el mercado m¨¢s extra?o. En cualquier otro producto, del pan al petr¨®leo, los precios se ajustan r¨¢pidamente a cambios en la oferta o la demanda. Pero, cuando compras o alquilas una casa, es para varios a?os o incluso vari...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
¡°T¨² eres Pedro, y sobre esta piedra edificar¨¦ la primera ley de vivienda de la democracia, y el poder infernal de los fondos buitre no la derrotar¨¢¡± (Evangelio ap¨®crifo)
El de la vivienda es el mercado m¨¢s extra?o. En cualquier otro producto, del pan al petr¨®leo, los precios se ajustan r¨¢pidamente a cambios en la oferta o la demanda. Pero, cuando compras o alquilas una casa, es para varios a?os o incluso varias vidas. La vivienda es un derecho constitucional y un bien especulativo a la vez. Legislarla era tan urgente como necesario, as¨ª que aplaudamos al Gobierno. Un Estado debe garantizar un domicilio m¨ªnimamente decente para toda la ciudadan¨ªa.
Pero evitemos medidas buenistas que acaban siendo mal¨ªsimas. Soluciones f¨¢ciles, y baratas para las administraciones, que hacen m¨¢s dif¨ªcil y caro el acceso a la vivienda, como controlar el precio de los alquileres. Es la tentaci¨®n favorita que Sat¨¢n usa con los pol¨ªticos, ya sean aut¨®cratas rancios como Franco o dem¨®cratas modernos como las izquierdas actuales. Todos caen rendidos ante sus pompas te¨®ricas: fijar un tope ayuda a los arrendatarios m¨¢s necesitados y castigar a los arrendadores m¨¢s usureros. Y no cuesta dinero al erario p¨²blico.
Pero regular el coste del alquiler es contraproducente. Primero, algunos propietarios quitan sus inmuebles del mercado. Al descender el n¨²mero de pisos alquilables, sufrimos alquileres m¨¢s elevados: los arrendatarios compiten por unos bienes m¨¢s escasos. Segundo, los due?os no invierten en mejorar sus casas. El deterioro de los centros urbanos durante el franquismo es un ejemplo claro. Y, tercero, se dispara la corrupci¨®n. Como ocurre en el norte de Europa, algunos arrendadores te dicen: p¨¢game el alquiler oficial por transferencia y el ¡°extra¡± en un sobre; y, si no quieres, tengo cola.
Otras propuestas del Gobierno van en la direcci¨®n adecuada, si se desarrollan bien. Las ayudas al alquiler para los j¨®venes pueden acabar en los bolsillos de los propietarios, pero, si siguen dise?os originales, como el aplicado en Seattle, son prometedoras. Lo mismo sucede con las medidas para que los promotores construyan pisos de alquiler: pueden animarlos o asustarlos.
Y es que, en el fondo, todo Gobierno se enfrenta a esta disyuntiva si un mercado falla: ?lo suprimo o lo arreglo para que funcione? Se?or, gu¨ªa a Pedro para que edifique una ley prudente. @VictorLapuente