?Qu¨¦ hacemos con Polonia?
Es necesario que la UE marque bien las l¨ªneas rojas a Varsovia. No se trata de chantaje, sino de hacer cumplir las normas
Entre el abatimiento y la resignaci¨®n se mueven en Polonia los defensores de la Uni¨®n Europea. Muchos a?os haciendo frente, sin demasiado ¨¦xito, a la deriva autoritaria y al ataque al Estado de derecho del Gobierno ultraconservador polaco.
El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea acaba de imponer a Varsovia una multa de un mill¨®n de euros diarios por incumplir sus sentencias. Detr¨¢s est¨¢ la batalla por ...
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Entre el abatimiento y la resignaci¨®n se mueven en Polonia los defensores de la Uni¨®n Europea. Muchos a?os haciendo frente, sin demasiado ¨¦xito, a la deriva autoritaria y al ataque al Estado de derecho del Gobierno ultraconservador polaco.
El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea acaba de imponer a Varsovia una multa de un mill¨®n de euros diarios por incumplir sus sentencias. Detr¨¢s est¨¢ la batalla por la independencia judicial y la separaci¨®n de poderes.
La reacci¨®n inicial ha sido esgrimir el argumento del ultraje a la soberan¨ªa nacional, de la invasi¨®n de competencias por las instituciones europeas. El nacionalismo es siempre un recurso eficaz, m¨¢s en un pa¨ªs en el que es f¨¢cil defender que no se sali¨® de la tutela sovi¨¦tica para caer en los brazos de la tutela comunitaria. De los compromisos adquiridos al entrar en el club europeo; del respeto al valor supremo de la ley, ni palabra.
Kaczynski, Morawiecki y los suyos tienen pocos incentivos para cumplir los dict¨¢menes europeos. En el frente interno, el partido dominante, Ley y Justicia (PiS), ha perdido algo de popularidad, pero su d¨¦bil coalici¨®n sigue apa?¨¢ndoselas para sobrevivir. La semana pasada el primer ministro reajust¨® su Gabinete para dar algo m¨¢s de peso a los socios minoritarios. Al otro lado, una oposici¨®n fragmentada sin una cabeza visible. Donald Tusk, en su regreso a la pol¨ªtica nacional, no est¨¢ sabiendo aglutinar apoyos.
Mientras, la sociedad polaca se mueve entre el gran respaldo a la UE (m¨¢s de un 80%) y la aceptaci¨®n de un Gobierno con el que, piensa, no les ha ido mal. El populismo se ha traducido en ayudas directas a las familias; la econom¨ªa lleva a?os creciendo e incluso durante la pandemia ha ca¨ªdo menos que en otros pa¨ªses; y una gesti¨®n laxa de la crisis sanitaria ha disminuido el impacto social de los confinamientos (de las 100.000 muertes extra causadas por el virus no hablamos).
Si el Gobierno polaco decide atrincherarse, seguir¨¢ adelante con su reforma de la justicia y de los medios (tambi¨¦n en marcha), y se batir¨¢ en el frente medioambiental (ya tiene otra multa europea por no cerrar una mina de carb¨®n).
Por eso, es necesario que la UE marque bien las l¨ªneas rojas. Ahora es el turno de la Comisi¨®n. Su gran baza es la de los fondos de recuperaci¨®n. El plan polaco es uno de los pocos, junto con el de Hungr¨ªa, que no ha sido aprobado todav¨ªa. Bruselas no parece decidida a utilizar esa prerrogativa, pero, de no hacerlo, perder¨ªa la ¨²ltima gran palanca para reconducir el desaf¨ªo polaco. No se trata de chantaje, ni de invadir competencias, sino de hacer cumplir las normas. En juego est¨¢ el respeto al Estado de derecho, uno de los pilares de la Uni¨®n, sin el cual esta pierde su raz¨®n de ser.