Dem¨®cratas intachables
Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping no son tan solo dictadores fil¨®sofos. Son tambi¨¦n grandes personalidades, artistas e incluso empresarios, aunque no muy dados a la competencia
Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping se hacen los ofendidos. Joe Biden no les ha invitado a la cumbre. Es una jugada impropia. A Donald Trump no se le hubiera ocurrido, ni le importa el retroceso de la democracia en el mundo. Al contrario, es notable su aprecio hacia los aut¨®cratas y especialmente a estos dos que lideran la divisi¨®n de honor de las dictaduras.
No les faltan motivos al ruso y al chino. Quiz¨¢s dentro de un t...
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Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping se hacen los ofendidos. Joe Biden no les ha invitado a la cumbre. Es una jugada impropia. A Donald Trump no se le hubiera ocurrido, ni le importa el retroceso de la democracia en el mundo. Al contrario, es notable su aprecio hacia los aut¨®cratas y especialmente a estos dos que lideran la divisi¨®n de honor de las dictaduras.
No les faltan motivos al ruso y al chino. Quiz¨¢s dentro de un tiempo, despu¨¦s de las elecciones de mitad de mandato de noviembre de 2022, Biden estar¨¢ en disposici¨®n de dar lecciones al creciente n¨²mero de aut¨®cratas que hay en el planeta, pero antes tiene que ganarlas y convencernos a todos de que la presidencia de Trump ha sido un fen¨®meno pasajero, un par¨¦ntesis que no perturba el prestigio ni el futuro de la gran democracia americana.
Por el momento no es as¨ª. El Partido Republicano est¨¢ entero en manos de Trump. Se halla intacta su capacidad para bloquear nombramientos, legislaci¨®n y reformas. En los Estados donde gobierna, est¨¢ redise?ando los distritos electorales y restringiendo el derecho de voto para ganar elecciones aun sacando menos votos populares que sus adversarios. En el Tribunal Supremo, la instituci¨®n que termina dirimiendo los litigios electorales, hay seis jueces republicanos, tres nombrados por Trump, frente a tres dem¨®cratas.
Putin y Xi no tienen este tipo de problemas. El primero define su democracia como soberana y por la vertical del poder, algo que todos entienden y temen. El segundo acude al rancio vocabulario del marxismo-leninismo: tambi¨¦n la suya es la mejor porque es una dictadura, literalmente. Ambos apelan al pueblo, como corresponde: nadie encarna mejor su voluntad que el hombre providencial. Tambi¨¦n al derecho de voto: bastan la urna y la papeleta, aunque sea un mero tr¨¢mite burocr¨¢tico. Apelan incluso al pluralismo, pero no entre opciones pol¨ªticas, sino entre variados conceptos de democracia, todos respetables, frente al arrogante modelo ¨²nico europeo y americano. El Estado de derecho y los derechos humanos son asuntos internos de cada pa¨ªs, en los que la democracia soberana proh¨ªbe interferir. A menos de que se trate de Ucrania o Taiw¨¢n, democracias defectuosas para Putin y Xi, respectivamente, pero por defecto de soberan¨ªa.
Putin y Xi no son tan solo dictadores fil¨®sofos. Son tambi¨¦n grandes personalidades, artistas e incluso empresarios, aunque no muy dados a la competencia, como demuestra el destino que espera a los multimillonarios, intelectuales y deportistas desobedientes: el veneno o la desaparici¨®n de la vida p¨²blica. Retienen, sin embargo, el amor por las obras, los resultados, un territorio en el que desaf¨ªan y superan largamente a Biden. ?Para qu¨¦ sirve la democracia si no es para perpetuarse en el poder y eliminar a los adversarios? Por eso Trump les admira y quiere intentar ser como ellos en las elecciones presidenciales de 2024.