No recuerdo
Se me ocurri¨® que quiz¨¢ esa gaveta tuviera la capacidad de hacer desaparecer cuanto se introduc¨ªa en ella, de ah¨ª su estado
Llevo viviendo muchos a?os en mi actual casa, de modo que he tenido tiempo de llenar todos sus armarios, todos sus huecos, todos sus rincones, as¨ª como de rodearme de objetos in¨²tiles de los que por estas fechas juro siempre que me desprender¨¦. Hace poco, sin embargo, e inexplicablemente, descubr¨ª un caj¨®n vac¨ªo, el tercero, contando desde arriba, de los del armario empotrado del dormitorio. Se trata, pues, de un caj¨®n que est¨¢ a la vista y que no recuerdo haber reservado para un uso futuro. Deduje, no sin perplejidad, que se defend¨ªa de ser ocupado por mi ropa.
M¨¢s tarde, y como no pod...
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Llevo viviendo muchos a?os en mi actual casa, de modo que he tenido tiempo de llenar todos sus armarios, todos sus huecos, todos sus rincones, as¨ª como de rodearme de objetos in¨²tiles de los que por estas fechas juro siempre que me desprender¨¦. Hace poco, sin embargo, e inexplicablemente, descubr¨ª un caj¨®n vac¨ªo, el tercero, contando desde arriba, de los del armario empotrado del dormitorio. Se trata, pues, de un caj¨®n que est¨¢ a la vista y que no recuerdo haber reservado para un uso futuro. Deduje, no sin perplejidad, que se defend¨ªa de ser ocupado por mi ropa.
M¨¢s tarde, y como no pod¨ªa dejar de darle vueltas al asunto, se me ocurri¨® que quiz¨¢ esa gaveta tuviera la capacidad de hacer desaparecer cuanto se introduc¨ªa en ella, de ah¨ª su estado. As¨ª que volv¨ª de nuevo al dormitorio, la abr¨ª e introduje una ficha de ajedrez, la reina blanca para ser exactos. Esa noche me acost¨¦ temprano y a eso de las cuatro de la madrugada me despert¨¦ y encend¨ª la luz para ver si hab¨ªa desaparecido. La reina continuaba all¨ª, igual que al amanecer. Durante los siguientes d¨ªas somet¨ª al caj¨®n a una vigilancia intensa sin resultado alguno. Pens¨¦ que quiz¨¢ se hab¨ªa dado cuenta de que yo me hab¨ªa dado cuenta y hab¨ªa decidido suspender su actividad durante alg¨²n tiempo.
Semanas m¨¢s tarde, introduje una docena de calcetines viejos y estuve un mes sin abrirlo para que se confiara y bajara la guardia. Al cabo de ese tiempo, lo revis¨¦ y comprob¨¦ que faltaba un par. Claro, que tambi¨¦n era posible que hubiera introducido 11 en la creencia de haber introducido 12. Y en esa agotadora lucha sigo con el caj¨®n, yo tratando de enga?arle a ¨¦l y ¨¦l tratando de enga?arme a m¨ª. Es astuto y parece conocer mis puntos d¨¦biles. Por cierto, que no logro encontrar la ficha del ajedrez, pero es que tampoco recuerdo si la saqu¨¦ o la dej¨¦ dentro.