Novedades de Mosc¨²
No hay disparo sin retroceso, ni guerra que no transforme a quien la declara. Para invadir Ucrania, hay que ser como Stalin
Por orden de rareza, no de importancia. Suiza abandona la neutralidad. Alemania aprueba un presupuesto de defensa de verdad, ins¨®lito desde 1945. La OTAN descubre el sentido de su existencia. No hay disonancias con la Uni¨®n Europea ni con...
Por orden de rareza, no de importancia. Suiza abandona la neutralidad. Alemania aprueba un presupuesto de defensa de verdad, ins¨®lito desde 1945. La OTAN descubre el sentido de su existencia. No hay disonancias con la Uni¨®n Europea ni con la autonom¨ªa estrat¨¦gica a la que aspiran los europeos. Joe Biden garantiza la defensa de Finlandia ante un eventual ataque ruso. Son mayor¨ªa los suecos y los finlandeses que quieren acogerse al paraguas de la Alianza Atl¨¢ntica. Se levanta el tab¨² de las armas que demandan los ucranios para defenderse. Los ultras de uno y otro lado andan con el pie cambiado. Los amigos de Putin no saben d¨®nde esconderse. Incluso Orb¨¢n condena la invasi¨®n. En Espa?a regresa de pronto el consenso en pol¨ªtica exterior entre el PP y el PSOE.
Todo en una semana y gracias a Putin. Pocos europeos vivos pod¨ªan tener memoria de una invasi¨®n como la que estamos viviendo, digna de las guerras mundiales. Lo m¨¢s pr¨®ximo, las atroces guerras balc¨¢nicas, con matanzas como la de Srebrenica, sitios y bombardeos como el de Sarajevo. Aunque ahora con el agravante de las armas qu¨ªmicas y nucleares que est¨¢ esgrimiendo el Ej¨¦rcito ruso, y la capacidad de extensi¨®n a los pa¨ªses vecinos, hasta convertirse en una nueva guerra europea.
No hay disparo sin retroceso, ni guerra que no transforme a quien la declara. La destrucci¨®n de Ucrania por el Ej¨¦rcito putinista est¨¢ terminando cualquier margen de libertad que pudiera quedar en Rusia. Un pesado y negro tel¨®n cae a estas horas sobre el fascinante escenario de la globalizaci¨®n rusa.
Cuando se derrumba un imperio suele producirse un enorme estropicio. Los dinosaurios geopol¨ªticos no suelen caer pac¨ªficamente. M¨¢s bien la regla es que se lleven por delante muchas vidas y riqueza antes de conformarse al tama?o congruo que les corresponde. Algunos, adem¨¢s, tienen extra?as virtudes de camuflaje, hasta el punto de que esconden su condici¨®n imperial. No todos la reconocieron en la primera r¨¦plica del terremoto cuando desapareci¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Otros la han descubierto ahora cuando Putin se ha sacado la careta post bolchevique. Otros m¨¢s ni siquiera son capaces de descubrirla ahora cuando el rostro que aparece es el del fascismo.
La Uni¨®n Sovi¨¦tica era el avatar comunista del imperio ruso. Su ca¨ªda a partir de 1989 fue suave y a lo que se ve incompleta. La r¨¦plica de ahora, m¨¢s violenta y reconocible, llega con la amenaza de otra gran guerra como las que terminaron con los imperios zaristas, austroh¨²ngaro y otomano en 1919 y alem¨¢n y japon¨¦s en 1945. Como en tantas ocasiones en la historia, Putin conseguir¨¢ exactamente lo contrario de lo que busca, que era la restauraci¨®n imperial. Puede que termine con Ucrania durante muchos a?os, incluso que se imponga a una Europa incapaz de responder a su zarpazo, pero si hay una restauraci¨®n imperial con toda seguridad no ser¨¢ rusa, sino china.