Abril de 1937
La menci¨®n que hizo Zelenski a los bombardeos de la Guerra Civil fue tan delicada que reson¨® con mucho m¨¢s eco en las b¨®vedas del Congreso
Es abril de 2022, pero parece abril de 1937, dijo Volod¨ªmir Zelenski al invocar el nombre sagrado de Guernica. Fue tan delicada la menci¨®n que reson¨® con mucho m¨¢s eco en las b¨®vedas del Congreso. La elegancia es una virtud escondida que ciega cuando brilla. No hay escuelas para aprender a ser elegante. O se es o no se es, y Zelenski lo es de un modo tan rotundo como misterioso.
Vivimos en un horror vacui ret¨®rico, bombardeados a cada segund...
Es abril de 2022, pero parece abril de 1937, dijo Volod¨ªmir Zelenski al invocar el nombre sagrado de Guernica. Fue tan delicada la menci¨®n que reson¨® con mucho m¨¢s eco en las b¨®vedas del Congreso. La elegancia es una virtud escondida que ciega cuando brilla. No hay escuelas para aprender a ser elegante. O se es o no se es, y Zelenski lo es de un modo tan rotundo como misterioso.
Vivimos en un horror vacui ret¨®rico, bombardeados a cada segundo por subrayados, may¨²sculas, signos de admiraci¨®n y gritos de melodrama. Desde que Steve Jobs y los monologuistas c¨®micos se impusieron como modelo ret¨®rico a Churchill y S¨®crates, los oradores se parecen mucho a cantantes de bolero: barrocos, sentimentales para mal, narcisistas y, sobre todo, exagerados. Zelenski, que bien podr¨ªa abusar de toda esa pirotecnia en su gira mundial de discursos por los parlamentos, est¨¢ ganando la guerra de la propaganda gracias a su uso de las min¨²sculas y de una exposici¨®n directa y sobria, sin el menor alarde de vendedor de crecepelo. No lo necesita. Su verdad es tan rotunda que el ¨¦nfasis la malograr¨ªa. Como los grandes escritores, sabe que el estilo es una cuesti¨®n moral, y el mejor servicio que puede ofrecer a su patria es la contenci¨®n. Por eso no derrocha una s¨ªlaba.
Podr¨ªa haber alargado much¨ªsimo m¨¢s las alusiones guerracivilistas ante los representantes de la soberan¨ªa espa?ola. Otro con menos talento lo habr¨ªa hecho. No hay un solo espa?ol con una m¨ªnima conciencia hist¨®rica que no relacione las fotos de la matanza de Bucha con las del Madrid bombardeado. Zelenski podr¨ªa haber seguido por ese camino todo lo que hubiera querido, pero le bastaron una frase, un nombre propio y una fecha. Algunos historiadores denuncian ya la recurrencia con la que la Espa?a de 1936 se compara con la Ucrania de 2022, y sin duda llevan raz¨®n, pero no hay forma alguna de evitar la cita. Aparece en cada cr¨®nica de guerra, en cada imagen que llega de los escombros, de los cad¨¢veres y de los soldados. La arenga de Zelenski buscaba fundir la tragedia de dos pueblos y encontr¨® la bisagra en esos dos abriles, donde el pueblo espa?ol y el pueblo ucranio se entendieron m¨¢s all¨¢ de cualquier c¨¢lculo, m¨¢s all¨¢ de cualquier matiz, m¨¢s all¨¢ de cualquier remilgo historiogr¨¢fico y m¨¢s all¨¢ de cualquier distancia cultural. Por un instante, durante un solo sintagma, todos nos entendimos hasta el tu¨¦tano.