La ventana de Rahaf
Una joven saud¨ª que decidi¨® dejar de ser invisible salv¨® su vida en la Red: le quitaron el pasaporte, pero no el tel¨¦fono
La habitaci¨®n de Rahaf Mohammed en su casa en Ha¡¯il, una regi¨®n de Arabia Saud¨ª donde se ense?a la versi¨®n wahabista del islam ¡ªen la que silbar, por ejemplo, est¨¢ prohibido¡ª ten¨ªa la ventana siempre cerrada y las cortinas corridas para que ning¨²n hombre pudiera verla desde el exterior. ¡°La luz del Sol jam¨¢s toc¨® las paredes de mi cuarto¡±, explica en su libro Rebelde (Pen¨ªnsula). A los nueve a?os empez¨® a cubr...
La habitaci¨®n de Rahaf Mohammed en su casa en Ha¡¯il, una regi¨®n de Arabia Saud¨ª donde se ense?a la versi¨®n wahabista del islam ¡ªen la que silbar, por ejemplo, est¨¢ prohibido¡ª ten¨ªa la ventana siempre cerrada y las cortinas corridas para que ning¨²n hombre pudiera verla desde el exterior. ¡°La luz del Sol jam¨¢s toc¨® las paredes de mi cuarto¡±, explica en su libro Rebelde (Pen¨ªnsula). A los nueve a?os empez¨® a cubrirse con la abaya, un saco negro del cuello a los pies, y a partir de los 12, tambi¨¦n con niqab, prenda con la que solo los ojos quedan al descubierto. ¡°En cuanto me cubr¨ª con ¨¦l, supe que hab¨ªa dejado de existir¡±. En su casa y en el colegio escuchaba cosas como estas: ¡°Las mujeres que quieren conducir son putas¡±; ¡°Si montaras en bici, perder¨ªas la virginidad y te convertir¨ªas en lesbiana¡±. Rahaf no se resign¨®. Empez¨® a hacerse preguntas: ?por qu¨¦ no puedo hacer las mismas cosas que mis hermanos? ?Por qu¨¦ si son los hombres los que no pueden controlarse son las mujeres las que tienen que taparse? ?Por qu¨¦ si la mujer es un ser desvalido que necesita de tutela permanente se la considera una amenaza? Su entorno replic¨® a muchas de esas preguntas con palizas. Pero encontr¨® una forma de obtener respuestas, la ventana a otro mundo y a otra vida: internet.
Fue, sorteando las trabas de las autoridades saud¨ªes, accediendo desde su tel¨¦fono a libros y pel¨ªculas prohibidas, como empez¨® a crecer en ella el deseo de huir. ¡°Estaba navegando por distintos sitios cuando, gracias a una maravillosa coincidencia, me encontr¨¦ con la cuenta de Twitter de una mujer que viv¨ªa en Canad¨¢. Le mand¨¦ un mensaje y le pregunt¨¦ c¨®mo hab¨ªa conseguido llegar hasta all¨ª. Me proporcion¨® el c¨®digo secreto para acceder a una p¨¢gina que ayudaba a chicas a escapar. Y a partir de ah¨ª dej¨¦ de ser la rara. Aparte de ser una gu¨ªa digital sobre c¨®mo escapar, esa organizaci¨®n aliment¨® la confianza en m¨ª misma¡±.
Siguiendo aquellos consejos, Rafah prepar¨® su huida minuciosamente durante un a?o hasta que el 31 de diciembre de 2018 puso en marcha su plan. En el aeropuerto de Bangkok, desde donde volar¨ªa a Melbourne para pedir asilo, la interceptaron. Su padre, que trabajaba para la familia real saud¨ª, hab¨ªa movido sus influencias. Pero quienes la retuvieron cometieron un error: le quitaron el pasaporte, no el tel¨¦fono, y eso termin¨® salv¨¢ndole la vida. Desde la habitaci¨®n en la que la ten¨ªan encerrada a la espera de que saliera el pr¨®ximo vuelo de regreso a casa, desesperada, empez¨® a tuitear su historia: ¡°Mi vida est¨¢ en peligro si me obligan a volver a Arabia Saud¨ª. Tengo 18 a?os. No puedo hacer nada. Tienen mi pasaporte y ma?ana me obligar¨¢n a regresar. Por favor, ay¨²denme. Me van a matar¡±.
La red social se llen¨® entonces de mensajes de ayuda procedentes de distintos pa¨ªses ¡ª¡°Aguanta, Rahaf¡±¡ª y tambi¨¦n de amenazas de muerte desde cuentas saud¨ªes. Sus tuits hicieron que se pusieran en contacto con ella periodistas de grandes cabeceras y esa presi¨®n medi¨¢tica activ¨® a los organismos de defensa de los derechos humanos, como los de Naciones Unidas.
Cuando finalmente aterriz¨® en el aeropuerto de Toronto, le esperaba la ministra de Asuntos Exteriores de Canad¨¢. Rahaf tuite¨®: ¡°Quiero daros las gracias por apoyarme y salvarme la vida. De verdad que nunca habr¨ªa so?ado con tener tanto amor y apoyo. Sois la chispa que me motivar¨¢ para ser mejor persona¡±.
Hoy reside en Toronto, donde aprende a vivir en libertad, a olvidar todas las prohibiciones que le inculcaron con palizas. Ahora ayuda a otras mujeres a escapar, a dejar de ser invisibles. Twitter tambi¨¦n puede ser eso: la ventana a una vida mejor.