Ucrania: ?Paz ya!
La agresi¨®n militar ordenada por Putin est¨¢ poniendo a prueba la coherencia de sectores de la izquierda. Es preciso que los hechos acompa?en a las palabras y facilitar a quienes sufren el ataque los medios para evitar ser masacrados
Ucrania: ?Paz ya! Este es el tema de un encuentro internacional que tiene lugar hoy en Madrid. Es importante por dos razones. Porque lo impulsa Podemos, el componente de izquierdas del actual Gobierno espa?ol, y porque el manifiesto lo han firmado personalidades de gran relieve y notoriedad, desde el antiguo l¨ªder de los laboristas Jeremy Corbyn hasta el antiguo ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis o el antiguo presidente de Ecuador Rafael Correa. Y, sobre todo, Noam Chomsky, el punto de referencia de todos los movimientos de la sociedad civil para la izquierda estadounidense y muchas veces mundial. No es casualidad que los organizadores hayan colocado su nombre encabezando la lista de firmantes.
El manifiesto es importante por lo que dice, pero tambi¨¦n por lo que calla, y por algunas contradicciones l¨®gicas que lo caracterizan. Vayamos por orden.
El llamamiento habla claramente de ¡°invasi¨®n rusa de Ucrania¡±. As¨ª pues, hay un agresor, la Rusia de Putin (que no es toda Rusia) y un agredido, el pueblo ucranio; el agresor es un pa¨ªs autocr¨¢tico dominado por un dictador y el agredido una rep¨²blica con un presidente elegido democr¨¢ticamente (con el 73% de los votos). No hay malentendido posible: el r¨¦gimen de Putin es el responsable de esta guerra de ¡°efectos devastadores: muerte, destrucci¨®n y millones de personas obligadas a huir de sus hogares¡±.
En este punto, sin embargo, se cela un silencio culpable. El ej¨¦rcito de Putin no solo pretende aplastar la independencia de una naci¨®n soberana, sino que persigue este objetivo a trav¨¦s de cr¨ªmenes de guerra cada vez m¨¢s numerosos y abominables, cuyo s¨ªmbolo es la matanza de civiles en Bucha, pero cuya multiplicaci¨®n sistem¨¢tica nos obliga a reconocer que, para Putin, se trata de una estrategia: crear un desierto y llamarlo paz.
Y un segundo silencio. La invasi¨®n de Rusia por parte de Putin es una invasi¨®n imperialista, expl¨ªcitamente. En sus discursos del 21 y 24 de febrero, Putin declar¨® solemnemente que en cualquier lugar donde se hable ruso all¨ª est¨¢ Rusia, y esos pa¨ªses de falsa independencia (?inventada por Lenin!) deben volver a la madre Rusia. Es decir, ser anexionados. Ya lo hizo con Crimea en 2014, pretende hacerlo all¨¢ donde no se lo impidan. Putin debe ser tomado en serio, a sus palabras siguen hechos.
El manifiesto de Podemos pide que entre Rusia y Ucrania se establezca un di¨¢logo bajo estas dos condiciones: ¡°Las tropas rusas invasoras deben retirarse de Ucrania y Ucrania se convierte en un pa¨ªs neutral¡±. Sobre la neutralidad, Zelenski ya ha dicho que ser¨¢n los ciudadanos los que decidan. Pero est¨¢ claro que, como reconoce el llamamiento de Podemos y Chomsky, ¡°una paz plena y duradera¡± implica la retirada de las tropas rusas de Ucrania. De toda Ucrania. Aqu¨ª no se aprecian silencios por parte de Podemos.
Lo que s¨ª se aprecia, sin embargo, es una colosal contradicci¨®n l¨®gica. Los ciudadanos ucranios est¨¢n resistiendo la invasi¨®n de la Rusia de Putin con una valent¨ªa ¡ªrayana en el hero¨ªsmo¡ª que nos ha dejado a todos at¨®nitos y deber¨ªa suscitar nuestra admiraci¨®n (no olvidemos que EE UU, e Israel m¨¢s tarde, hab¨ªan ofrecido a Zelenski un avi¨®n para que huyera, convencidos de que la rendici¨®n de Ucrania era cuesti¨®n de d¨ªas u horas). Pero la desproporci¨®n de fuerzas es cicl¨®pea, de cinco o diez a uno. Por lo tanto, si queremos una paz ¡°plena y duradera¡± para ma?ana, empezando con la ¡°retirada de las tropas rusas¡±, es necesario, hoy mismo, de inmediato, si no puede ser ayer, proporcionar a la resistencia ucrania todas las armas necesarias para detener la invasi¨®n, el martirio de Mariupol, la ofensiva rusa en el Donb¨¢s ahora en pleno desarrollo. Y lanzar la contraofensiva. Algo que Podemos y los firmantes del llamamiento NO quieren hacer.
Escriben, en efecto, que ¡°la escalada solo conducir¨¢ a m¨¢s derramamiento de sangre, desplazamientos y da?os econ¨®micos infligidos a personas inocentes¡±, y lo que consideran ¡°escalada¡± es precisamente el suministro de armas a la resistencia ucrania.
A ver, razonemos. Razonad, compa?eros de Podemos. Si a una persona que sufre una agresi¨®n, y tiene cinco o diez veces menos fuerza que el agresor, no se le dan los medios para reducir este desequilibrio de fuerzas, se est¨¢ favoreciendo al agresor. Ayudando a Putin. Porque, como aprend¨ª de ni?o, yendo al catecismo, se peca ¡°por obra y por omisi¨®n¡±, y la culpa por omisi¨®n no es menos grave que la primera.
Hablar de paz/retirada de las fuerzas rusas se convierte en un mero flatus vocis, si a las palabras no siguen las acciones para hacerlo efectivo, es decir, en el caso de la agresi¨®n imperialista de Putin, proporcionar todas las armas a la resistencia ucrania para que ese pueblo no acabe, en poco tiempo (?semanas, d¨ªas?), masacrado y esclavizado, a pesar de todo su hero¨ªsmo. Para la derecha, el que los hechos no se correspondan con las palabras es normal. Para la izquierda supone el haraquiri. Una izquierda sin coherencia entre acci¨®n y palabra deja de ser una izquierda para convertirse en una fuerza de politicastros demasiado parecida a las dem¨¢s, contra cuya degeneraci¨®n e hipocres¨ªa naci¨®.
Si la izquierda no sabe ser coherente con los valores de justicia y libertad y, por lo tanto, no lucha para proporcionar a la resistencia ucrania todas las armas necesarias, los ciudadanos ucranios recordar¨¢n a Boris Johnson como su h¨¦roe, si los rusos son expulsados, y a la izquierda como c¨®mplice de Putin, si son aplastados por el nuevo zar. En cualquier caso, habremos, habr¨¦is perdido toda credibilidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.