Eva y selva
En la segunda entrega de ¡®Letras Americanas¡¯, el bolet¨ªn sobre literatura latinoamericana de EL PA?S Am¨¦rica, Emiliano Monge escribe sobre el lugar de la selva en la literatura colombiana a partir del ¨²ltimo libro del escritor bogotano Antonio Ungar
Esta es la versi¨®n web de Letras Americanas, el bolet¨ªn de EL PA?S Am¨¦rica que recorre cada 15 d¨ªas las novedades de R¨ªo Bravo a la Tierra del Fuego. Para recibirlo cada domingo puede suscribirse en este enlace.
Durante estos ¨²ltimos quince d¨ªas, en los que estuve paseando por algunas de las cartograf¨ªas literarias que seguiremos recorriendo en esta newsletter, volv¨ª a encontrarme con la selva.
La culpa la tuvo el ¨²ltimo libro de Antonio Ungar, escritor bogotano y transmigrado...
Esta es la versi¨®n web de Letras Americanas, el bolet¨ªn de EL PA?S Am¨¦rica que recorre cada 15 d¨ªas las novedades de R¨ªo Bravo a la Tierra del Fuego. Para recibirlo cada domingo puede suscribirse en este enlace.
Durante estos ¨²ltimos quince d¨ªas, en los que estuve paseando por algunas de las cartograf¨ªas literarias que seguiremos recorriendo en esta newsletter, volv¨ª a encontrarme con la selva.
La culpa la tuvo el ¨²ltimo libro de Antonio Ungar, escritor bogotano y transmigrado que vive en Jaffa, al sur de Tel Aviv, ha escrito cr¨®nicas, cuentos estupendos y novelas que abordan temas tan diversos como la xenofobia o la vida de un dictador imaginario ¡ªbien podr¨ªa haber sido nombrado en la entrega anterior¡ª.
Pero mejor dejo de dar vueltas en c¨ªrculos ¡ªque corro el riesgo de convertirme y convertirlos en zopilotes¡ª y les comparto la deriva a la que me llev¨® Eva y las fieras.
Eva, jovenc¨ªsima, tras parir una ni?a cuyo padre no aparece en la historia, como en tantas otras p¨¢ginas y vidas latinoamericanas, ya sabemos, intenta convertirse en enfermera y dejar la fiesta, el alcohol y las drogas a las que es adicta.
Tras su ¨²ltima reca¨ªda, que la lleva a despertar en la cama del departamento de un viejo pol¨ªtico nauseabundo, la protagonista de Eva y las fieras escucha mencionar Puerto In¨ªrida, un pueblo emplazado a la orilla del r¨ªo Orinoco que se impondr¨¢ como futuro, a¨²n a pesar de que la ¨²nica selva que ha visto ha sido como turista.
Es una historia repetida muchas veces ¡ªuna historia que adem¨¢s se ha convertido en un relato de presente tras la pandemia de la Covid 19¡ª: la del hombre, la mujer o el hombre y la mujer que buscan curarse de algo abandonando la ciudad, dejando tras de s¨ª las mega urbes que habr¨¢n de cambiar por entornos mucho m¨¢s verdes, sin ser conscientes de que el verde, en nuestra regi¨®n, entra?a m¨¢s que el idilio.
Las fugas
¡°Tal vez lo que pod¨ªa curarla del tedio de Bogot¨¢, de ese vac¨ªo que no se llenaba con nada, de ese fr¨ªo comi¨¦ndosela por dentro, era la selva. Pregunt¨® si exist¨ªa un hospital en aquel puerto. El m¨¦dico le dijo que no, que hab¨ªa un centro de salud con dos enfermeras cuyos contratos se renovaban cada a?o. Que las enfermeras eran siempre demasiado j¨®venes e inexpertas y que nunca aguantaban el aislamiento de la manigua¡±, escribe Ungar, cuya novela, adem¨¢s de tratar de guerrillas, paramilitares, militares, pol¨ªticos y empresarios corruptos, trata esas fugas que suelen terminar en tragedia y esas junglas que se han convertido en una suerte de tradici¨®n en s¨ª mismas.
Lo de esas fugas lo sabemos quienes le¨ªmos ¡ªqui¨¦n a¨²n no lo haya hecho, por favor no pierda m¨¢s el tiempo¡ª Primero estaba el mar, la extraordinaria novela de Tom¨¢s Gonz¨¢lez en la que otro par de j¨®venes de ciudad, con una realidad social mucho m¨¢s pl¨¢cida que la de Eva, abandonan su Antioqu¨ªa natal para irse a otra selva, en el golfo de Urab¨¢, un para¨ªso en el que la violencia irrumpir¨¢ como irrumpen los rel¨¢mpagos. Gonz¨¢lez, uno de los prosistas m¨¢s virtuosos de nuestras literaturas, ha hecho del tema de la huida, de las diversas huidas, en realidad, materia literaria abord¨¢ndolas desde diversos ¨¢ngulos en Niebla al medio d¨ªa (desde el lugar de quien es abandonado), La luz dif¨ªcil (desde el lugar de quien elige la eutanasia) o el relato ¡°Verdor¡±, del libro El rey del Honka-Monka (desde el lugar de quien se convierte, lentamente, en vagabundo).
Verde verdugo
El otro asunto, el de la jungla convertida en tradici¨®n, lo sabemos quienes le¨ªmos libros m¨¢s viejos y m¨¢s recientes, sin ni siquiera salir de Colombia: ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, Esta herida llena de peces, de Lorena Salazar Masso, donde las ramas de la identidad se mezclan con la violencia de los paisajes naturales y humanos y la memoria se enreda en las lianas de la maternidad (otro de los temas que hoy recorren las letras latinoamericanas y del que tambi¨¦n hablaremos); El asedio animal, de Vanessa Londo?o, en el que los cuerpos de sus protagonistas se mimetizan con el territorio y padecen inundaciones, avalanchas, deforestaciones y mutilaciones, o El diablo de las provincias, de Juan C¨¢rdenas, donde el rumor y los ecos de la selva ponen en jaque los lugares comunes de lo civilizatorio.
Pero dije que tambi¨¦n hab¨ªa libros m¨¢s viejos en esta tradici¨®n que lo hace a uno sentirse mojado y recorrido por clorofila en vez de sangre: el principal, sin duda, el pasado de todos los libros que he mencionado, es La vor¨¢gine, de Jos¨¦ Eustasio Rivera, quien usa las plantaciones de caucho como pretexto para desplegar el gran fresco de la selvas latinoamericanas, la exterior y esa otra que llevamos adentro, esas dos selvas que, seg¨²n Alejo Carpentier, s¨®lo fue capaz de pintar Wilfredo Lam, porque ese pintor cubano, como el ecuatoriano Oswaldo Guayasamin, sumar¨ªa yo, entendi¨® que ¡°lo maravilloso comienza a serlo cuando surge de una inesperada alteraci¨®n de la realidad, una iluminaci¨®n inhabitual que percibe la intensidad de lo furtivo¡±.
Y ya que sale Carpentier, por las similitudes que guarda, por los vasos comunicantes que lo conectan con Los pasos perdidos, hay que decir que otro pasado que el lector no deber¨ªa eludir, como no deber¨ªa eludir tampoco La casa grande, de ?lvaro Cepeda Samudio porque la selva tambi¨¦n puede servir a la m¨¢s alta experimentaci¨®n literaria y a la innovaci¨®n, es La nieve del almirante, de ?lvaro Mutis ¡ªotro de los prosistas esenciales de nuestras letras y otro de los escritores que, como Gonz¨¢lez, curiosamente tiene un pie y medio en la poes¨ªa¡ª, en el que Maqroll recorre el r¨ªo Xurand¨® en una barca enclenque, acompa?ado ¨²nicamente por un libro, un recuerdo, un pu?ado de locos y una empresa imposible.
Volver a Eva
El asunto de recorrer el r¨ªo y acabar a la deriva sobre una balsa sin gobierno o gobernada ¨²nicamente por el cauce del agua, adem¨¢s de hacerme pensar en Quiroga, Saer o Selva Almada (¨²ltimo sur de las junglas y del agua al que tambi¨¦n llegaremos en alguna otra entrega de esta newsletter) nos regresa al comienzo de nuestro sobrevuelo, pues nos aguarda al final de Eva y las fieras.
Porque as¨ª es como Ungar da vuelta al asunto de la huida y se enclava en la violencia: a trav¨¦s del cuerpo herido de Eva, que recorre el r¨ªo Orinoco en una barca a la deriva tras llevar suero y alimentos a poblaciones desconectadas del mundo por la guerra.
Y con ella, con Eva baleada, mientras miramos los buitres que vuelan en c¨ªrculos, vemos el hambre, el abandono, la corrupci¨®n y el dolor que tambi¨¦n habitan las selvas.
Coordenadas
Eva y las fieras ha sido publicado por Anagrama. La obra de Tom¨¢s Gonz¨¢lez, actualmente, se encuentra en ediciones de Seix Barral. Esta herida llena de peces, de Lorena Salazar Masso, cuenta con varias ediciones, aunque la primera es de Tragaluz. Lo mismo sucede con El asedio animal, de Vanessa Londo?o, cuya primera edici¨®n es de Almad¨ªa. El diablo de las provincias, de Juan C¨¢rdenas, fue publicado por Perif¨¦rica. De La vor¨¢gine se encuentran diversas ediciones, de La casa grande, la de Plantea, y de La nieve del almirante, la ¨²ltima es la de RM.
Para quien est¨¦ interesado en ver documentales sobre el tema de la guerra y de las selvas en Colombia, recomiendo la pel¨ªcula que acompa?a la obra Fragmentos, de Doris Salcedo, as¨ª como los largometrajes Ciro y yo o El silencio de los fusiles. Sobre Wilfrido Lam y Oswaldo Guayasam¨ªn se pueden encontrar entrevistas y documentales en casi todas las plataformas, pero se recomienda particularmente The jungle y El gladiador de la dignidad.