En la calle circulan rumores
Las noticias que no est¨¢n basadas en fuentes claras resultan poco cre¨ªbles para los lectores
Al igual que un periodista vale lo que valen sus fuentes, la credibilidad de una informaci¨®n se relaciona directamente con las fuentes que se citan y c¨®mo se citan. Por eso, las noticias basadas en procedencias gen¨¦ricas o que no mencionan ninguna resultan poco o nada cre¨ªbles, con independencia de que los hechos descritos sean ciertos o no. Los lectores nos echan en cara esas carencias, que erosionan el principal patrimonio de los medios de comunicaci¨®n: su credibilidad.
La cuesti¨®n cobra relevancia cuando disminuye la confianza en los medios, como se?ala del ¨²ltimo ...
Al igual que un periodista vale lo que valen sus fuentes, la credibilidad de una informaci¨®n se relaciona directamente con las fuentes que se citan y c¨®mo se citan. Por eso, las noticias basadas en procedencias gen¨¦ricas o que no mencionan ninguna resultan poco o nada cre¨ªbles, con independencia de que los hechos descritos sean ciertos o no. Los lectores nos echan en cara esas carencias, que erosionan el principal patrimonio de los medios de comunicaci¨®n: su credibilidad.
La cuesti¨®n cobra relevancia cuando disminuye la confianza en los medios, como se?ala del ¨²ltimo Reuters Institute Digital News Report hecho en 46 pa¨ªses. En Espa?a, esa confianza ha descendido en un a?o cuatro puntos (del 36% al 32%), muy lejos de Finlandia (69%) o Portugal (61%). La confianza en EL PA?S (42%) supera en diez puntos la media nacional, pero hay que mantener la guardia alta.
Una clave para hacerlo se describe en el cap¨ªtulo del Libro de estilo sobre las fuentes informativas. Se resume en tres principios. 1. Las informaciones de un periodista solo pueden ser obtenidas por su presencia en el lugar de los hechos, la narraci¨®n por una tercera persona o el manejo de un documento, pero el lector tiene derecho a conocer cu¨¢l de esas posibilidades se corresponde con la noticia. 2. Los rumores no son noticia. Y 3. Es inmoral apropiarse de noticias de paternidad ajena.
Reglas claras, pero incumplidas a veces, como en estas antiperiod¨ªsticas palabras: ¡°En la calle circulan rumores de que el Estado (T¨²nez) solo tiene fondos para pagar los salarios de los funcionarios el pr¨®ximo mes y se podr¨ªa declarar en bancarrota¡± (7 de junio). El lector Javier Mu?oz se incomod¨®: ¡°Pues si lo dice la calle¡ No nos parece propio de peri¨®dicos como EL PA?S¡±. O esta otra: ¡°¡en los mentideros brit¨¢nicos se repite el comentario de que cada vez que Johnson se ve agobiado por asuntos internos, recurre a Zelenski¡± (18 de junio).
Si esas f¨®rmulas no dan confianza al lector, ocurre lo mismo con cada afirmaci¨®n detr¨¢s de ¡°habr¨ªa¡±, ¡°estar¨ªa¡±, ¡°podr¨ªa¡±, porque transmiten incertidumbre o desconocimiento, lo opuesto al periodismo riguroso, como en estos recientes casos: ¡°¡los gastos (de una fiesta) habr¨ªan sido cubiertos por la farmac¨¦utica Pfizer¡± (17 de junio); ¡°el m¨²sico (Cecilio G.) se habr¨ªa bajado los pantalones y masturbado delante de una chica¡± (d¨ªa 18); ¡°¡Luis Carlos (hijo el candidato colombiano Rodolfo Hern¨¢ndez) habr¨ªa pactado una millonaria comisi¨®n¡¡± (18); ¡°la direcci¨®n habr¨ªa otorgado...¡± (28); ¡°¡habr¨ªa dicho el republicano¡± (29).
Esos condicionales sobre hechos pasados est¨¢n ¡°terminantemente prohibidos¡± por el Libro de estilo porque restan cr¨¦dito a las informaciones. En general, el condicional es poco asertivo y por eso se aconseja usarlo con prudencia. Aun as¨ª, en un texto del d¨ªa 6 de junio hab¨ªa 20.
Desconfianza tambi¨¦n la que transmiten aseveraciones basadas en fuentes gen¨¦ricas o f¨®rmulas de f¨¢cil recurso (¡°seg¨²n observadores¡±, por ejemplo) para esconder opiniones no atribuidas a nadie y, por tanto, carentes de valor.
Este ¨²ltimo mes se han publicado datos sobre cimientos tan inestables como ¡°hay voces que defienden¡¡± (6 de junio), ¡°algunos achacan su car¨¢cter reservado a¡¡±, (11), ¡°en algunos ¨¢mbitos del PP¡¡± (el mismo d¨ªa), ¡°los observadores coinciden¡¡± (21), ¡°seg¨²n han trasladado a EL PA?S fuentes cercanas¡± (28) , ¡°algunos medios¡¡± (28), ¡°un observador internacional¡¡± (28), ¡°fuentes espa?olas¡¡± (30), ¡°algunos analistas opinan¡¡± (1 de julio).
A¨²n m¨¢s preocupante resulta la presencia de informaciones sin fuente alguna, con detalles copiados de agencias u otros medios sin citarlos. A veces, con frases entrecomilladas, declaraciones o an¨¦cdotas sin respetar el derecho del lector a saber de d¨®nde proceden.
La lectora Asun Sagredo escribi¨® hace tiempo para quejarse de un texto sobre la estancia en Ibiza de Elsa Pataky y su pareja. Se precisaba qu¨¦ restaurantes visitaron, con qui¨¦nes se vieron o con qu¨¦ amigos coincidieron, pero sin citar fuente al respecto. ¡°De d¨®nde salen esas noticias? ?Hace la periodista el viaje con la familia Pataky?¡±, se preguntaba la lectora.
Otras veces, el peri¨®dico ha publicado noticias ocurridas a cientos o miles de kil¨®metros de los lugares en los que est¨¢n datadas sin mencionar su procedencia. Datadas en Madrid, pero sin saber de d¨®nde salen, hay piezas con detalles sobre la vida de empresarios extranjeros, personajes de familias reales o declaraciones entrecomilladas de mandatarios extranjeros hechas en sus pa¨ªses.
¡°Es inmoral apropiarse de noticias de autor¨ªa ajena¡±. Est¨¢ en juego la credibilidad, la fiabilidad, la confianza. O sea, lo m¨¢s sagrado.
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