Selenita

Luna llena. Encerrada en un halo de lun¨¢tica tristeza. La luna vino a la fragua, con su polis¨®n de nardos. El rayo de luna. La luna sangrienta. Impasible. La luna de los lic¨¢ntropos. La luna, m¨ªrala, es tu espejo. Unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir. Luna, lunera, cascabelera. El sol se llama Lorenzo y la luna Catalina. La luna se ha puesto, duermo sola. Yo quiero luz de luna, para mi noche triste. La luna gime en el fondo del mar. El misterio. El fr¨ªo. La muerte. Menstruaciones y mareas. Filo de cuchillo. La cara oculta de la luna. P¨¢lida luna de lobos. Al final...

Luna llena. Encerrada en un halo de lun¨¢tica tristeza. La luna vino a la fragua, con su polis¨®n de nardos. El rayo de luna. La luna sangrienta. Impasible. La luna de los lic¨¢ntropos. La luna, m¨ªrala, es tu espejo. Unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir. Luna, lunera, cascabelera. El sol se llama Lorenzo y la luna Catalina. La luna se ha puesto, duermo sola. Yo quiero luz de luna, para mi noche triste. La luna gime en el fondo del mar. El misterio. El fr¨ªo. La muerte. Menstruaciones y mareas. Filo de cuchillo. La cara oculta de la luna. P¨¢lida luna de lobos. Al final, la luna es la redonda cara tuerta de El viaje a la luna de Georges M¨¦li¨¨s. En Canad¨¢, proponen una revisi¨®n del C¨®digo Penal para castigar actos vand¨¢licos contra el cuerpo celeste. Golpear el polo sur de la luna para encontrar agua se considera un acto vand¨¢lico. Arrojar un chicle por la ventanilla de la nave. La luna pierde su emanaci¨®n po¨¦tica no porque el conocimiento agriete el misterio y la magia, sino porque ese conocimiento se utiliza para expoliar. Qu¨¦ retales de la luna son aprovechables para fabricar coches o sistemas de navegaci¨®n. Telefonitos para marcar un n¨²mero de un hotel lunar con todo incluido: alimentaci¨®n en pastillas diaria, excursiones en traje espacial, viaje de ida y vuelta patrocinado por un empresario japon¨¦s coleguita de Elon Musk. Ya hay un mill¨®n de personas ¨¢vidas de viajar al sat¨¦lite. Algunas de sus zonas deber¨¢n ser declaradas espacios protegidos y ser¨¢ necesario dise?ar legislaciones contra la gentrificaci¨®n. Planificar la destrucci¨®n de residuos y compatibilizar las ¨¢reas de recreo con las canteras extractivas. La luna se llenar¨¢ de casetas de obra.

Lo preocupante de este tr¨¢nsito desde la poes¨ªa al comercio no es todo lo que ahora sabemos y antes ignor¨¢bamos. Lo que produce desconfianza es que la usura se encubra bajo el barniz filantr¨®pico de la necesidad de ¡°proteger la biosfera desplazando las industrias contaminantes al exterior y recurrir a los materiales lunares para conseguir energ¨ªa limpia¡±. La idea es de Lewis Pinault. Se supone que hay un objetivo ecol¨®gico en el env¨ªo por parte de la NASA de un robot perforador al cr¨¢ter Shackleton. No importan los cambios en la poes¨ªa ni la aniquilaci¨®n del enigma de una naturaleza sublime. Tambi¨¦n se escriben poemas desde la luz del conocimiento y el a mi trabajo acudo. En la poes¨ªa pueden convivir la luna negra de Lilith con la luna, cuerpo celestial de vacaciones, y su servicio selenita. Lo que me preocupa es hasta d¨®nde podremos expandirnos, plantar huertas, fundar colonias, hasta qu¨¦ loncha del espacio-tiempo, y c¨®mo manipulamos los discursos sobre el bienestar del planeta para justificar depredaci¨®n y nuevos modelos de negocio. C¨®mo acabar¨¢ a largo plazo la luna y, si habr¨¢ un d¨ªa en el que, como efecto secundario de las excavaciones y el incumplimiento de la normativa contra el gamberrismo, la luna y el cielo se desplomar¨¢n sobre nuestras cabezas. Al final, la luna es la redonda cara tuerta de El viaje a la luna de Georges M¨¦li¨¨s: puede que el arte se anticipe a casi todo. Aqu¨ª abajo llover¨¢n cenizas que veremos a trav¨¦s de nuestros dispositivos m¨®viles fabricados con mineral lunar. Funde a negro.