El Kremlin, sin tab¨² nuclear
Incluso en el caso de que la amenaza at¨®mica rusa no llegara a hacerse realidad contra Ucrania, es extremadamente preocupante el retroceso efectivo que ya representa esta guerra para la pol¨ªtica contra la proliferaci¨®n
Para Vlad¨ªmir Putin, sus consejeros y propagandistas, el tab¨² nuclear ha desaparecido. O al menos, hablan y act¨²an como si fuera un arma m¨¢s en su arsenal, con toda naturalidad, aun siendo la m¨¢s extrema y el recurso ¨²ltimo, quiz¨¢s el definitivo.
En su televisi¨®n, los comentaristas se explayan sobre la rapidez de los misiles ultras¨®nico...
Para Vlad¨ªmir Putin, sus consejeros y propagandistas, el tab¨² nuclear ha desaparecido. O al menos, hablan y act¨²an como si fuera un arma m¨¢s en su arsenal, con toda naturalidad, aun siendo la m¨¢s extrema y el recurso ¨²ltimo, quiz¨¢s el definitivo.
En su televisi¨®n, los comentaristas se explayan sobre la rapidez de los misiles ultras¨®nicos con capacidad nuclear para destruir ciudades europeas y americanas. Acompa?an sus malos y truculentos chistes con sard¨®nicas sonrisas y apelan a un nihilismo apocal¨ªptico, que hace preferible una guerra nuclear a una Rusia humillada y sin orgullo imperial.
Si hasta ahora su posesi¨®n hab¨ªa servido para evitar la guerra, gracias al concepto de Destrucci¨®n Mutua Asegurada (MAD), con Putin se ha convertido en un instrumento para librarla bajo su amenaza. La guerra probablemente ni siquiera hubiera empezado si Rusia no la hubiera podido desenfundar, al menos ret¨®ricamente, y Ucrania no hubiera sido desarmada en 1994 gracias a un acuerdo multilateral conocido como Memor¨¢ndum de Budapest, bajo garant¨ªa de Londres y Washington, por el que se desmantelaban los arsenales a cambio del reconocimiento de la integridad territorial y las fronteras ucranias.
Sin el paraguas de la protecci¨®n nuclear, el territorio ruso hubiera sido objetivo militar de las represalias de Ucrania e incluso de contraofensivas ante la invasi¨®n. Los aliados de Kiev habr¨ªan barajado opciones como organizar zonas protegidas para acoger a la poblaci¨®n civil o prohibir sobrevuelos sobre Ucrania para evitar los bombardeos a¨¦reos sobre ciudades. Incluso se hubiera planteado la participaci¨®n directa de tropas, blindados y aviones aliados al lado del ej¨¦rcito ucraniano. En resumen: sin la amenaza nuclear rusa, ahora la guerra de Ucrania quiz¨¢s se habr¨ªa desbordado y tendr¨ªamos una guerra convencional europea.
La disuasi¨®n nuclear, por tanto, sigue vigente. Se ha evitado de momento la guerra generalizada, como en tiempos de la Guerra Fr¨ªa. Ha surgido, en cambio, una nueva y preocupante ecuaci¨®n, como es la cobertura de la amenaza nuclear a una guerra convencional de agresi¨®n contra una potencia m¨¢s d¨¦bil, con la consecuencia de que esta se enfrenta a ella desprotegida y con mayores dificultades para recabar la solidaridad aliada.
Si hasta ahora el arma nuclear era un seguro de vida, como han experimentado Irak, Libia y Ucrania, que lo perdieron, y Corea del Norte e Ir¨¢n, que lo han mantenido, a partir de esta guerra y en manos de una potencia agresiva da licencia para invadir o atacar a otros pa¨ªses sin que se produzca una respuesta sim¨¦trica, como est¨¢ demostrando Putin con su agresi¨®n a Ucrania.
Incluso en el caso de que la amenaza rusa no llegara a hacerse realidad con una detonaci¨®n nuclear contra Ucrania, es extremadamente preocupante el retroceso efectivo que ya representa esta guerra para la pol¨ªtica contra la proliferaci¨®n nuclear. F¨¢cilmente cundir¨¢ el p¨¦simo ejemplo ruso.