A por todas¡ y a por todo
Posiblemente el discurso de Pedro S¨¢nchez en la apertura del debate sobre el estado de la naci¨®n sea su m¨¢s atinada pieza oratoria en el Congreso
La calidad de un discurso no se mide por los aplausos de los partidarios de quien lo pronuncie: pero cuando son ins¨®litamente estruendosos y largos, igual resulta que no es tan malo.
La importancia de un texto depende tambi¨¦n de su capacidad de sorprender al respetable: y cuando lo hace, desbordando de nuevas propuestas, medidas y anhelos, y no solo limit¨¢ndose a ratificar tecnocr¨¢ticamente las ya adoptadas, es que entra?...
La calidad de un discurso no se mide por los aplausos de los partidarios de quien lo pronuncie: pero cuando son ins¨®litamente estruendosos y largos, igual resulta que no es tan malo.
La importancia de un texto depende tambi¨¦n de su capacidad de sorprender al respetable: y cuando lo hace, desbordando de nuevas propuestas, medidas y anhelos, y no solo limit¨¢ndose a ratificar tecnocr¨¢ticamente las ya adoptadas, es que entra?a cierta capacidad de reconducir una situaci¨®n dif¨ªcil.
Y la oportunidad de una intervenci¨®n se mide sobre todo por si enhebra una mejor conexi¨®n con los ciudadanos, una empat¨ªa con quienes m¨¢s sufren, una llamada c¨®mplice a quienes han empezado a instalarse ya en el escepticismo, la frustraci¨®n o la desconfianza.
Desde esas premisas, posiblemente el discurso de Pedro S¨¢nchez en la apertura del debate sobre el estado de la naci¨®n sea su m¨¢s atinada pieza oratoria en el Congreso de los Diputados. Y seguramente lo sea porque ha cambiado el punto de vista.
No ha enfocado el mensaje a trav¨¦s de lo que pretend¨ªa ¡°trasladar¡± al personal (ese vocablo horrible, mec¨¢nico e irritante), y actuando antes que nada como propagandista de su programa, como un agente comercial que te canta las bondades de su producto antes incluso de que haya franqueado la puerta de tu casa. Eso que tantas veces ha practicado en el pasado con una din¨¢mica a veces reiterativa, insistente, obvia y, por tanto, prescindible¡ solo encajables porque hab¨ªa otros peores.
Al contrario, esta vez el presidente hac¨ªa hincapi¨¦ en partir de las angustias universales de la ciudadan¨ªa. Especialmente la inflaci¨®n, ¡°que hace m¨¢s dif¨ªcil lo que ya era dif¨ªcil¡±. Y acerc¨¢ndose a ellas mediante nuevas propuestas program¨¢ticas. Parec¨ªa asimismo consciente del desgaste sufrido en su manera de comunicar, tras la triple crisis en el trienio (pandemia, inicio de la recuperaci¨®n, impacto de la guerra contra Ucrania). Al enfatizar que ¡°va a por todas¡± intentaba insuflar un plus de credibilidad, firmeza y visibilidad a las medidas que promet¨ªa. Bastante en l¨ªnea con el famoso discurso de Mario Draghi en 2012, cuando era presidente del BCE y la crisis del euro no cejaba: ¡°Har¨¦ todo lo que sea necesario¡± para suturarla, dijo, ¡°y les aseguro que ser¨¢ suficiente¡±. Tanto lo fue que ni siquiera tuvo que aplicar el programa de apoyo espec¨ªfico a los socios m¨¢s vulnerables que trenz¨® para la ocasi¨®n.
El lector est¨¢ comprobando que este an¨¢lisis versa sobre el modo del discurso. Pero conviene a?adir que su contenido material conjuga con la forma. Las cinco nuevas medidas estrella guardan un hilo conductor: su capacidad de impacto, con la evidente intenci¨®n de que traspasen el caparaz¨®n que envuelve a la opini¨®n (seg¨²n reflejan las encuestas), en buena parte impert¨¦rrita hasta ahora ante la eficacia y la adecuaci¨®n de las anteriores.
Las bonificaciones a los abonos de cercan¨ªas; el desbloqueo de un proyecto inmobiliario importante en Madrid en favor de la vivienda p¨²blica; el impuesto a las grandes compa?¨ªas energ¨¦ticas; una tasa temporal sobre la banca, pues ya aplica aumentos de tipos de inter¨¦s a sus cr¨¦ditos, antes de que lo haya hecho el BCE, y un aumento general de becas, parecen exhibir esa cualidad de alerta. Sin que necesariamente generen una alarma excesiva, m¨¢s all¨¢ de unos cuantos titulares sobre ¡°populismo¡±, ¡°hachazos fiscales¡± a la econom¨ªa productiva y dem¨¢s expresiones escandalizadas. Su acompa?amiento de nuevas leyes que ampl¨ªan los derechos sociales apunta a evitar imputaciones de economicismo. Y a dificultar la tarea de la derecha, tratando de colocarla en un ¨¢mbito menos liberal.
Pongamos por caso que todas ellas, medidas y normas, arrastran contraindicaciones (y es seguro que generar¨¢n alg¨²n efecto colateral negativo; siempre sucede). Nos gustar¨¢ o¨ªr propuestas mejores de los labios de los dem¨¢s protagonistas. Y ojal¨¢ que algunas fuesen incorporables al nuevo programa, y lo completasen.