Shakira o Piqu¨¦, ?t¨² de qui¨¦n eres?
Su ruptura nos permite identificar nuestras necesidades y deseos con uno de los adversarios. Seguimos contando historias de amor porque nos ayudan a entender qui¨¦nes somos
¡°El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos¡±, se lamenta Ilsa Lund en Casablanca al darse cuenta de que la entrada de las tropas alemanas en Par¨ªs se va a interponer entre ella y Rick Blaine. Hay una conexi¨®n innegable entre el fin del mundo y la imposibilidad del amor. Por eso, la ruptura de Shakira y Gerard Piqu¨¦ tiene un valor simb¨®lico que excede al gossip m¨¢s rancio y hace que la pareja se convierta en el s¨ªmbolo de un momento y una desolaci¨®n concretos. As¨ª, entre una y otra bofetada de la actualidad,...
¡°El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos¡±, se lamenta Ilsa Lund en Casablanca al darse cuenta de que la entrada de las tropas alemanas en Par¨ªs se va a interponer entre ella y Rick Blaine. Hay una conexi¨®n innegable entre el fin del mundo y la imposibilidad del amor. Por eso, la ruptura de Shakira y Gerard Piqu¨¦ tiene un valor simb¨®lico que excede al gossip m¨¢s rancio y hace que la pareja se convierta en el s¨ªmbolo de un momento y una desolaci¨®n concretos. As¨ª, entre una y otra bofetada de la actualidad, la separaci¨®n de estos amantes ha dividido a Twitter y al mundo en dos.
¡°Antes, todos quer¨ªamos a Piqu¨¦ por Shakira. Ahora, todos odiamos a Piqu¨¦ por Shakira¡±, resume @michellevillae. ¡°Piqu¨¦ ha cambiado un Ferrari con a?os y kil¨®metros por un Dacia Sandero nuevo¡±, asegura @ElGsule en uno de los muchos (y pat¨¦ticos) tuits machistas sobre la ruptura. ¡°Piqu¨¦ es lesbiana¡±, bromea @voyluness al enterarse de que se habr¨ªa ido ya a vivir con su nueva novia. La lista es infinita y la pregunta obligatoria: ?por qu¨¦ todo el mundo necesita elegir un bando?
La raz¨®n principal es que su ruptura nos permite identificar nuestras necesidades y deseos con uno de los adversarios. Es un hecho: seguimos contando historias de amor porque nos ayudan a entender qui¨¦nes somos. Y eso es lo que est¨¢ expresando la gente en Twitter cuando opina del culebr¨®n Shakira y Piqu¨¦: as¨ª soy yo en el amor. Porque la ruptura de estos dos fomenta la catarsis con la eficacia de una tragedia griega.
Su historia tiene la potencia narrativa suficiente como para recordarnos que en las peores condiciones (Casablanca o nuestro apocal¨ªptico siglo XXI), la vida se mueve y provoca cambios para mejor y para peor dentro de nosotros. Que hasta en el fondo de la rutina y la grisura del a?o m¨¢s triste, la vida sigue latiendo. Los elementos de su tragedia son planos y t¨®picos, es verdad, pero permiten enmarcar su historia en la del relato amoroso cl¨¢sico. El suyo, como el de Ilsa y Rick, no ser¨¢ un amor colmado. Como tampoco lo fueron el de Gatsby y Daisy o el de Heathcliff y Catherine. En la historia de la literatura no existe de hecho el amor colmado, bien porque se encuentra plagado de obst¨¢culos para consumarse, bien porque est¨¢ abocado a una ruptura o bien por la mera geometr¨ªa del deseo que, como se sabe, garantiza el agotamiento.
Sin embargo, lo genial de la historia de Shakira y Piqu¨¦ es que introduce un cambio de paradigma en la construcci¨®n del desamor. Mientras que en el siglo XX los amantes eran separados por realidades absolutas que se impon¨ªan a su amor (como la Guerra Mundial, en el caso de Ilsa y Rick), la ruptura de Shakira y Piqu¨¦ no es otra que la de un matrimonio mal construido: exceso de fama, de acci¨®n y de protagonismo por ambas partes. Ellos representan la hecatombe de una uni¨®n fr¨¢gil que deb¨ªa ser s¨®lida y se convierten as¨ª en la antorcha que alumbra el siglo XXI. Si el otro se puede llevar los hijos a la otra punta del mundo es que algo estaba mal desde el principio. Igual que si tu compa?ero te enga?aba mientras promet¨ªa lealtad. Tan mal como que Europa entera dependa de un gasoducto ruso. Su ruptura nos recuerda que ya no es la realidad la que imposibilita el amor (o la paz) sino la forma que tenemos de relacionarnos con ella.