Un robo y una realidad
El lujo de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s seguros del mundo puede desbaratarse si infravaloramos la extensi¨®n de las redes mafiosas y si no contenemos la desigualdad
Ignoro si a estas alturas el president de la Generalitat o el ministro del Interior se han puesto en contacto con la familia del futbolista Aubameyang despu¨¦s de que haya sufrido dos robos consecutivos en su domicilio de Castelldefels. En el segundo, adem¨¢s, ...
Ignoro si a estas alturas el president de la Generalitat o el ministro del Interior se han puesto en contacto con la familia del futbolista Aubameyang despu¨¦s de que haya sufrido dos robos consecutivos en su domicilio de Castelldefels. En el segundo, adem¨¢s, fueron retenidos y golpeados cobardemente en presencia de familiares, empleados y dos hijos a¨²n ni?os. Es evidente que la imagen de nuestro pa¨ªs que se lleva este futbolista de Gab¨®n con nacionalidad francesa y espa?ola no va a responder al ideal de convivencia grata que perseguimos. Al parecer, en los d¨ªas anteriores, alguien hab¨ªa pinchado las cuatro ruedas de su coche deportivo en el aparcamiento del aeropuerto. Ni avisos anteriores, ni los hiperpublicitados sistemas de alarma y salvaguarda, sirvieron para evitar esta desoladora noticia. Es curioso, en nuestro pa¨ªs los tiroteos entre bandas y los ajustes de cuentas pasan sin relevancia. Como si el hecho de que est¨¦n instalados entre nosotros delincuentes internacionales sea, m¨¢s que un peligro latente, una muestra de que en Espa?a se vive fenomenal. Los tent¨¢culos del dinero sucio por las redes de prostituci¨®n y hosteler¨ªa dicen sumar al PIB. El lujo de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s seguros del mundo puede desbaratarse si infravaloramos la extensi¨®n de las redes mafiosas y si no contenemos la desigualdad.
En este caso, como en otros, se entrecruzan algunos detalles macabros. La exhibici¨®n de riqueza que fomentan las redes sociales convierten a las personas en un escaparate humano de tienda de lujo listo para el alunizaje. Los espa?oles, adem¨¢s, por su larga tradici¨®n judeocristiana, re?¨ªan con el presumir de poder¨ªo y ahora viven un conflicto ¨ªntimo desgarrador. Porque, seamos sinceros, los coches de alta gama desataban sospecha m¨¢s que envidia, quiz¨¢ hasta hoy. La cultura del forrarse en oro y alhajas ha sido m¨¢s bien caracter¨ªstica del reci¨¦n enriquecido o del delincuente con descaro. Aunque es muy posible que la narcocosm¨¦tica haya venido a cambiar esto para siempre gracias al brazo armado del reguet¨®n y la serie. Nunca antes el dinero se sac¨® tanto a pasear para regocijo general, un poco como los artistas aspirantes al ¨¦xito lucen en sus videoclips los placeres de no ser como los dem¨¢s. Placeres consistentes en el yate, las parejas sumisas y el fajo de billetes en la mano, que son aderezos que uno apenas ve entre oficinistas. Muchos asaltantes ya utilizan desde hace a?os el algoritmo y su inteligencia nada artificial les lleva a elegir como v¨ªctimas a aquellos que les garantizan un joyero pleno, relojes caros y una caja fuerte rebosante de dinero en met¨¢lico.
Es importante que los Mossos d¡¯Esquadra den caza a esta banda, pues el revuelo medi¨¢tico tras el asalto a un hogar requiere resultados positivos para calmar a la gente. Si no, seguir¨¢n siendo presa de la misma estrategia de venta que les convence de que viven entre peligros inminentes aunque no sea cierto. La estad¨ªstica nos se?ala como un pa¨ªs tranquilo, pero es precisamente en lugares as¨ª donde un robo con violencia es noticia de portada y no pan nuestro de cada d¨ªa. Las vallas fronterizas act¨²an de cerco de seguridad subliminal, pero la amenaza verdadera no entra por ah¨ª sino por la autopista subterr¨¢nea abierta a la delincuencia. Conviene tenerlo en cuenta cuando vendemos la nacionalidad al rico. El dinero es la gracia, pero tambi¨¦n la desgracia