Las colas del hambre
Los programas de ayuda resultan insuficientes ante el aumento de la pobreza y el alto riesgo de exclusi¨®n social
Tres crisis seguidas, sin tiempo ni medios para recuperarse, y una inflaci¨®n galopante que ha aumentado el precio de los alimentos en agosto un 14% con respecto al a?o pasado est¨¢n haciendo estragos en las capas de poblaci¨®n m¨¢s pobres y desprotegidas. A las llamadas colas del hambre nadie puede acostumbrarse, pero ...
Tres crisis seguidas, sin tiempo ni medios para recuperarse, y una inflaci¨®n galopante que ha aumentado el precio de los alimentos en agosto un 14% con respecto al a?o pasado est¨¢n haciendo estragos en las capas de poblaci¨®n m¨¢s pobres y desprotegidas. A las llamadas colas del hambre nadie puede acostumbrarse, pero han vuelto a aumentar en Madrid y otras ciudades, con la carga de estigma que conllevan, mientras crece entre los afectados el temor a que la guerra de Ucrania conduzca a una nueva recesi¨®n y agrave a¨²n m¨¢s una situaci¨®n que para ellos ya es insostenible. Las m¨²ltiples medidas de protecci¨®n social del Gobierno y una alta tasa de empleo no impiden que entidades humanitarias como Cruz Roja, C¨¢ritas o el Banco de Alimentos trabajen a destajo para atender peticiones de ayuda que no paran de crecer. Todas constatan un cambio significativo en el perfil de personas que no pueden garantizar su alimentaci¨®n: en las colas cada vez hay m¨¢s j¨®venes y m¨¢s hogares con ni?os, muchas veces a cargo de una madre sola. Si la crisis de 2008 se caracteriz¨® por una creciente feminizaci¨®n de la pobreza, ahora hay que constatar un impacto cada vez mayor en ni?os y j¨®venes con carencias materiales que afectar¨¢n sin duda a sus posibilidades de formaci¨®n y desarrollo.
El hecho de que muchos de los solicitantes de ayudas sean personas ocupadas certifica que tener trabajo ya no garantiza salir de la pobreza. La precariedad y la inestabilidad laboral, la depauperaci¨®n de los salarios y el aumento del precio de los alimentos y suministros b¨¢sicos, como la luz o el alquiler, han puesto a muchas familias en situaci¨®n de necesidad objetiva. La ¨²ltima encuesta de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estad¨ªstica revela que el porcentaje de poblaci¨®n que sufre carencias materiales severas alcanz¨® en 2021 un nuevo m¨¢ximo hist¨®rico: el 7,3%, con lo que se ha superado el anterior m¨¢ximo del 7,1% registrado en 2014 a causa de la Gran Recesi¨®n. El porcentaje de poblaci¨®n en riesgo de pobreza o exclusi¨®n social ha aumentado, de acuerdo con los par¨¢metros fijados por la UE, ocho d¨¦cimas en un a?o, hasta alcanzar el 21,7% de la poblaci¨®n. La traducci¨®n de ese porcentaje dice que en torno a 10 millones de personas viven con ingresos inferiores a 794,6 euros al mes.
El aumento de los indicadores de pobreza y exclusi¨®n refleja la persistente desigualdad como aut¨¦ntico desaf¨ªo social ante el que los programas de ayuda habilitados hasta ahora se quedan cortos o no alcanzan a quienes los necesitan de forma m¨¢s urgente. El ingreso m¨ªnimo vital aprobado en 2020 est¨¢ llegando a unos 300.000 hogares, cuando se estima que cumplen los requisitos que dan derecho a percibirlo en torno a unos 700.000. Despu¨¦s de tres crisis y pese a la incuestionable mejora de las pol¨ªticas p¨²blicas, la pobreza sigue reclamando nuevas y m¨¢s potentes estrategias para reducirla y combatir un riesgo de exclusi¨®n social, tambi¨¦n de los j¨®venes, que podr¨ªa ser irreversible.