Entre el dise?o institucional y la ideolog¨ªa, ?podemos renovar el Consejo General del Poder Judicial?
Despu¨¦s de cuatro a?os de bloqueo partidista, la tarea es doble: nombrar a los nuevos vocales de la instituci¨®n, pero tambi¨¦n introducir reformas en el sistema que ayuden a proteger su independencia y a recuperar la confianza ciudadana
Una de las principales tareas pendientes en la agenda pol¨ªtica espa?ola es la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El bloqueo ha afectado negativamente a la imagen de la instituci¨®n, y ha puesto sobre la mesa de debate la posibilidad y deseabilidad o no de llevar a cabo ...
Una de las principales tareas pendientes en la agenda pol¨ªtica espa?ola es la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El bloqueo ha afectado negativamente a la imagen de la instituci¨®n, y ha puesto sobre la mesa de debate la posibilidad y deseabilidad o no de llevar a cabo una reforma del sistema de elecci¨®n de los vocales.
Algunas soluciones al bloqueo abogan por introducir un sistema de sorteo entre los candidatos que hubiesen logrado suficientes avales, o un sistema de evaluaci¨®n de m¨¦ritos. Ambos presentar¨ªan como importante ventaja una selecci¨®n no politizada. Pero podr¨ªan derivar en un Consejo poco o nada plural, y carecen de la legitimidad que normalmente se atribuye a los procesos electorales. Adem¨¢s, ninguno resuelve el problema de base, que es la posibilidad de llegar a una situaci¨®n de bloqueo de la renovaci¨®n, derivada no solo del propio sistema de elecci¨®n actual, sino tambi¨¦n del uso y abuso que se ha hecho de este.
Aunque algunos expertos defienden la preservaci¨®n del modelo actual, argumentando que se trata de un sistema m¨¢s democr¨¢tico, la realidad es que las luchas partidistas por nombrar a los vocales han erosionado de manera sustancial la confianza ciudadana y legitimidad de la instituci¨®n. Sin embargo, un sistema en el que los jueces ganen protagonismo en la elecci¨®n tampoco est¨¢, por s¨ª mismo, exento de riesgos. Entre ellos, se se?ala habitualmente al corporativismo y los v¨ªnculos de algunas de las principales asociaciones judiciales con los partidos pol¨ªticos. Existe el temor de que, como ocurri¨® con el primer CGPJ, todas o casi todas las vocal¨ªas sean copadas por una misma asociaci¨®n, derivando as¨ª en una composici¨®n que no refleje la heterogeneidad de la sociedad espa?ola, ni de la propia judicatura.
Un buen dise?o de las instituciones que conforman nuestra democracia es fundamental para la protecci¨®n de la misma. Si bien la ideolog¨ªa es inseparable de la pol¨ªtica, y resulta inocente pretender que los responsables pol¨ªticos sean neutrales (seg¨²n la RAE, ¡°que no participen de ninguna de las opciones en conflicto¡±), se puede y debe exigir que el dise?o de las instituciones y su funcionamiento respondan a criterios objetivos (¡°pertenecientes o relativos al objeto en s¨ª mismo¡±). Esto es, enfocar c¨®mo debe ser el sistema de elecci¨®n de los jueces del CGPJ desde la ¨®ptica ideol¨®gica pone en riesgo la propia naturaleza y objetivo institucional de este ¨®rgano, que no son otros que vigilar y preservar la independencia de la Justicia.
En el caso del ¨®rgano de gobierno de los jueces, es fundamental garantizar un delicado equilibrio entre independencia y rendici¨®n de cuentas, que el primer sistema de elecci¨®n que se plante¨® para el CGPJ reflejaba de manera m¨¢s fiel que el actual. Sin embargo, es justo reconocer que esta reforma, en solitario, no solventar¨¢ todos los retos actuales a los que se enfrenta la instituci¨®n. En este sentido, algunos autores han propuesto varias reformas complementarias que ayudar¨ªan a remediar algunos de los inconvenientes anteriormente se?alados.
Primero, restringir la influencia de las asociaciones con el fin de prevenir que los partidos pol¨ªticos puedan seguir condicionando la elecci¨®n de los vocales jueces. Para ello, podr¨ªa modificarse el sistema de avales, de modo que se posibilite una mayor representatividad de la judicatura espa?ola. La reducci¨®n del n¨²mero de avales facilitar¨ªa el acceso a la elecci¨®n a m¨¢s a asociaciones, previniendo que las dos mayoritarias ocupen todas las vocal¨ªas, as¨ª como a las candidaturas individuales. Al mismo tiempo, podr¨ªa introducirse la exigencia de la paridad de g¨¦nero en la composici¨®n del Consejo.
Segundo, ser¨ªa deseable dotar de mayor seguridad jur¨ªdica a los criterios de selecci¨®n de los vocales, que hoy en d¨ªa se limitan al requisito de antig¨¹edad. Incluso podr¨ªa plantearse, a fin de mejorar la independencia interna y evitar la concentraci¨®n de poder en jueces s¨¦nior, plantear un menor peso del criterio de veteran¨ªa. Estos criterios deben ser transparentes, para lo cual deber¨ªa dise?arse un sistema de ponderaci¨®n de los mismos, p¨²blico y detallado.
Finalmente, una mejora de la igualdad de oportunidades en el sistema de acceso a la carrera judicial repercutir¨ªa positivamente en una judicatura m¨¢s plural y socialmente representativa. La creaci¨®n de un sistema de becas, como el que ya han defendido algunas asociaciones judiciales, permitir¨ªa el acceso de aquellos candidatos que cuentan con dificultades para asumir las demandas en t¨¦rminos temporales y econ¨®micos de la preparaci¨®n de las oposiciones.
La renovaci¨®n del CGPJ deber¨ªa plantearse como una doble tarea. Por un lado, es urgente una renovaci¨®n de sus miembros, que vaya seguida de una exhaustiva reforma y mejora del sistema de elecci¨®n de los mismos. Por otro lado, se trata de renovar el consenso social y pol¨ªtico sobre la importancia de proteger la independencia judicial y la confianza ciudadana en la misma. Un requisito indispensable para preservar y defender la democracia y el Estado de derecho, que pasa, necesariamente, por garantizar un buen gobierno de la Justicia.