Un mundo tan extra?o que el amor (homosexual) no significa nada
Disney apuesta por una pel¨ªcula que no sabe lo que quiere contar pero tiene muy claro de qu¨¦ tiene que hablar
La apuesta de Disney para esta Navidad, Mundo extra?o, no es una buena pel¨ªcula. Es uno de esos productos destinados al entretenimiento que no sabe lo que quiere contar pero tiene muy claro de qu¨¦ tiene que hablar. El mecanismo es sencillo: se seleccionan ingredientes narrativos de actualidad, se agitan, se adornan con una excelente animaci¨®n y se sirven con una guinda de modernidad pol¨ªticamente correcta. En esta oc...
La apuesta de Disney para esta Navidad, Mundo extra?o, no es una buena pel¨ªcula. Es uno de esos productos destinados al entretenimiento que no sabe lo que quiere contar pero tiene muy claro de qu¨¦ tiene que hablar. El mecanismo es sencillo: se seleccionan ingredientes narrativos de actualidad, se agitan, se adornan con una excelente animaci¨®n y se sirven con una guinda de modernidad pol¨ªticamente correcta. En esta ocasi¨®n los temas a tratar son: la paternidad, la masculinidad t¨®xica, la crisis clim¨¢tica, el futuro de la humanidad y como guinda, un ni?o gay. El problema es que cuando una historia no sabe ad¨®nde va, corre el riesgo no solo de aburrir, sino tambi¨¦n de derrapar. Porque cuando hablamos sin saber lo que queremos decir, casi siempre terminamos diciendo algo que no quer¨ªamos, justo como aqu¨ª sucede. As¨ª, el primer protagonista gay de la historia de Disney sirve antes para blanquear la masculinidad t¨®xica de algunos padres y abuelos, antes que para mostrar al protagonista apasionado de su propia vida.
(Antes de seguir aviso de spoilers). Y sigo. Sucede que en 2022 Disney se anima (?por fin!) a hacer una historia con un protagonista gay, un adolescente llamado Ethan y enamorado de otro chico, Diazo. Pero, curiosamente, su amor ser¨¢ el m¨¢s descafeinado de la historia de la factor¨ªa, incluso de la historia del amor. As¨ª, mientras el amor heterosexual ha sido un poderoso motor narrativo y emocional para la construcci¨®n del car¨¢cter de los personajes de Disney, el amor homosexual aparece aqu¨ª como un detalle perif¨¦rico. Tenemos un chaval de 14 a?os enamorado de otro joven, hasta aqu¨ª nada extraordinario. Lo sorprendente es que este amor carece de deseo, de conflicto, de sexualidad, de dolor y de evoluci¨®n. Por no tener, no tiene ni metraje, pues Diazo no aparece m¨¢s de dos minutos en la pel¨ªcula. Desgraciadamente, el primer protagonista gay de la historia de Disney ha sido tan aceptado como invisibilizado. ?Pero no era este chaval el protagonista? Qu¨¦ va. Los protas de verdad son el padre y el abuelo: suyo es el deseo, suyo es el conflicto, suya la evoluci¨®n y suyo es, una vez m¨¢s, el relato.
El abuelo, Searcher Clade, es un explorador ligado a la idea de progreso sin l¨ªmite, a la fuerza, el poder y la falta de escucha y empat¨ªa. Este hombre es un representante reconocible de una masculinidad que forma parte del pasado y que en la pel¨ªcula abandonar¨¢ a su hijo (y a su mujer y a sus compa?eros de expedici¨®n) al entender que su v¨¢stago no seguir¨¢ sus pasos. O est¨¢s conmigo o est¨¢s contra m¨ª es su idea de la paternidad. De modo que Jaeger Clade, el padre del joven protagonista, rompe con el abuelo explorador para dedicarse a ser granjero. Del hombre que conquista para dominar el mundo pasamos al hombre que lo siembra para producir y, finalmente, la saga se completa con Ethan Clade, el joven gay que va a servir no tanto para superar las masculinidades anteriores como para reconciliarnos con ellas. Y aqu¨ª es donde el relato empieza a derrapar. As¨ª, el abuelo conquistador y el padre productor (amoroso y dedicado pero dispuesto a exigir de nuevo que su hijo sea una extensi¨®n de su legado) abordan con absoluta normalidad la homosexualidad del protagonista. Y de este modo dan a entender no solo que ser homosexual no presente ning¨²n problema (como as¨ª es), sino que no lo presenta para nadie y que nunca lo ha presentado.
El granjero habla con su hijo sobre el chico que le gusta sin que la homosexualidad del chaval a?ada ning¨²n conflicto o sentido extra a la historia. Hasta aqu¨ª bien, cuadra con el padre productor y blando y adem¨¢s se agradece. Lo extra?o viene cuando el abuelo (ese que no escucha y conquista) tampoco concede la menor importancia al hecho de que su nieto sea gay. La reacci¨®n de un abuelo as¨ª no es veros¨ªmil y sirve antes para blanquear al abuelo que para dar su lugar al nieto. Despu¨¦s de todo es f¨¢cil aceptar que tu nieto sea homosexual cuando ser gay no significa nada. Porque el amor homosexual que nos propone Disney ¡ªesa f¨¢brica inagotable de eros¡ª est¨¢ hueco, carece de deseo, de evoluci¨®n y de cualquier tensi¨®n sexual o amorosa. En realidad, Disney concedi¨® mayor tensi¨®n sexual a Nala y Simba en El rey le¨®n que a esta pareja de chicos.
Descartado el amor como motor narrativo, abordemos el segundo tema de la peli: la crisis clim¨¢tica. Al comienzo de la cinta casi parece que Disney se atreve a relacionar la cultura patriarcal con una idea de progreso que conduce a la extinci¨®n, pues las tres generaciones tendr¨¢n que emprender un viaje al centro de la Tierra por aquello de que la forma de los hombres de habitar el planeta est¨¢ llev¨¢ndolo irremediablemente a la extinci¨®n. Pero el viaje no servir¨¢ para componer una nueva forma de entender el mundo y nuestra relaci¨®n con ¨¦l. Al rev¨¦s, el viaje sugiere que el mundo no existe, un poco como si la crisis clim¨¢tica pudiera solucionarse porque la Tierra es plana. S¨¦ que no lo van a creer, pero sucede que despu¨¦s de una hora de recrear un mundo fant¨¢stico y poco sorprendente ¡ªrecuerda tanto a Julio Verne que demuestra que sus creadores dispon¨ªan de muchos colores pero poca imaginaci¨®n¡ª sucede que la expedici¨®n no era al centro de la Tierra, sino que toda la aventura ha transcurrido en el sistema inmune de un organismo vivo dentro del cual habitamos. As¨ª, la ¨²ltima imagen de la pel¨ªcula es una enorme tortuga encima de la Tierra, una imagen poderosa que da a entender que el mundo no es como lo imaginamos. Que nuestra misi¨®n es sanar su organismo enfermo m¨¢s que responsabilizarnos del da?o que estamos infligiendo. Un enorme gal¨¢pago que explica muy bien la diferencia entre imaginar un mundo nuevo y falsear la realidad. Porque no existe tal tortuga, como no existe ning¨²n abuelo patriarcal a quien no moleste la homosexualidad de sus nietos. Como tampoco existe la homosexualidad carente de deseo sexual y de pasi¨®n amorosa. Qu¨¦ pena, no era tan dif¨ªcil ni tan moderno. Solo hab¨ªa que contar una historia de amor con verdad.