Entre el apa?o y la chapuza
En realidad, la mesa de di¨¢logo no ha tratado de la crisis constitucional sino el sobre el desmontaje de la respuesta penal al proc¨¦s
La tramitaci¨®n de la reforma del C¨®digo Penal parece estar convirti¨¦ndose en una chapuza de equ¨ªvoca justificaci¨®n. El argumento de la adecuaci¨®n del delito de sedici¨®n a legislaciones homologables parece m¨¢s bien discutible mientras no se redacte uno nuevo que permita condenar delitos contra la Constituci¨®n como los que se produjeron en 2017. No menos discutible es la cutr¨ªsima enmienda presentada el viernes por Esquerra Republicana y que propone rebajar las pen...
La tramitaci¨®n de la reforma del C¨®digo Penal parece estar convirti¨¦ndose en una chapuza de equ¨ªvoca justificaci¨®n. El argumento de la adecuaci¨®n del delito de sedici¨®n a legislaciones homologables parece m¨¢s bien discutible mientras no se redacte uno nuevo que permita condenar delitos contra la Constituci¨®n como los que se produjeron en 2017. No menos discutible es la cutr¨ªsima enmienda presentada el viernes por Esquerra Republicana y que propone rebajar las penas por malversaci¨®n si no hay ¨¢nimo de lucro del corrupto, con lo que ver¨ªan sensiblemente rebajadas sus condenas los encausados o condenados por la celebraci¨®n del refer¨¦ndum del 1 de octubre pero tambi¨¦n aquellos responsables pol¨ªticos implicados en la creaci¨®n de redes clientelares desde las instituciones p¨²blicas.
A la hora de interpretar por qu¨¦ el Gobierno est¨¢ dispuesto a practicar tanta ingenier¨ªa jur¨ªdica, mientras el poder judicial sigue encerrado deslegitimando su juguete, la ¨²nica explicaci¨®n plausible es esta: la apuesta por afianzar una mayor¨ªa parlamentaria apa?ando un arreglo que permita acabar con la anormalidad institucional en Catalu?a como consecuencia de la desactivaci¨®n del proc¨¦s por la v¨ªa penal. Durante la actual legislatura, este ha sido el contenido de la carpeta catalana. Lo otro, maniobras de escapismo. Dos meses y medio despu¨¦s de la sentencia del Tribunal Supremo, un mes y medio despu¨¦s de las elecciones generales, se dio a conocer el acuerdo suscrito por el PSOE y ERC. Era el 2 de enero de 2020. En virtud de ese acuerdo, los diputados republicanos en el Congreso se abstendr¨ªan en la votaci¨®n de la investidura de Pedro S¨¢nchez y, a cambio, se constituir¨ªa una mesa de di¨¢logo entre el Gobierno central y el de la Generalitat cuyo prop¨®sito era la resoluci¨®n del conflicto pol¨ªtico en Catalu?a. La naturaleza de dicho conflicto no quedaba definida en los dos folios del acuerdo, pero se nombraba su existencia: llamadlo conflicto¡ El redactado era lo suficientemente ambiguo como para que m¨²ltiples actores pudiesen proyectar sobre la mesa lo que m¨¢s les conviniese en funci¨®n de sus intereses partidistas: la oposici¨®n popular la caracteriz¨® desde el primer momento como la prueba del algod¨®n de la traici¨®n de un presidente ileg¨ªtimo; la principal oposici¨®n a Esquerra, liderada por sus antiguos e iluminados socios de Junts, han tratado de sabotearla o reconvertirla en un espacio m¨¢s de impostada confrontaci¨®n de tuit y sal¨®n.
La primera reuni¨®n de la mesa se celebr¨® el 26 de febrero de 2020 en el Palacio de La Moncloa, cuando la covid ya estaba expandi¨¦ndose de Wuhan al mundo. En la web del presidente del Gobierno y el Consejo de Ministros sigue colgado el v¨ªdeo que resume el encuentro. Recibimiento en los jardines de Palacio, llegada en solitario del president Quim Torra, dos delegaciones formadas por ambos presidentes y ministros sentados frente a frente en una sala de reuniones, rueda de prensa posterior y comunicado conjunto. Imagino el trabajo previo de los equipos de protocolo para escenificar la reuni¨®n como si se tratase de una cumbre al m¨¢s alto nivel. Porque ese era el imaginario que el independentismo gubernamental, especialmente Esquerra, necesitaban mostrar a su electorado: la constituci¨®n de un foro bilateral en el que, seg¨²n se publicit¨®, solo iba a negociarse sobre la amnist¨ªa y la autodeterminaci¨®n porque esos eran los dos ¨²nicos temas que estar¨ªan en la agenda desde la perspectiva independentista.
Cumbres parecidas se han repetido en alguna ocasi¨®n puntual, por ejemplo en el Palau de la Generalitat, pero en realidad la dichosa mesa de di¨¢logo ha funcionado siempre como un Macguffin. Ha sido el elemento de suspense y distracci¨®n a trav¨¦s del cual avanzaba la legislatura, pero su trama nunca ha sido la negociaci¨®n sobre la crisis constitucional sino el progresivo desmontaje de la respuesta penal que se dio al proc¨¦s. Este era y sigue siendo el conflicto realmente existente en Catalu?a, derrotado el nefasto ciclo de la unilateralidad y finiquitada la desobediencia institucional de la Generalitat. Lo fundamental es que ese desmontaje no abra espacios de ambig¨¹edad que pueden empeorar la calidad de nuestra democracia. No debe confundirse un apa?o con una chapuza.