La primera reacci¨®n es la que cuenta
Frente a una informaci¨®n detallada sobre los pagos del Bar?a al vicepresidente de los ¨¢rbitros, Laporta respondi¨® con las sospechas sobre la oportunidad del titular
En la vida y en las relaciones, la primera reacci¨®n es la que cuenta. En general, es as¨ª en todas las cosas, aunque suene injusto. T¨² puedes echar la tarde entre plataformas buscando la pel¨ªcula ideal para toda la familia, que sea apta y sin violencia ni desnudez ni lenguaje malsonante ni miedo ni angustia ni vida, en fin. T¨² puedes dar con una pel¨ªcula blanca y sin relieves, tan sin nada que no tenga ni argumento, y que, aun as¨ª, a tu hijo le d¨¦ por sorprenderte de pronto con una inquietud inesperada que no tenga nada que ver: ...
En la vida y en las relaciones, la primera reacci¨®n es la que cuenta. En general, es as¨ª en todas las cosas, aunque suene injusto. T¨² puedes echar la tarde entre plataformas buscando la pel¨ªcula ideal para toda la familia, que sea apta y sin violencia ni desnudez ni lenguaje malsonante ni miedo ni angustia ni vida, en fin. T¨² puedes dar con una pel¨ªcula blanca y sin relieves, tan sin nada que no tenga ni argumento, y que, aun as¨ª, a tu hijo le d¨¦ por sorprenderte de pronto con una inquietud inesperada que no tenga nada que ver: ¡°Pap¨¢, ?qu¨¦ es follar?¡±. La cosa no est¨¢ en la pregunta, que la curiosidad mueve el mundo, sino en tu respuesta. La cosa estar¨¢ en las mil¨¦simas de segundo en que arquear¨¢s las cejas y abrir¨¢s los ojos y, en un instante fugaz, notar¨¢s como si cientos de guionistas preparasen para ti una respuesta r¨¢pida y concluyente, que zanje nuevas preguntas. No har¨¢ falta que digas nada: tu manera de actuar ser¨¢ tu respuesta.
Somos nuestro primer impulso: lo que pensamos al o¨ªr c¨®mo el ministro de Agricultura pide paciencia cuando le preguntan por las nuevas medidas para rebajar el precio de los alimentos. El primer impulso fueron tambi¨¦n los cargos intermedios que, a manera de prueba, dej¨® caer el Ministerio de Transportes tras el fiasco de los trenes de Asturias y de Cantabria, para ver si con eso serv¨ªa. Nos delatan nuestras primeras respuestas y lo que venga despu¨¦s ser¨¢n ya rectificaciones. As¨ª nos medir¨¢n los dem¨¢s y, lo que es peor, as¨ª nos mediremos nosotros. Por eso duelen tanto las veces que no hemos hecho lo que deb¨ªamos, porque la respuesta natural, la instintiva, tiene que ser la buena. Ser¨¢ la que nos defina, al menos. Uno tiene a diario miles de ocasiones para equivocarse y solo puede remediarlo con una reacci¨®n a tiempo.
La ma?ana en que el programa Qu¨¨ t¡¯hi jugues, de SER Catalunya, adelant¨® los pagos del FC Barcelona al vicepresidente del comit¨¦ de ¨¢rbitros, a Joan Laporta se le abri¨® un abanico de posibles declaraciones, desde el llegaremos al fondo del asunto al no s¨¦ de qu¨¦ me hablan. Opt¨®, sin embargo, por se?alar al medio y caer en aquello que ¨¦l ped¨ªa evitar: las insinuaciones. Frente a una informaci¨®n detallada ¡ªque fue incapaz de desmentir ni discutir¡ª, respondi¨® con las sospechas sobre la oportunidad del titular.
Quedar¨¢ esa reacci¨®n, que dice tanto, porque fue la primera que tuvo Laporta. Quedar¨¢ que dej¨® pasar los d¨ªas hasta salir a dar m¨¢s explicaciones en el Camp Nou. Hubiera sido m¨¢s honrosa una respuesta inmediata que respetase a la audiencia y a la afici¨®n, capaz de apreciar que pedir explicaciones por un esc¨¢ndalo no te pone del lado de un personaje como Javier Tebas. Te pone, sencillamente, en tu sitio. Hubiera sido sin duda mejor que, ante la primera informaci¨®n inesperada, el presidente del Bar?a nos hubiera contestado sin rodeos a la pregunta de qu¨¦ es follar, porque no contestar ya es darnos una respuesta.